Gran Canaria cuenta con cerca de mil hectáreas estratégicas ya seguras mantenidas con trabajos de motosierra, desbrozadoras, quemas prescritas y con pastoreo controlado

El Cabildo comienza esta semana en la Cumbre la campaña anual de quemas prescritas con una acción destinada a reducir el combustible forestal para aminorar el impacto de los grandes incendios forestales entre el Pico de las Nieves y la Cruz de los Llanos.

Así, la Consejería de Medio Ambiente solicita a la población local que no se alarme si durante estas semanas se ven columnas de humo en la Cumbre, ya que son absolutamente normales en esta época y no significa que se esté produciendo un incendio forestal sino todo lo contrario.

Precisamente, la labor de quemas prescritas que lleva a cabo periódicamente el personal de la Unidad Operativa de Fuegos Forestales (UOFF) del Cabildo grancanario sirvió para contener varios flancos del ultimo gran incendio sufrido en la Cumbre a finales de julio de este año 2023, lo que permitió que el fuego no creciera ni avanzara con más fuerza y facilitó enormemente su extinción.

El Plan General de Quemas tiene como objetivo contar con zonas estratégicas de la isla tratadas y despejadas de combustible forestal mediante el uso de fuego prescrito para que Gran Canaria esté más preparada para hacer frente a los grandes incendios forestales.

Gran Canaria cuenta con cerca de mil hectáreas ya seguras, mantenidas con trabajos de motosierra, desbrozadoras, fuegos controlados y con pastoreo controlado, de manera que se evite que los incendios que llegan a las partes altas de la isla pasen del norte al sur mediante el salto de las cenizas o las pavesas a grandes distancias.

La campaña se desarrolla todos los años, entre otras zonas estratégicas, en la Cumbre, desde Tamadaba a Los Marteles, y se ejecuta a diario en aquellos lugares en los que la meteorología lo permite.

Las quemas prescritas imitan los fuegos que, de manera natural, ocurren en la naturaleza. Se realizan a partir de octubre, con el tiempo húmedo, lo que genera unas las llamas pequeñas, y un fuego de baja intensidad que elimina parte de la vegetación y así evitar un futuro incendio forestal. En la actualidad estas quemas las hace personal especializado, que además de realizarlas con eficacia y seguridad, controlan que no afecte negativamente al ecosistema.

En 2017 se logró con estas técnicas que el incendio que asoló el Pico de La Gorra y Los Marteles no se extendiera a la cuenca de Tirajana, que tenía un potencial para quemar más de 12.000 hectáreas. Y lo mismo sucedió en 2019, cuando se evitó que los fuegos de Artenara y Valleseco alcanzaran la cuenca de Tejeda por las pavesas (cenizas voladoras) que, en caso de grandes incendios forestales, pueden saltar a decenas de kilómetros.

Estas quemas prescritas se enmarcan dentro de ‘Gran Canaria Mosaico’, una estrategia de prevención de grandes incendios forestales impulsada por el Cabildo de Gran Canaria que promueve la recuperación de paisajes mosaico diversos, habitados y con menor riesgo basados en actividades agrícolas, ganaderas y forestales y la adaptación de la sociedad para convivir con el fuego.

Federico Grillo asegura que el 74% de la superficie afectada por el incendio de Tejeda registró una afección media o baja, debido a que en esas zonas se realizaron estos trabajos preventivos

El Cabildo de Gran Canaria refuerza su apuesta por incrementar las quemas prescritas en los montes de la Isla, tras volver a comprobar su eficacia en el incendio forestal que se produjo en Tejeda, en el que las zonas tratadas con este procedimiento apenas se vieron afectadas por el fuego. Así lo manifestó el jefe de Emergencias de la Corporación insular, Federico Grillo, quien subrayó que ese siniestro tuvo una repercusión media o baja en el 74% de las 431 hectáreas dañadas, debido a que ya se habían realizado en ellas estos trabajos preventivos.

"Tenemos más de 1.000 hectáreas en la Isla tratadas con quemas preventivas, que podríamos plantear como un cierto sacrificio necesario para detener los incendios, porque, en muchos sitios, se hacen cortafuegos, en los que limpiamos totalmente el monte y dejamos una zona descampada. Aquí hemos apostado por un modelo de cortafuego que se ha convertido en un monte mucho más resistente y más sano que la parte que no hemos tocado, en la que se han tenido mayores daños", manifestó Grillo. "Y la idea es apostar todavía más por este tipo de actuaciones en invierno, en zonas con una longitud muy pequeña y una humedad muy alta, donde podemos ser realmente muy quirúrgicos en la acción".

En este sentido, el jefe de Emergencias del Cabildo incidió en la importancia de no medir las repercusiones de un incendio forestal por la superficie quemada, porque, como indicó, hay lugares a los que el fuego no hace nada. En este caso, concretó que un 26% de la superficie, 131 hectáreas de las 431 afectadas, sí presenta un grado de afección importante, mientras que un 36% tiene daños de baja intensidad.

Grillo, que acompañó hoy al consejero de Obras Públicas, Infraestructuras, Arquitectura y Vivienda, y presidente insular accidental, Augusto Hidalgo, a visitar la zona que sufrió el último incendio forestal que se ha producido en Gran Canaria, explicó que el Cabildo cuenta con una serie de infraestructuras distribuidas por todo el territorio, especialmente en aquellos lugares donde saben que peor se van a comportar las llamas y que, incluso, pueden lanzar cenizas y pavesas a grandes distancias, que las propagarían las llamas.

"Durante 20 años, hemos trabajado en todas estas zonas y tenemos una gran área cortafuegos, un cinturón que va por las crestas y por las divisorias de agua, que separa norte y sur de la Isla. Empieza en la zona de Los Marteles, va por el centro, por Cruz de Tejeda, llega a Artenara y sigue hasta Tamadaba, que ya en el incendio de 2019 que resultó un freno en Artenara y Valleseco, para que no saltara a la cuenca sur, y funcionó también muy bien en 2017", recordó. "En este caso, el fuego entró por Los Llanos de la Pez y la cabeza del incendio vino hasta el Pico de Las Nieves".

En este sentido, hizo hincapié en que todo el lugar ya estaba tratado y, por ello, el fuego que llegaba de copa, con longitudes de llama que superaban los 20 y 30 metros imposibles de detener, al llegar a la zona trabajada, bajó a nivel de superficie y se quedó con una llama de apenas 10 o 20 centímetros, lo que permitió que la propia carretera lo detuviera. Asimismo, llegó mansamente a la carretera a la zona de las instalaciones militares y se produjo un salto por pavesas a corta distancia, que los propios militares pudieron apagar con mangueras. Y, finalmente, en su recorrido en dirección al Pico de Las Nieves, la propia carretera fue deteniendo el incendio.

En vista de este comportamiento del fuego, Grillo aseguró que, el tratamiento que el Cabildo está realizando en los montes, por una parte, sirvió para detener la base el incendio; además, evitó el salto a gran distancia a la cuenca de Tirajana, con un potencial de cerca de 10.000 hectáreas y un volumen de población importante en Tunte, Santa Lucía, toda la parte de Taidía y Risco Blanco, y, por otro lado, defendió las infraestructuras y a las personas que se encontraban en esa zona.

Junto a de todo ello, remarcó que también produjo una serie de efectos beneficiosos para el propio monte, ya que el pinar resultó muy poco afectado, hasta el punto de que, aprovechando el incendio, se autolimpió y, en unos meses, la cicatriz que generaron las llamas estará camuflada y el manto de pinocha que ha quedado en el suelo mitigará la erosión. "En definitiva, el tratamiento le ha venido bien al pinar, para que sea más resistente ante futuros incendios", aseveró. "Sin embargo, en las zonas que no se han tratado, que son el interior de las masas de pinar, se produjeron fuegos de copa, con una alta afección al suelo, donde ha desaparecido toda la parte aérea y debe iniciar un ciclo de rebrotar y la puesta en luz provocará la entrada de matorral y fomentará futuros fuegos de copa nuevamente en la zona. Por eso, la apuesta la tenemos clara y debe ser continuar con estos tratamientos", concluyó.

Personal de la Unidad Operativa de Fuegos Forestales, los Equipos PRESA, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, lleva a cabo esta semana en la Cumbre la campaña de quemas prescritas destinada tanto a limpiar las áreas cortafuego y, con ello, a prevenir los incendios forestales como a entrenar al personal que hace frente a estos siniestros. Las labores se desarrollan junto a efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) de la base de Gando y a un grupo de Bomberos de la Comunidad de Madrid trasladados a la isla desde el domingo 17 de abril

Estas operaciones se enmarcan en un Plan General de Quemas que, a su vez, forma parte de un Proyecto de Selvicultura Preventiva, y tienen como objetivo contar con zonas estratégicas de la Isla tratadas y limpias mediante fuego prescrito, para que Gran Canaria esté más preparada, con áreas cortafuegos, para hacer frente a los grandes incendios forestales.

“Estas maniobras han hecho posible que, en estos momentos, dispongamos en la Isla de unas mil hectáreas seguras, que vamos manteniendo con trabajos de motosierra, desbrozadoras y con estos fuegos controlados”, asegura Federico Grillo, jefe de la Sección de Emergencias y responsable de incendios forestales del Cabildo de Gran Canaria. “Y de este modo, podemos evitar que los incendios que llegan a las partes altas de Gran Canaria pasen del norte al sur, mediante el salto de las cenizas o las pavesas a grandes distancias”, añade.

Con ese propósito, esta semana han comenzado las primeras quemas prescritas del año. “No ha sido posible realizarlas con anterioridad debido a que había una gran humedad en el ambiente”, aclara Grillo. “Pero, la pequeña ola de calor que se produjo en Semana Santa ha secado las zonas y ahora ya tenemos las condiciones idóneas para trabajar”, especifica.

La campaña se desarrolla todos los años, entre otras zonas, en la Cumbre, desde Tamadaba a Los Marteles, y se ejecuta a diario en aquellos lugares en los que la meteorología lo permite. Así, este lunes se operó en el Pico de la Gorra, en donde se continúa hoy martes, y los expertos prevén trasladarse al área de Los Llanos de la Pez el jueves y el viernes.

Las tareas las realizan cada día una decena de bomberos y bomberas forestales del Cabildo, junto a un pelotón de la UME y a siete agentes de Bomberos de la Comunidad de Madrid, que se han trasladado a Gran Canaria con el fin de aprender las técnicas de prevención de incendios que aplican los expertos de la Corporación Insular.

El proceso de quema implica, además de una limpieza de la zona tratada, una mejora de las capacidades de las unidades una vez declarado el incendio. Consiste en utilizar el mismo fuego como un instrumento de extinción (fuego técnico), para lo que queman la zona situada por delante del incendio y se apoyan en carreteras y en caminos, e incluso crean pequeñas sendas como líneas de defensa, de modo que, cuando las llamas llegan a esos puntos, se detienen.

“Se trata de unas maniobras específicas para esas partes de los incendios que son más difíciles de controlar y que han convertido Gran Canaria en pionera en Europa en estas prácticas”, recalca Federico Grillo. “Empezamos en 2001 y ahora, tras 20 años de experiencia, en muchos lugares nos consideran maestros del fuego”, afirma.

Tal es así que, a lo largo de estos años, la UOFF de la Corporación Insular ha ayudado a otros operativos a formarse y a mejorar sus capacidades para luchar contra los incendios. Por eso, si bien los que hoy están en la Isla son bomberos de Madrid, en ediciones anteriores se ha contado con personal llegado de distintos rincones del país, como Granada, Asturias, Castilla La Mancha, Aragón o Navarra, entre otros.

Y es que, como recuerda el responsable insular de incendios forestales, “Gran Canaria posee varias áreas cortafuegos seguras, cuya eficacia se puso de manifiesto en los grandes incendios de 2017 y 2019, cuando conseguimos detener las cabezas de fuegos cuya virulencia era muy superior a la capacidad de extinción de los medios con que se contaba”.

De hecho, tal y como él mismo relata, en 2017 se logró que el incendio que asoló el Pico de La Gorra y Los Marteles no se extendiera a la cuenca de Tirajana, que tenía un potencial para quemar de más de 12.000 hectáreas. Y lo mismo sucedió en 2019, cuando se evitó que los fuegos de Artenara y Valleseco alcanzaran la cuenca de Tejeda por las pavesas (cenizas voladoras) que, en caso de grandes incendios forestales, pueden saltar a decenas de kilómetros con lo que la gestión de la prevención debe ir encaminada a detener la virulencia que genera ese salto.

“Estas campañas nos sirven tanto para limpiar y mantener a punto nuestra zona segura como para formar a nuestro personal y a otros colectivos que, en caso de que se produzca un incendio en la Isla, ellos mismos son quienes vienen a ayudarnos”, concluye Federico Grillo.