El 4 de enero de 1920 fallecía en Madrid, en su casa de Hilarión Eslava, don Benito: Benito Pérez Galdós. Con él desaparecía uno de los grandes escritores de lengua española. Y con él, también, se iba uno de los testigos más comprometidos con la historia de España que le tocó vivir.

Una marea humana acompañó a Galdós en su entierro. hoyLas calles de Madrid, escenario vivo de su creación literaria, y sus personajes, sirvieron al escritor para poblar su vasta e ingente obra literaria. Como apuntó el reconocido galdosista y profesor Alfonso Armas Ayala, “desde 1843 a 1920, más de setenta años escuchando, palpando el latido español. Intentando proclamar su mensaje tras la careta de la sonrisa y de la tragedia. Llevando, con crudeza, en la escena, las fanfarrias acartonadas de la historia; describiendo en sus novelas las rinconeras menos frecuentadas por los historiadores. O, a partir de 1907, entrando de lleno en la política de su país; comprometiéndose con una doctrina política”.

Los años próximos a su fallecimiento Galdós vivía en su chalecito de Argüelles, propiedad de su sobrino José Hurtado. Dictando, entonces, porque ya no podía escribir, su último Episodio, Cánovas; y porque, aun ciego, pretendía ocultar su ceguera, su ya inseparable ceguera. “En ese clima de soledad y olvido transcurren los últimos años del novelista -escribe Pablo Beltrán de Heredia-. Y es entonces cuando prenden en su espíritu la evocación y la nostalgia... Al sentir la proximidad de la muerte, absorto en lejanas evocaciones, balbuceaba frases de niño, y entonaba, con voz trémula, infantiles endechas de Canarias, dulces canciones de la tierra natal”.

Portada del ABC dando cuenta del entierro del novelista canarioGrandioso homenaje

El día de la muerte de Benito Pérez Galdós, el gran poeta Marcos Rafael Blanco Belmonte escribía en ABC que “era una maravilla contemplar la naturalidad con que el maestro, ya en la senectud, esquivaba resueltamente aceptar el grandioso homenaje que intentaron tributarle muchos admiradores”.

El considerado como uno de los grandes novelistas españoles de todos los tiempos, el mayor genio de la literatura realista del siglo XIX, murió casi sin dinero en su casa madrileña, pero cargado de laureles. “Mientras más libros vendo –dijo en una ocasión–, menos dinero gano. Voy a ser el único editor que se haya arruinado a fuerza de vender muchas ediciones”.

El cariño que se le profesaron los españoles fue enorme. Su féretro fue acompañado, desde el Ayuntamiento hasta el cementerio de la Almudena, por más de 20.000 ciudadanos. “Madrileños, ha muerto Galdós, el genio que llenó de gloria la literatura de su tiempo con las asombrosas creaciones de su pluma”, dijo el alcalde de Madrid, Don Luis Garrido Juaristi, el día de su entierro.

Por allí pasaron los hermanos Quintero, Jacinto Benavente, el maestro Bretón o Miguel Echegaray, ministros, concejales, alcaldes y presidentes de las principales asociaciones literarias del país, conscientes de lo que representaba el finado… mientras que el Rey Alfonso XIII, en cuanto tuvo conocimiento de la trágica noticia, firmó un decreto por el que el Estado correría con todos los gastos y se le concederían los mismos honores que el poeta Campoamor.

Morir plácidamente

“Al alborear la aurora de ayer cayó a los pies de la muerte, frío y tenso, el cuerpo gigante del glorioso patriarca. Ya sus ojos descansan para siempre en la sombra, y su alma, en el misterio. Ya se cerró su boca que tan poco habló y se crispó su mano formidable, que de tantas maravillas fue creadora”, escribía en ABC Zurita, el mismo del que nació la idea de aquella estatua que tanto le emocionó al escritor, en las tertulias que pasaba en la alcoba de Galdós, junto al escultor Vitorio Macho, el cronista Mariano Ramírez Ángel y los hermanos Quintero.

Su delicado estado de salud se había agravado desde que el 13 de octubre de 1919 sufriera una grave crisis de uremia, con fuertes achaques cerebrales, respiratorios, circulatorios y digestivos, que le impidieron desde entonces levantarse de la cama. La madrugada del 4 de enero de 1920, los familiares de Galdós escucharon un grito angustioso que rompió el silencio de la casa. Corrieron al lado de la cama de Don Benito, que se llevaba las manos a la garganta e intentaba incorporarse. Poco después caía sobre la cama y le vieron morir plácidamente.

Este lunes falleció en Santa María de Guía doña María Dolores Moreno Falcón, conocida cariñosamente por Maruca, una de las tradicionales dulceras de esta Ciudad. Tal y como recordaba hoy el alcalde, Pedro Rodríguez, en el año 2017 el Ayuntamiento de esta Ciudad le brindó un emotivo homenaje en el marco de las fiestas patronales de La Virgen para mostrarle “la gratitud y reconocimiento público de este municipio por haber conservado junto a su suegra, doña Chonita, una hermosa tradición, nuestros famosos dulces de Guía, parte fundamental de nuestro patrimonio gastronómico, preservando así una parte esencial de nuestra memoria colectiva”. El primer edil guiense ha lamentado su pérdida y trasladado las condolencias a su familia.

María Dolores Moreno Falcón nació en San Felipe en 1927. Será a raíz de su matrimonio con el hijo de doña Chonita Miranda, Fernando Pérez Bautista en el año 1952, cuando comience a colaborar con su suegra en las labores propias de la elaboración de los dulces, hasta que por razones de edad primero Chonita y posteriormente su hija Amada, dejan de hacerlo, quedándose ella sola al frente de esta en las últimas décadas del pasado siglo XX y principios del XXI, contando para ello con la colaboración de dos de sus hijos: María Dolores y Juan Isidro.

Los dulces que confeccionaba han sido bastante variados, además de los conocidos tradicionalmente: polvorones, refresco, cocada, etc. En su horno también se realizaban, especialmente por encargo, otro tipo de repostería, como quesadillas, pan de huevo, pan de rey, pan de limón, pan de millo, lengüillas, suspiros, bizcochos lustrados, queques, brazo de gitano, etc.

Este miércoles fallecía a los 75 años de edad doña Nieves Medina Vega, más conocida en Gáldar, como Nieves La Capitana, quien fue distinguida en 2016 con la Pintadera de Oro de la Ciudad de Gáldar, por ser una mujer emprendedora, al frente siempre de su tienda en el barrio de La Montaña. El alcalde de la ciudad, Teodoro Sosa Monzón, así la recordaba hoy con su carácter afable y su buen talante, siempre con una sonrisa, muy atenta y cariñosa con sus vecinos.

Viuda de Manuel Díaz López, con el que tuvo tres hijos Juan Manuel, Javier y Luci, y seis nietos, sus primeros trabajos fueron en la agricultura. Ya casada abre una pequeña tienda frente al colegio del barrio de la Montaña de Gáldar, una de las llamadas tiendas de aceite y vinagre “la tienda de Nieves la capitana”, mujer fuerte y trabajadora , mantuvo abierto el comercio hasta el momento de su jubilación.

“Cómo admiro a esta mujer”, señaló sobre ella el alcalde en el acto de entrega de distinciones, que ayudó a muchas familias sobre todo del barrio de La Montaña, “fiando” para que salieran adelante, con la generosidad silenciosa de la que siempre hizo gala.

Este martes fallecía en Gáldar a los 89 años de edad doña Rita Guadalupe del Rosario Betancort muy conocida en su barrio natal de San Isidro y en toda Gáldar por regentar durante muchos años la conocida Panadería Carmita. En 2016, el alcalde de la ciudad, Teodoro Sosa Monzón, le hacía entrega de la Pintadera de Oro de la ciudad de Gáldar y hoy lamentaba profundamente su pérdida trasladando sus condolencias a toda su familia y recordándola por su bondad, su alegría y su generosidad y sobre todo por representar a esas mujeres panaderas que como su propia madre ayudó a quitar el hambre a muchas familias galdenses en una época difícil.

Una mujer trabajadora y muy colaboradora en el ámbito vecinal, muy cercana a los vecinos, alegre, siempre risueña y servicial, la recordó con cariño el alcalde.

Viuda de Juan Jiménez García, tuvieron un hijo, Juan Manuel Jiménez del Rosario y dos nietas , Rita Guadalupe fue, hasta el cierre de la misma, la propietaría de la famosa “Panadería Carmita” de San Isidro de Gáldar.

Aprendió el oficio de sus padres en la panadería familiar , que estaba dada de alta como tal desde el año 1936, con lo que estuvo abierta casi setenta años. Heredó la empresa que llevó y administró hasta su jubilación.

La tarde de este domingo Gáldar conoció la triste noticia del fallecimiento a la edad de 86 años de Francisco Saavedra Sosa, conocido popularmente como ´Pancho´ Saavedra, agente jubilado de la Policía Local de Gáldar

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, ha querido recordar su figura destacando sus dos grandes pasiones: la música y la vocación de servicio público que demostró los años que formó parte del cuerpo de la Policía Local, del que fue su agente número cuarenta.

‘Pancho’ Saavedra fue miembro con tan solo once años del mítico grupo Los Hijos de la Noche, precursor de la música folclórica en el municipio de Gáldar desde los años 40 del siglo pasado, formando parte más tarde del Grupo Folclórico Los Cebolleros durante casi un cuarto de siglo y del que llegó a ser presidente y de la Coral Polifónica de Gáldar. En el año 2015 participó en el Festival Agáldar, Cultura y Tradición acompañando a la guitarra a Carmen Estévez, su pareja, con quien formó un perfecto dúo interpretando ‘Escríbeme’.

Durante dos décadas formó parte del cuerpo de la Policía Local de Gáldar, en el que ingresó con 42 años formando parte de él hasta su jubilación. Pancho era una persona de carácter afable y dotado de una privilegiada memoria que le permitía conocer la práctica totalidad de las relaciones familiares del municipio, lo que hizo que se ganara el cariño de muchos ciudadanos que acudían a él para la resolución de problemas.

Teodoro Sosa expresó sus condolencias en nombre de la Corporación municipal a su pareja, sus hijos, nietos y familiares, recordando su prodigiosa memoria de la que siempre nacían anécdotas y vivencias que permitían hacerse una idea de la evolución de la Gáldar de la posguerra hasta nuestros días.

Gáldar perdía este jueves a un vecino muy querido en el municipio, y especialmente en la zona de Saucillo, en las medianías, don José Moreno Ramos, que fallecía a los 101 años de edad. El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, quien precisamente lo felicitó y visitó con motivo de su cien cumpleaños el 30 de septiembre del pasado año, acompañado por la concejala del Mayor, Dolores Delgado, quiso expresar públicamente sus condolencias a su viuda, doña Anastasia Mendoza, sus hijos y a toda su gran familia y recordarlo con su enorme fortaleza y con todos los años de trabajo al lado de su esposa, siempre incansable cuidando del ganado y elaborando quesos de forma artesanal hasta hace muy poco.

Precisamente este año, en el marco de las Fiestas de Santiago 2021 hizo entrega a su esposa la Pintadera de Oro de la Ciudad para compartirla con él, merecedores de esta distinción, representando como lo han hecho la vida rural y un trabajo al que ambos le han dedicado tantos años de sus vidas, y sin ser lo suficientemente pago, continuado con la sabiduría transmitida por generaciones de familias

Don José Moreno residía en el pago de Saucillo junto a su esposa, doña Anastasia Mendoza Mendoza, y llevaban juntos “toda una vida”.

Teodoro Sosa expresó en nombre de la Corporación Municipal sus condolencias a sus dos hijos, María Jesús y José Honorio Moreno Mendoza, su nuera Carmelina Mendoza y yerno Venancio Mendoza y sus nietas, con el recuerdo siempre de todas sus anécdotas e historias de otros tiempos y de una infancia y juventud difícil, con una guerra civil de por medio.

Página 9 de 9