La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
Artículo de opinión: 'El ejemplo de La Aldea', por Antonio Morales
Nos acercamos al centenario del triunfo de los hombres y mujeres de La Aldea en su lucha por la propiedad de la tierra. Se saldó con un decreto del ministro Galo Ponte en 1927 por el que se expropiaba la histórica Hacienda Aldea de San Nicolás, de 1.950 hectáreas, valorada en quinientas cinco mil pesetas de entonces, y se entregaba a los 400 agricultores que venían cultivándola hasta que se generó el pleito a comienzos del siglo XX. Estamos ante un hecho histórico muy importante que corre el peligro de olvidarse o desconsiderarse por la catarata de acontecimientos que vinieron posteriormente y por la vertiginosa marcha de la historia contemporánea que pareció acelerarse justo años después de estos sucesos
El pleito por la propiedad de la tierra agrícola de La Aldea comienza a principios del siglo XVII cuando los campesinos cuestionan la posesión de la nobleza, que reside fuera de la isla, sobre los espacios que cultivan y reclaman su derecho a disponer de esos terrenos. La esperanza de la llegada de gobiernos liberales en España anima a los colonos a amotinarse a comienzos del siglo XIX, repartiendo la Hacienda en la confianza de un cambio de Régimen. Esa esperanza se frustra y tendrá que pasar un siglo más para que, con nuevas y significativas movilizaciones, obliguen a una intervención del Estado que culmina con el famoso Decreto expropietario de Galo Ponte que reparte las tierras entre los agricultores que las cultivaban. Tres siglos de lucha con un final que hizo justicia.
Aquella reivindicación y aquella victoria fueron decisivas para entender el progreso de La Aldea durante el siglo XX y su conformación como una sociedad agraria que generó empleo, atrajo nueva población y propició la creación de un tejido empresarial en torno a la agricultura de exportación. Supuso el tránsito de una sociedad feudal a una sociedad moderna gracias al empuje y a la determinación de una población que no se rindió a las presiones del poder caciquil y aristocrático de entonces.
En la historia de los pueblos hay experiencias decisivas que condicionan su identidad y determinan su organización, sus relaciones y su proyección de futuro. La historia es “un incesante volver a empezar” y puede ser esa constancia de volver a empezar lo que le ocurriera al pueblo aldeano desde el principio de sus tiempos históricos después del derrumbe de la sociedad aborigen.
La trascendencia de aquellos acontecimientos va más allá de La Aldea y repercute en el conjunto de Gran Canaria. No solo por su ejemplaridad sino porque permitió la modernización de la producción agraria consiguiendo condiciones similares en toda la isla y garantizó unos ingresos dignos a la mayoría de la población. Las nuevas empresas que se constituyeron con ocasión del reparto de tierras legalizado pudieron organizarse en cooperativas y sociedades que dieron fortaleza a la estructura empresarial agraria grancanaria.
De aquellas movilizaciones quedó en la memoria colectiva el convencimiento de que La Aldea era un pueblo resistente y decidido y de que los poderes que nacieron de la conquista y que dominaban la política y la judicatura generaban una fractura y una parálisis social que obstaculizaban la modernización de la isla. La revuelta de La Aldea vino a denunciar esa situación y a terminar con las consecuencias de los injustos repartos de tierras y agua que se habían producido a partir de la conquista castellana.
Estos acontecimientos vienen a desmentir la idea de que la sociedad canaria ha sido incapaz de enfrentarse a situaciones de injusticia y dependencia que han limitado nuestros derechos y retrasado el progreso social. Es cierto que, como en el caso de La Aldea, no son acciones inmediatas y tenemos que esperar demasiado tiempo para resolverlas, pero se desmorona el mito de nuestra pasividad o de nuestra tendencia a la resignación. Las canarias y los canarios tenemos capacidad y experiencias de transformación que nos sirven para confiar en nuestra capacidade de crear futuro.
Lo que sí podemos comprobar es que somos un pueblo resiliente que resiste las adversidades sin destruirse y aprovecha esa energía para mantener la búsqueda de los objetivos que necesitamos. Lo que ocurrió con el Motín de Agüimes, lo que ocurrió en la Aldea, se había producido una década antes con la creación del Cabildo de Gran Canaria o poco después con la división provincial para aumentar nuestro autogobierno o con la expansión del puerto de La Luz. Y en tiempos más cercanos lo hemos vivido con la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Y una enseñanza fundamental de la historia aldeana es que garantizar la máxima unidad entre todos los sectores implicados y el conjunto de la ciudadanía es la condición indispensable para avanzar como pueblo en cuestiones decisivas. Sucedió en los grandes acontecimientos que he citado, pero debemos mantenerla en los retos que tenemos que afrontar para el futuro inmediato.
Tenemos que avanzar unidos en la adaptación al cambio climático con la necesaria transición energética, hídrica y alimentaria. Es un reto en el que debemos comprometernos sin excepciones. Lo mismo tiene que ocurrir en nuestra justa reivindicación ante el Estado de encauzar equilibrada y solidariamente la acogida de los niños y niñas migrantes y sin referencias familiares entre todas las comunidades autónomas de España. Y con la misma resolución debemos reducir los niveles de pobreza de nuestra gente de manera que cada sector social asuma su parte de responsabilidad en la mejora de las condiciones de vida de la mayoría. Es imprescindible que rememos en el mismo sentido, como sociedad articulada, para diversificar nuestra economía alrededor de iniciativas verdes, azules o circulares.
La expropiación de las tierras benefició directamente a quienes las cultivaban. Estoy convencido de que Galo Ponte comprobó que no tenía sentido defender una propiedad que rentaba a quienes ni vivían, ni producían en la isla en contra de quienes sí generaban riqueza y progreso social ligado al territorio. Por eso hoy también necesitamos autogestionar nuestra riqueza para reducir la dependencia del exterior. Tenemos que favorecer un turismo sostenible que distribuya sus beneficios, incentivar al pequeño y mediano empresariado para que innove y aporte los nuevos servicios que la digitalización impone y formar a nuestra gente para que aporte talento y valor añadido.
Esta es la historia y a partir de aquí, desde el Cabildo de Gran Canaria y el ayuntamiento de La Aldea queremos conmemorar, difundir y compartir con toda la población la significación de estos acontecimientos, las enseñanzas que debemos extraer para afianzar nuestros valores y garantizar que las nuevas generaciones hagan suyas las conquistas que han hecho posible que La Aldea haya progresado y afianzado su identidad como sociedad libre.
Por eso, el Cabildo de Gran Canaria y el ayuntamiento de La Aldea han acordado un programa de actividades para actualizar la memoria de unos hechos que deben llenar de orgullo a toda la población, justa heredera de aquellas conquistas. Pretendemos también difundir ampliamente entre la sociedad aldeana y grancanaria en general la información y el significado de unos hechos relevantes al comienzo del siglo XX en nuestra isla. Y debemos impulsar la investigación histórica, sociológica y política de unos hechos que han tenido gran repercusión.
La historia es para aprender de ella, más en unos tiempos modernos donde resurgen ideologías que parecían desterradas y que ahora, en tiempos de crisis, reaparecen. No debemos repetir los errores colectivos del pasado y la celebración del Centenario del Pleito de La Aldea en este bienio de 1925-1927, va a ser un motivo para continuar unidos, labrando día a día la tierra que nuestros abuelos conquistaron. Renovamos así nuestro compromiso democrático por la igualdad y la dignidad de nuestra gente formando en ello a las nuevas generaciones para que promuevan la justicia social que la lucha de La Aldea nos facilitó.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Artículo de opinión: 'Unas cuentas prudentes', por Casimiro Curbelo
En el contexto de tensión geopolítica mundial y de incertidumbre económica como el que vivimos, estoy convencido de que el presupuesto de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2025 es el mejor posible. Lo afirmo con plena seguridad porque hemos trabajado con rigor y responsabilidad para que estas cuentas respondan a las verdaderas necesidades de nuestra gente
El proyecto aprobado prioriza la cobertura de los servicios esenciales que sostienen la calidad de vida de nuestra ciudadanía. Que el 70% de las cuentas esté destinado a Sanidad, Educación, Bienestar Social, Empleo, Vivienda, Justicia y Seguridad no es un dato menor; es una declaración de principios y, más importante, una garantía de que estas cuentas han sido elaboradas pensando en las personas.
Desde Sanidad, que recibirá 220 millones más que en 2024, hasta Educación, Bienestar Social y Empleo, el compromiso de este presupuesto con el bienestar ciudadano es indiscutible. En concreto, asignar 4.598 millones de euros a Sanidad y 2.155 millones a Educación refuerza áreas esenciales que sostienen el futuro de nuestra comunidad.
Además, estas cuentas demuestran que no hemos olvidado a los más vulnerables ni las necesidades específicas de cada territorio. Las medidas fiscales que hemos incorporado, como la mejora de las deducciones del IRPF, el fomento del acceso a la vivienda para jóvenes y mayores, y la reducción del IGIC en actividades deportivas, son decisiones que tendrán un impacto directo y positivo en el bolsillo de los ciudadanos.
Por otro lado, la aplicación de las bonificaciones en el impuesto sobre combustibles para las islas no capitalinas es una muestra de nuestro compromiso con la igualdad de oportunidades en las Islas Verdes, donde las especificidades insulares requieren una atención diferenciada.
También destaca la inversión en proyectos concretos que impactan directamente en el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida. Los fondos destinados al ciclo del agua en La Gomera, el Parque Nacional de Garajonay o la desaladora de Valle Gran Rey son ejemplos de políticas que no solo miran al presente, sino también al futuro. De igual manera, la apuesta por la generación de energía renovable y la construcción de viviendas, subraya nuestro compromiso claro con el desarrollo sostenible, la equidad social y el progreso.
Entiendo que desde algunas formaciones se argumente que este presupuesto podría haber sido más ambicioso en ciertos aspectos o que se podrían haber fijado las prioridades de otra manera. Sin embargo, también debemos reconocer las limitaciones estructurales y la complejidad de elaborar unas cuentas en un contexto donde ni siquiera los Presupuestos Generales del Estado han sido aprobados, y donde el Ministerio de Hacienda no ha proporcionado datos cruciales como las entregas a cuenta o los objetivos de estabilidad presupuestaria.
Aunque siempre habrá espacio para la crítica y la mejora, estoy convencido de que el presupuesto autonómico de 2025 refleja nuestro compromiso con las personas y el bienestar de todos los canarios. Ahora toca afrontar el reto de materializarlo y alcanzar los objetivos marcados.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera.
Artículo de opinión: 'Ausencia de una política con mayúsculas', por Casimiro Curbelo
Esta semana, hemos vuelto a centrar el debate político en una de las cuestiones más delicadas y urgentes a las que se enfrenta Canarias: la atención a los menores migrantes no acompañados. Estos niños, niñas y adolescentes no son cifras en un informe ni herramientas para alimentar el debate político. Son personas que, huyendo de la desesperación y la falta de oportunidades, llegan a nuestras costas en busca de esperanza y un futuro digno
En la reunión del Pacto Canario por la Migración, desarrollada el lunes con el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, expuse la necesidad de elaborar un plan específico que contemple la atención integral de estos menores. Un plan que no recaiga exclusivamente sobre los hombros de Canarias, sino que cuente con una implicación real del Estado y de la Unión Europea (UE), y que incluye, además de reforzar la protección de las fronteras y garantizar la cooperación económica, asumir la distribución equitativa de los menores entre las comunidades autónomas.
Lo digo con claridad: estoy profundamente decepcionado por los continuos fracasos de la solidaridad voluntaria y por la ausencia de lo que llamo "la Política con mayúsculas". La política debe servir para construir, no para dividir. La atención a los menores migrantes no puede seguir tratándose como un tema secundario o una herramienta para desgastar al adversario. Es hora de cambiar la forma de hacer política, poniendo a las personas en el centro, en lugar de los intereses partidistas.
Es inadmisible que, hasta ahora, este asunto no se haya abordado como una política de Estado. Estamos ante una emergencia humanitaria que necesita respuestas urgentes, eficaces y coordinadas. Canarias no genera esta problemática, pero la vive cada día. Y mientras no haya soluciones estructurales, nosotros no vamos a rendirnos ni a mirar hacia otro lado.
Además, es fundamental actuar en el origen. Por eso, he insistido en que Canarias debe participar en el Programa de Migración Circular, promovido por el Gobierno estatal. Este modelo no solo aliviaría la presión migratoria irregular, sino que también fomentaría el desarrollo en los países de origen. Es una solución que mira al futuro y que debe complementarse con un plan integral europeo para frenar la migración por mar.
La clave está en la cooperación. No podemos avanzar sin reforzar los lazos con el tercer sector, las instituciones y las personas que trabajan día a día en las tareas humanitarias de gestión y apoyo a estos menores. Este es un esfuerzo colectivo que necesita coordinación, recursos y transparencia.
Hoy, más que nunca, necesitamos compromiso, valentía y visión. Los menores migrantes no acompañados nos recuerdan que somos una sociedad que debe priorizar la humanidad sobre la indiferencia. Ahora toca seguir trabajando incansablemente para que este problema deje de ser motivo de debate y se convierta en una solución. Porque estas vidas no pueden esperar.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera.
Pino Ojeda, PinOjeda como ella firmaba, es una extraordinaria autora grancanaria, nacida en 1916 y fallecida en 2002, que ha permanecido olvidada durante décadas. Como muchas, desgraciadamente, por la sombra gris de la dictadura y el fanatismo. Afortunadamente, ha llegado la hora de redescubrirla y compartirla con todas las generaciones que no han tenido la posibilidad de conocerla y disfrutarla
Entre las prioridades culturales del Cabildo de Gran Canaria está el recuperar y reconocer el valor literario, creativo y artístico de muchas personalidades que han permanecido en el olvido durante casi un siglo por razones políticas, de género, etc. Para iniciar este apasionante reto hemos organizado un programa que pretende extenderse en el tiempo y en toda la geografía de Gran Canaria bajo el sugestivo título de EL PODER DE LA PALABRA.
Y la mejor imagen de este proyecto la tuvimos el pasado miércoles 23 de octubre en el Teatro Cuyás de nuestra capital, cuando 650 estudiantes de institutos de Gran Canaria conectaron por primera vez con la obra de Pino Ojeda presenciando la representación de su obra inédita “Morir una sola vez“. Reconozco que hacía tiempo que no me emocionaba y esperanzaba a la vez al comprobar de nuevo el poder de la obra literaria en contacto directo con una juventud abierta y expectante.
Aprovechamos la ocasión para visibilizar y reconocer la producción literaria de una mujer vanguardia en su tiempo e invisibilizada como lo han sido decenas de mujeres canarias de gran talento. Este acto se va a divulgar con otros recursos comunicativos como videos, relatos y documentos que proyectarán una experiencia que estoy seguro hará disfrutar a miles de grancanarios y grancanarias.
Este proyecto se va a extender a nuevos autores y autoras canarias y va a reforzar la apuesta del Gobierno de la isla, a través de su área de Cultura, por la creación y la libertad en todos los centros educativos de secundaria de Gran Canaria y en el conjunto de la sociedad. Es una manera también de poner a disposición de los centros educativos los recursos culturales, patrimoniales, museísticos y documentales de los que disponemos para que el alumnado y el profesorado cuenten con referencias y estímulos acerca de los valores que nos identifican.
La campaña enlaza cultura, juventud e inteligencia artificial. Hemos recuperado una obra de teatro inédita e inconclusa de Pino Ojeda y se ha completado utilizando la herramienta de la inteligencia artificial. Es todo un llamamiento para aprender a utilizar los nuevos recursos tecnológicos desde la autonomía personal, entroncándolos con la mejor creación literaria de las islas.
Pino Ojeda tuvo que sentirse muy feliz ese miércoles por vernos reunidos disfrutando de la palabra y valorando su obra como un pilar fundamental de la cultura canaria y universal. Estamos hechos de palabras. Nos hace humanos y nos hace libres. Porque la palabra es poderosa, tiene la capacidad de cambiar vidas, de mover corazones, de abrazarnos a otras culturas y de unir a los pueblos.
Y es más necesaria ahora que nunca para hablar de paz en un mundo convulso, para denunciar las guerras genocidas como las de Israel en Gaza así como las violaciones de los derechos humanos en el mundo, el aumento de la pobreza y las desigualdades y los cercos a las democracias.
Como escribió Pedro Salinas, “No hay duda de que en la palabra cordial e inteligente tiene la violencia su peor enemigo (…) Solo cuando se agota la esperanza en el poder suasorio del habla, en su fuerza de convencimiento, rebrillan las armas y se inicia la violencia”.
Está en nuestras manos usarla para dejar una huella en el mundo. Si no fuera por la palabra en estos momentos no estaríamos hablando de Pino Ojeda y de su legado. Hoy Pino Ojeda nos sigue acompañando, nos sigue ayudando a comprender su época, a entender lo avanzada que era su visión y cómo gracias a mujeres como ella en la actualidad tenemos más derechos y somos más felices.
La palabra me sirve, como presidente del Cabildo, para pedir la confianza de las grancanarias y grancanarios, para informar de la ecoísla que se afianza en Gran Canaria, para compartir las preocupaciones por los riesgos del cambio climático, para defender a las personas más vulnerables.
Me marcaron las palabras de mis abuelos, de mis padres, de mis mejores profesoras y profesores. Sus consejos, sus enseñanzas, me vienen a la memoria muchísimas veces. Son como farolillos encendidos que guían mi camino en los momentos de oscuridad.
Quiero escuchar la palabra de la juventud porque las necesitamos valientes, críticas, solidarias, canarias, creativas, respetuosas, firmes pero sin violencias…”Para que tú me oigas/ mis palabras/ se adelgazan a veces,” nos dijo Pablo Neruda. Sin temor a equivocarnos y, por tanto, a rectificar. Churchill lo expresó de una manera muy simpática: “A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada”.
El poder de la palabra es lo que nos da identidad, nos conecta con quienes queremos, da forma a nuestra memoria y a nuestras ideas. Siempre nos va a quedar la palabra, nadie nos la debe quitar. No podemos permitir que nos dejen sin ella. Debemos pensar con Blas de Otero cuando escribe: “Si he perdido la vida, el tiempo, todo/ lo que tiré, como un anillo, al agua;/ si he perdido la voz en la maleza/ me queda la palabra/.”
Le dije al alumnado que participaba en el acto del Cuyás que me gustaría que descubrieran la magia que hay en cada palabra que elijan, que encuentren en la literatura un refugio, un lugar donde volverse fuertes, críticos y, sobre todo, libres. Les insistí en que es el arma más poderosa para cambiar el mundo, y está en sus manos hacerla suya. “Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos”, como cantó Gabriel Celaya
Los eventos que estamos organizando para recuperar la figura de Pino Ojeda y los que haremos para dar a conocer a otros creadores y creadoras de Gran Canaria, si dejan alguna huella, un legado, será gracias a la palabra. Pino Ojeda lo sabía. Le dolía hasta el mar en silencio: “¡Qué tristeza me invade en lo más hondo/ al verte tan sumiso y tan callado/.”
Con sus palabras llegó a nuestro interior, donde siguen resonando. Para ella, como le contó en su día en una entrevista a Eugenio Padorno, “es el único medio para expresar lo inefable. La poesía no podría existir sin la palabra, porque la palabra es lo único que existe”. Por eso su verbo es una herencia imborrable. En tiempos convulsos, su obra es una inexpugnable fortaleza que nos permite protegernos de las tormentas y mirar con esperanza el futuro.
Artículo de opinión: 'El reto del agua', por Casimiro Curbelo
La crisis hídrica es una realidad patente en nuestras islas. Ya nadie puede negar que la sequía prolongada que venimos padeciendo desde hace años ha comenzado a hacer estragos en muchas zonas de cultivo de Canarias, poniendo en jaque los actuales sistemas de abastecimiento en muchos de estos territorios, y abriendo camino a múltiples soluciones ante la merma de la capacidad de generación de los pozos y nacientes
Leonardo Da Vinci decía que el agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza. Y estaba en lo cierto. Este elemento no sólo mueve el mundo, sino que ha sido motivo de conflictos cuando se han vivido etapas de carencia. Es cierto que los tiempos han cambiado, y hoy disponemos de numerosas herramientas para mitigar esta falta, pero ante todo es necesario disponer de una planificación real.
Lo hemos hecho cooperando con los ayuntamientos para minimizar las pérdidas en red o cofinanciando mejoras en infraestructuras hidráulicas de ámbito municipal a través del Plan de Cooperación en Obras y Servicios, sin olvidar los recursos que otorgamos directamente a las comunidades de regantes para que hagan lo propio con sus instalaciones, porque el desafío que tenemos con el agua es un asunto vital para esta isla.
Si bien es cierto que en estos años nos hemos ido preparando con la construcción de dos infraestructuras de desalación a punto de entrar en funcionamiento, también es cierto que esta no puede ser la única pieza que utilicemos para atajar este problema, sino una suma en la que deben materializarse otras actuaciones que el Estado aún no ha concluido como el sondeo del Barranco de La Negra, en Alajeró; la Galería de Ipalán, en San Sebastián de La Gomera; o la Galería de El Altito, en Valle Gran Rey.
Estas semanas hemos elaborado una hoja de ruta para dotar a La Gomera de más y mejores medios técnicos y materiales para atender esta situación. El plan de trabajo diseñado tiene una inversión de 46 millones de euros y aglutina 22 proyectos en cuatro ejes: encauzamiento de barrancos, depuración de aguas, actuaciones para agua potable y en agua de riego.
Esta apuesta estratégica no solo busca optimizar más los recursos, sino que también asegura la coherencia en la planificación de La Gomera que queremos. Al igual que hacemos en materia energética o de bienestar social, las administraciones públicas tenemos que velar por garantizar la accesibilidad a este bien tan preciado y no sólo para el consumo humano, también para que nuestro sector primario sea capaz de mantener su actividad.
Superar el desafío hídrico requiere de la colaboración de todos: administraciones locales, regionales y estatales, junto con el compromiso de la ciudadanía. Solo con una acción coordinada será posible transformar esta crisis en una oportunidad para innovar y construir un futuro sostenible.
Ese es el compromiso que tenemos en La Gomera con una gestión responsable y sostenible del agua, asumiendo el papel como garante de este recurso esencial para sentar las bases de un modelo hídrico más resiliente, donde el agua deje de ser una preocupación y se convierta en una fortaleza para la isla.
Estamos metidos de lleno en la celebración de Noviembre Forestal, una iniciativa que nació con el objetivo de acercar los bosques y su importancia a la sociedad. El próximo año se conmemora el 75 aniversario de las primeras repoblaciones de pinar en las cumbres de la isla, promovidas por el Cabildo de Gran Canaria. Esta efeméride señala el comienzo de un cambio de modelo de gestión del monte en nuestro territorio
Hasta ese momento, la desaparición de la masa forestal de pinar, laurisilva y termófilo, había alcanzado proporciones alarmantes. Se había convertido en un paisaje asolado que sufría una rápida desertización por la erosión del suelo desprotegido. Hoy, afortunadamente, la imagen es diferente. Disponemos de grandes pinares jóvenes de menos de 75 años junto a zonas con ejemplares que han sobrevivido varios siglos. Aun así, sólo el 15% de la superficie con capacidad forestal de la isla - 20.000 hectáreas- se encuentra arbolada, lo que supone que aún se puede incrementar la envoltura vegetal de Gran Canaria.
La iniciativa de reverdecer las cumbres partió del Cabildo de Gran Canaria, que encargó a su director de Vías y Obras de aquel entonces, Simón Benítez Padilla, el primer Plan Hidrológico. Lo culminó en 1946 y fue aprobado al año siguiente. Presas, granjas agrícolas experimentales, canales, viveros y consorcios de fincas se han ido haciendo realidad en la isla. 75 años de compromiso del Cabildo con la gestión del monte que, a medida que crecía en altura y extensión, presentaba nuevos retos de gestión que durante todos estos años ha ido afrontando esta institución.
Hoy el reto es muy complejo, ya que debemos proteger nuestra biodiversidad de la erosión, las sequías y los fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático. Una de las principales amenazas son los grandes incendios forestales. Este riesgo no existía hace 75 años, cuando los bosques se habían reducido a la mínima expresión y las zonas de cumbre abastecían con sus escasos recursos a una población menguante que luchaba por su supervivencia.
La repoblación forestal iniciada hace 75 años dio lugar a una gran ‘familia forestal’ que surgió por la camaradería entre el personal del Cabildo y la sociedad civil que participaba en las campañas del Día del Árbol. Pero estas actuaciones originaron poco después, paralelamente al crecimiento de los bosques y la consecuente acumulación desmesurada de biomasa, la amenaza de los grandes incendios forestales, por lo que tuvo que dotarse a la isla de los medios necesarios para prevenir y extinguir los fuegos.
Hoy día Gran Canaria ha sido testigo de incendios de ‘quinta generación’ y nos preparamos para un nuevo escenario de mayores amenazas ante el cambio climático. De una cuadrilla de peones para cuidar nuestros montes, liderada por el ingeniero Juan Hidalgo, hemos pasado a un amplio operativo de equipos de bomberos forestales, investigadores, personal técnico, helicópteros, tecnología punta y un dispositivo de equipos de Protección Civil en cada uno de los municipios. Pero no es suficiente. El fuego no responde a la lógica de los recursos que puedan destinarse a su extinción. Ningún servicio de extinción del mundo puede ya contener a los grandes incendios forestales de quinta y sexta generación que quedan fuera de la capacidad de extinción humana. Con unas llamas de decenas de metros de altura y unas velocidades de propagación nunca vistas, calcinan todo lo que se cruza en su camino, ya sean bosques o poblaciones.
La extendida expresión que afirma que los incendios se apagan en invierno no deja de ser cierta, aunque insuficiente. Por un lado, refleja la necesidad de realizar una permanente actuación sobre el monte para gestionarlo adecuadamente. Por el otro, la ‘eterna primavera’ de la que gozábamos está viéndose alterada por olas de calor cada vez más frecuentes y prolongadas. Ante este escenario, seguimos padeciendo largos ciclos de sequía que desecan nuestra tierra y la hacen más vulnerable al fuego. Es por esta razón por la que se mantienen los dispositivos contra incendios durante todo el año, reforzados durante la campaña de verano y equipados de medios de transporte y extinción, sistemas avanzados de vídeo vigilancia y otros recursos tecnológicos.
Estas medidas son fruto de la experiencia y de la estrategia que se desarrolla ante el fuego. Han sido varios incendios los que en los últimos años nos han demostrado nuestra vulnerabilidad y han causado un profundo dolor colectivo. Pero también hemos aprendido. Hemos adoptado un vocabulario específico, una lengua que es cotidiana en los medios de comunicación con palabras como ‘Presa’, ‘Bravo’, ‘Delta’, ‘Intensidad’, ‘Severidad’, ‘Superficie’, ‘Potencial’... todas ellas aplicadas a los incendios.
También estamos aprendiendo a tratar el fuego y a controlarlo antes de que se origine. Los últimos incendios que hemos sufrido se han encontrado con infraestructuras de prevención previamente ejecutadas. En el de Tejeda, el pasado 2023, la superficie afectada fue de 431 hectáreas, pero su potencial era infinitamente mayor. En esta ocasión, las actuaciones de cortafuegos (quemas prescritas, rebaños bombero, retirada de vegetación...) permitieron 'conducir' las llamas hacia su extinción al no encontrar exceso de combustible para extenderse.
El pasado mes de agosto tuvimos el único incendio reseñable de esta temporada. Su rápida propagación hizo temer lo peor, pero pudo ser controlado de manera eficaz, por lo que afectó únicamente a 18 hectáreas de palmeral y cañaveral, así como a algunas instalaciones agrícolas y turísticas. En este caso, la limpieza que se había realizado previamente de hojas de palmera secas y retirada de cañas, supuso la diferencia entre el control del incendio y el riesgo real de que llegara a la zona de Tunte y desde allí se pudiera propagar por las montañas y provocar un desastre de miles de hectáreas de bosque quemado. A la prevención se une la rápida respuesta y eficiencia de todos los agentes y servicios implicados en su extinción. La cooperación institucional, de las empresas y los cuerpos de voluntarios ha ido perfeccionándose para mejorar su eficacia.
A pesar de todos estos avances, no debemos perder de vista el contexto general. Gran Canaria se encuentra ante un escenario de grandes incendios forestales. Corremos el riesgo de sufrirlos en cualquier momento. En los últimos 24 años, nueve grandes incendios forestales han afectado gravemente a nuestra isla, lo que da una media de un gran incendio forestal cada 2 o 3 años.
La estrategia convencional de prevención basada casi exclusivamente en la extinción de incendios ha llegado a su límite de efectividad. Por eso, la era de la extinción va dejando paso a la era de la gestión del paisaje, que es algo tan simple como la necesidad de dar al territorio usos que garantizan la convivencia entre espacios naturales, productivos o habitacionales que actúan como cortafuegos, como se ha demostrado en diferentes incendios. La recuperación del suelo agrícola forma parte de una de las líneas de actuación del Cabildo en su objetivo de lograr la soberanía alimentaria y la protección ante los grandes incendios forestales.
Para ello se ha impulsado la estrategia Gran Canaria Mosaico, que promueve la recuperación de paisajes mosaicos basados en el equilibrio entre los espacios naturales y las actividades rurales tradicionales, así como la adaptación de la sociedad para convivir con el fuego. Son territorios donde conviven diferentes tipos de bosques con sembrados o pastos y donde cada una de estas piezas pone obstáculos al fuego, que se propaga más lento y hace posible sofocarlo. Se realiza un amplio abanico de actuaciones de prevención mediante la gestión del paisaje, que se desarrollan durante todo el año: quemas prescritas, rebaños bombero, tratamientos forestales, limpieza de palmerales y cañaverales, fomento de la silvicultura con la apertura de la primera fábrica de pelets, apoyo a los pinocheros, a los pastores, al carboneo tradicional y un largo etcétera. Son medidas que nos convierten en referencia en toda España y que atraen también el interés de bomberos forestales de otros países que acuden a Gran Canaria para aprender nuestras tácticas.
Se trabaja durante todo el año en mejorar la formación, los equipamientos y la dotación de nuestro cuerpo de bomberos forestales y de las agrupaciones de Proteccion Civil de los municipios. En los municipios se realizan varios Programas de Formación en Alternancia con el Empleo (PFAES) que preparan a los futuros bomberos forestales y profesionales silvicultores.
A los recursos de personal cualificado, hay que sumar la constante mejora de infraestructuras hidráulicas, desalación, depuración, reutilización y almacenamiento de agua con la red que unirá las ocho grandes presas del Cabildo que rodean la caldera de Tejeda. Estas actuaciones nos devuelven al pasado, a aquel Plan Hidrológico de 1946 y a la posterior construcción de las grandes presas que se desarrolló paralelamente a las labores de reforestación. También hemos innovado y sorprendido a muchos con la creación e instalación de los captadores de niebla que actúan como esponjas del alisio, como forma de recuperar la función que realizaban los bosques que cubrieron la isla hasta la conquista y la posterior puesta en explotación de los recursos naturales para la industria azucarera, la construcción o los astilleros.
Desde lo privado también se puede colaborar. Es vital su actuación para evitar que los incendios afecten a las propiedades y a las personas. El cuidado del entorno inmediato de las viviendas particulares y el cumplimiento de las instrucciones de los profesionales y cuerpos de seguridad delimita la diferencia entre la tragedia o el éxito en la lucha por la supervivencia en caso de un gran incendio forestal. Todas las personas que participan en esta responsabilidad compartida tienen un denominador común: aman a su isla, la cuidan, la disfrutan porque forma parte de su vida. Conocer la isla nos ayuda a curar sus heridas, a atender sus necesidades. La isla es nuestro hogar y la tenemos que cuidar.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria
Artículo de opinión: 'Silbo gomero', por Casimiro Curbelo
El Silbo Gomero fue para los antiguos pobladores de La Gomera el instrumento de comunicación que salvó las distancias y marcó la vida social y económica de aquella época. Por suerte, se articuló para que la falta de comunicaciones, tal y como hoy las conocemos, no fuera un obstáculo en las ansias de superación de tantas mujeres y hombres que vieron en el silbo una oportunidad de progreso. De esa sociedad de nuestros antepasados ha quedado un legado de incalculable valor cultural y patrimonial, que se ha situado como el lenguaje silbado articulado más investigado del mundo y que durante esta semana ha sido el hilo conductor de unas jornadas internacionales que han dado mucho de sí
Había una deuda pendiente con este patrimonio y era la de reunir, alrededor de la misma mesa, a decenas de expertos e investigadores de varias regiones del mundo con el fin de exponer sinergias compartidas sobre este lenguaje, su conservación y su divulgación, además de adentrarnos en la realidad de otros existentes en Marruecos o Turquía, que, con evidentes diferencias con el Silbo Gomero, tienen retos y desafíos compartidos en un mundo globalizado donde la enseñanza es clave para su supervivencia.
Durante los dos días que duraron las jornadas, ha quedado patente la fortaleza del Silbo Gomero. Un lenguaje vivo lleno de savia nueva, que brota de los conocimientos de los grandes maestros silbadores, que con su destreza entendieron, desde el pasado siglo, la importancia de llevarlo a los centros escolares. Dije en la conmemoración del quince aniversario como Patrimonio de la Humanidad, el pasado mes de septiembre, que la llegada a los colegios fue, quizás, el mayor logro para que la semilla de este lenguaje articulado no cayera en el olvido y neutralizar el riesgo de desaparición que por entonces existía.
Al escuchar los testimonios surgidos de las diferentes mesas de trabajo y las exposiciones realizadas, he de confesar que no hemos sido capaces aún de darle todo el valor que merece este patrimonio. No podemos cansarnos de repetir que, al igual que nuestra isla es un tesoro natural único con su Parque Nacional de Garajonay, el Silbo Gomero es un patrimonio identitario que representa los valores de fortaleza, lucha incansable y superación. Los mismos valores que hace más de dos siglos tenían quienes vieron en este lenguaje la única posibilidad de enfrentarse a la abrupta orografía de la isla.
Uno de los testimonios vivos que mejor definen a este patrimonio es el maestro silbador y Premio Canarias Isidro Ortiz, quien ha condensado en un libro su estrecha relación con la preservación de la cultura gomera. A él, junto a otros, le debemos gran parte de los logros obtenidos por el Silbo Gomero en lo que va de siglo. Su dedicación durante años fue esencial para que se entendiera y se entienda por qué no se podía ni se puede perder este lenguaje.
Escuchándolo con detenimiento, Ortiz plasma una radiografía de La Gomera de entonces y de la isla que es ahora. Y mezclando sus anécdotas junto al tambor y las chácaras, recuerda como solo un puñado de pocos gomeros mantuvieron la habilidad de comunicarse con el silbo a finales de los ochenta del pasado siglo. Aquello, dice él, fue determinante para que emprendiera el camino de la enseñanza y propiciara que hoy miles de ciudadanos de esta isla lo utilicen con orgullo.
El relato de Isidro ya perdura en las hojas de la historia de esta isla a través de su obra, un legado vivo para las generaciones futuras. Aprovechemos esa sabiduría que nos deja para no caer en errores del pasado.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera
Artículo de opinión: 'Turismo sí, pero no así', por Antonio Morales
Turismo sí, pero así no. Esta es una percepción fuertemente arraigada en el sentir colectivo de la ciudadanía de Canarias. Se enmarca en un contexto de creciente malestar social reflejado en las recientes manifestaciones que, bajo el lema "Canarias tiene un límite,” se han celebrado en Canarias en los últimos meses. En ellas miles de personas han salido a las calles para expresar su preocupación por los efectos del turismo de masas y la sobreexplotación de los recursos naturales de las islas
La concurrencia a las manifestaciones ha tenido un seguimiento diferente en las distintas islas. La preocupación es mayor en unos territorios que en otros, porque no todas las islas sufren la misma presión en la ciudadanía y en el medio natural. Insisto una y otra vez en que la realidad de Gran Canaria es bien distinta. En esta isla no se vierten millones de metros cúbicos de aguas fecales al mar, no se ha tenido que declarar la emergencia hídrica, no se construyen grandes hoteles desde hace más de diez años y tiene casi dos millones menos de turistas que Tenerife sin que eso se note en el PIB ni en el porcentaje de parados. Siempre dijimos y seguiremos diciendo que más es muchas veces menos. Que el éxito turístico no puede estar basado en un crecimiento continuo, que lo importante es que las personas que visiten la isla generen más gasto y que su estancia media sea mayor.
Aún así, existen problemas comunes a los que hay que plantar cara. El turismo en Canarias supone un 35% de nuestro PIB y es el responsable de la creación de un 40% de los empleos directos de nuestra tierra, que puede llegar hasta un 70% al tirar de otros sectores de nuestra economía. A pesar de estos datos, esta comunidad autónoma lidera el ranking de las comunidades con mayor índice de pobreza y de salarios más bajos. Algo no casa.
Por otro lado, el problema de la vivienda hace que para las familias y la gente joven que buscan independizarse sea muy difícil encontrar una vivienda para alquilar o para pagar el precio del alquiler si la encontrara. Es preciso que afrontemos el reto de repensar el modelo turístico y sus relación con la economía y las sociedades insulares.
Desde el Cabildo de Gran Canaria hemos presentado la semana pasada una serie de propuestas ambiciosas y contundentes para abordar el desafío demográfico y la sostenibilidad en el archipiélago, con especial atención a la desigualdad territorial y la tensión derivada del modelo turístico actual. Lo hicimos dentro del proceso impulsado por el Gobierno de Canarias, a través de la Conferencia de Presidentes, para escuchar a los cabildos -también a los ayuntamientos- a la hora de afrontar alternativas a un modelo cuestionado por la ciudadanía, organizaciones sociales y políticas, instituciones, etc. Cada vez somos más los que pensamos que se necesita implementar medidas que equilibren los recursos que deja el turismo y que estos sean distribuidos de manera más equitativa entre la población para hacer posible que podamos romper con una sociedad profundamente desigual y con un indicador muy alto de pobreza.
Las propuestas del Cabildo están organizadas en torno a cuatro ejes fundamentales: la defensa del entorno natural, el patrimonio cultural y educativo, la cohesión del modelo territorial y la gobernanza económica y social. Dentro de este marco, uno de los puntos más destacados es la propuesta de la aprobación de una ecotasa, un impuesto que ya existe en los principales destinos turísticos del mundo y que pagarían los no residentes por su estancia en los alojamientos turísticos. Su recaudación tendría un carácter finalista y se destinaría a la rehabilitación de infraestructuras públicas y la preservación de los recursos naturales. No entiendo el empecinamiento de las organizaciones empresariales en oponerse a ello. Deben entender que cambian los tiempos y las mentalidades. Y que cada vez es mayor la sensibilidad medioambiental de los que nos visitan y de los que vivimos aquí. Y que no vale enrocarse hasta el infinito para abrir espacios al rechazo social.
Asimismo, se ha propuesto una moratoria urgente de autorizaciones para las viviendas vacacionales hasta que se apruebe una ley de vivienda vacacional adaptada a la realidad canaria en la que se diferenciaría entre pequeños y grandes tenedores, regulando la actividad para evitar que las zonas residenciales se conviertan en áreas exclusivamente turísticas. Esta medida busca frenar la expansión descontrolada del alquiler vacacional, que ha sido motivo de creciente preocupación en las zonas más densamente pobladas de las islas.
Otro aspecto clave es la limitación de la venta de viviendas a extranjeros no arraigados en Canarias, una regulación necesaria para proteger el acceso a la vivienda de la población local y evitar que los precios sigan disparándose debido a la demanda externa.
La vivienda es uno de los asuntos críticos para mejorar las condiciones de vida en nuestras islas. Planteamos un plan cuatrianual de construcción de viviendas públicas en cada municipio, con el objetivo de reducir la demanda existente. Además, hemos puesto sobre la mesa un plan para poner en alquiler residencial una parte de las más de 211.000 viviendas vacías que existen en las islas, facilitando el acceso a la vivienda a jóvenes con bajos ingresos y a personas en paro de larga duración.
Para las zonas rurales y en despoblación, apostamos por medidas que garanticen la soberanía hídrica, vital para la reforestación y el aumento de las zonas cultivadas. Además, se plantea un impulso al empleo relacionado con el cuidado y divulgación del patrimonio natural, lo que permitiría fijar población en estas áreas y fomentar estilos de vida que contribuyan a la sostenibilidad del paisaje y la cultura tradicional.
Por otro lado, para los municipios más poblados promovemos un enfoque de sostenibilidad que incluye acciones en movilidad, soberanía energética y alimentaria, así como la implementación de programas específicos para la transformación de estas zonas en espacios coherentes con el modelo de ecoísla y ecobarrios. Estas propuestas buscan redimensionar las infraestructuras sanitarias, sociosanitarias y educativas y mejorar la calidad de vida en los barrios urbanos, reforzando los servicios públicos para que se adapten a las demandas reales de la población.
El diálogo sindical, institucional y empresarial debe avanzar de manera urgente en la mejora de las condiciones laborales y en el aumento de los salarios. Se debe profundizar igualmente en la formación específica y cualificada de las personas que necesita el sector, porque es difícil entender tanto paro con tanta ocupación turística. Todos estos elementos mejorarán la percepción de la ciudadanía acerca de las posibilidades de trabajo que ofrece el turismo y evitaría la llegada de mano de obra foránea. Las empresas turísticas no pueden permanecer alejadas de la realidad social, cultural o deportiva de las islas como lo están en estos momentos.
Las propuestas del Cabildo, en gran medida, responden a estas demandas. La ecotasa y la moratoria para las viviendas vacacionales son ejemplos claros de acciones dirigidas a mitigar el impacto negativo del turismo en el territorio y en la población residente. No obstante, aún queda por ver si estas medidas serán implementadas con la celeridad y contundencia necesarias para calmar el descontento social.
En definitiva, las alternativas del Cabildo de Gran Canaria son una respuesta integral a los retos demográficos y de sostenibilidad que enfrenta el archipiélago. La creación de un presupuesto específico, similar al Fondo de Desarrollo de Canarias (FDCAN), junto con medidas como la ecotasa y la regulación del alquiler vacacional, representan un paso firme hacia un modelo de desarrollo más equilibrado y justo.
Sin embargo, es fundamental que estas proposiciones no queden solo en el papel. El éxito de estas iniciativas dependerá de su implementación efectiva y de la capacidad de las administraciones para asegurar que los beneficios lleguen a toda la población, especialmente a los sectores más vulnerables. Las recientes manifestaciones son un claro indicativo de que la ciudadanía está alerta y exige soluciones reales y tangibles para los problemas que afectan a las islas. Canarias está en un punto de inflexión, y las decisiones que se tomen ahora determinarán su futuro. Y todo esto se debe afrontar desde el compromiso real de las instituciones - sobre todo del Gobierno de Canarias que es el que tiene la mayoría de las competencias en las materias señaladas- y el diálogo y la prudencia de las organizaciones sociales, sindicales y empresariales para alejarnos de la confrontación y sus consecuencias.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Artículo de opinión: 'Lo primero, las personas', por Casimiro Curbelo
El compromiso de una institución con la sociedad se mide por el grado de protección social que proyectan y definen sus cuentas públicas. Aquí no valen las palabras, sino los hechos tangibles que se reflejan en los números que determinan la hoja de ruta que durante el próximo año llevará a cabo un gobierno. Este es uno de los mayores retos a los que cada doce meses nos enfrentamos los cabildos canarios. Somos esas administraciones cercanas convertidas en el pilar para el bienestar de nuestros vecinos y vecinas
Esta semana que comienza, el Cabildo de La Gomera debatirá su proyecto de presupuestos, que asciende a más 78.677.893,13 euros. Una planificación que vuelve a poner en el centro a los ciudadanos de esta isla, con un fuerte carácter redistributivo y un fortalecimiento sostenido del bienestar social y la inversión pública como ejes de la acción de gobierno. Son, sin duda, una pieza clave para determinar el presente y el futuro de esta tierra y de quienes aquí vivimos.
La desigualdad que genera un territorio archipielágico por su estructura geográfica o los déficits estructurales que arrastra Canarias no son ajenos en esta isla. Sin embargo, hemos diseñado un proyecto sólido para tomar de estas desventajas los principales retos a los que nos enfrentamos, desde una planificación económica comprometida con este fin. Tal es así que cerca de 17 millones de euros están orientados a la atención social y sociosanitaria con el nuevo centro abierto en San Sebastián, sin dejar a un lado el apoyo educativo, cultural y deportivo que reciben los gomeros y las gomeras, y que crece, en su conjunto, hasta los casi cinco millones de euros.
Estas son realidades, no planteamientos vacíos. De hecho, la redistribución de recursos también se acentúa en los sectores económicos, que suman más de 7,8 millones de euros para su dinamización y cooperación desde lo público con el fin de ganar en competitividad y fomentar el empleo. Se trata de un esfuerzo sin precedentes, materializado en un incremento de más del 30% respecto al presente año, cifras que van a mejorar la calidad de vida y a dar nuevas oportunidades de inserción social y laboral, sin olvidar la cualificación y profesionalización de segmentos de nuestra economía tan importantes como el turismo, el comercio o la agricultura, que juntos generan más de 4.000 empleos directos.
Los antídotos mágicos no existen, pero una planificación certera y coordinada da sus frutos en La Gomera o en cualquier otro rincón de Canarias. Se trata de poner sentido común y pensar que para alcanzar una sociedad mejor debemos articular mecanismos para lograrlo.
Creemos en La Gomera como una suma de valores. Los que dimanan de la artesanía, la gastronomía, el patrimonio, la naturaleza y, sobre todo, su gente. Y esa suma de valores y desafíos son los que se ven reflejados en unas cuentas públicas realistas y coherentes para la transformación social y económica de la isla. Es evidente que no todo se reduce a planificar unos buenos presupuestos, pero sí es cierto que son la base para continuar trabajando como lo hemos hecho hasta ahora.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera.
Pocos temas de política internacional aúnan consenso y legitimidad como el conflicto del Sáhara Occidental. El Sáhara es un "territorio no autónomo" ocupado ilegalmente por Marruecos después de que España, la antigua potencia colonial, abandonara al pueblo saharaui a su suerte. El reino de Mohamed VI incumple de manera reiterada el derecho internacional. Las resoluciones de la ONU y del TJUE son obviadas una y otra vez. Los derechos humanos de la población saharaui son violados de manera reiterada tanto en los territorios ocupados como en los campamentos de refugiados en Tindouf, donde miles de personas viven en condiciones extremas al serles negado el derecho de regresar a su tierra.
Este conflicto ha encontrado un amplio y transversal apoyo en la sociedad, los partidos y las instituciones canarias. El archipiélago ha sido un epicentro mundial de solidaridad con el pueblo saharaui, que forma parte de la comunidad canaria. Un ejemplo de su amplio apoyo social es el programa "Vacaciones en paz", que permite a niños y niñas saharauis pasar sus vacaciones en España.
Con esta introducción, quiero contextualizar la gravedad del reciente cambio de postura del presidente de Canarias, Fernando Clavijo. El pasado 8 de octubre, en una comparecencia junto al ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, en Rabat, Clavijo respaldó la propuesta de España de considerar el Sáhara como una autonomía dentro de Marruecos.
Esta decisión es extremadamente preocupante para el pueblo saharaui y para Canarias por diversas razones. Ya critiqué duramente a Pedro Sánchez cuando adoptó esta postura de forma unilateral y por supuesto seré muy crítico con el presidente de Canarias por la misma razón. Esta decisión, anunciada en Marruecos, da la espalda a los derechos humanos, a la legalidad internacional y a la posibilidad de una solución pacífica del conflicto, ya que no puede haber paz bajo la ocupación marroquí. Además, contradice la postura histórica del Parlamento de Canarias, que siempre ha defendido el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
El giro radical del también secretario general de Coalición Canaria supone un alejamiento de las posiciones tradicionalmente sostenidas por el nacionalismo canario y por su partido. Siendo senador, Fernando Clavijo criticó el cambio de postura del gobierno español y se ratificó en el compromiso con el pueblo saharaui. Un claro ejemplo es la dura crítica de Coalición Canaria en Fuerteventura, que emitió un comunicado asegurando: "Coalición Canaria no abandonará ni traicionará uno de sus sellos identitarios, no traicionará al Sáhara libre ni a su pueblo." Afirmaron en aquel momento que seguirían defendiendo la liberación del Sáhara "del yugo impuesto por el Reino de Marruecos".
Marruecos dista mucho de ser un régimen democrático; es una monarquía sustentada en un sistema que reprime tanto al pueblo saharaui como a sus propios ciudadanos, como demuestran la brutal represión del Movimiento Popular del Rif. Además, sus ambiciones expansionistas representan una amenaza directa para nuestros intereses. La cesión de Clavijo al expansionismo marroquí no solo es una traición al Sáhara, sino también a Canarias.
A lo largo de los años, la relación entre la UE, Marruecos y España ha demostrado que los intereses geopolíticos prevalecen sobre los derechos de Canarias. La historia está llena de ejemplos en los que el archipiélago ha sido relegado, con consecuencias potencialmente graves en el futuro.
Uno de los primeros golpes fue el acuerdo pesquero firmado por España con Marruecos en los años ochenta, que la UE renovó en 2019, incluyendo ilegalmente las aguas del Sáhara Occidental. Esto afectó severamente a la pesca en las islas, perjudicando a la flota artesanal y al sector portuario, mientras se entregaba el Banco Canario-Sahariano a Marruecos sin considerar su impacto en la economía canaria.
El puerto de Agadir, financiado en su día por España, es otro ejemplo de cómo las decisiones políticas han perjudicado a Canarias. Actualmente, compite directamente con el Puerto de La Luz y de Las Palmas, absorbiendo la mayor parte de las descargas pesqueras del Banco Canario-Sahariano y desplazando a los puertos de las islas de su rol tradicional.
El sector agrícola también ha sufrido las consecuencias. Los acuerdos de asociación entre la UE y Marruecos desde el año 2000, ampliados en 2012 para incluir productos agrícolas sin aranceles, contribuyeron al declive del cultivo del tomate en Canarias. Aunque el Tribunal de Justicia de la UE falló que el Sáhara Occidental quedaba fuera de estos acuerdos, diversas maniobras han permitido que productos cultivados en el Sáhara sigan compitiendo en el mercado europeo, afectando negativamente a los agricultores locales y al empleo.
Hace más de dos años, Marruecos decidió ampliar su zona económica exclusiva y la plataforma continental hasta las 350 millas, incluyendo aguas del Sáhara Occidental, en su ambición expansionista por controlar las tierras raras muy cercanas a Canarias. No hace mucho también tomó la decisión de realizar unilateralmente unas maniobras militares frente a nuestras costas. Ha hecho lo mismo con prospecciones petrolíferas cercanas a Lanzarote y Fuerteventura, poniendo en riesgo nuestro medio natural. En algunas ocasiones han dejado caer, igualmente, sus intenciones de defender la marroquinidad de nuestro archipiélago o de sus aguas. Estas acciones son parte de una política de presión constante sobre España.
En cuanto a la migración, la falta de control efectivo por parte de Marruecos ha incrementado la llegada de migrantes a Canarias, a pesar de las millonarias ayudas europeas destinadas a mitigar este fenómeno. Las vidas de las personas migrantes han sido utilizadas como herramienta de negociación en momentos de tensión política, como ha ocurrido en Ceuta y, recurrentemente, en este archipiélago.
En resumen, Canarias se ha convertido en un peón en la estrategia de Marruecos, que busca sacar provecho de las concesiones del Gobierno español. Tras la aceptación española de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, Canarias debería adoptar una postura firme contra estas cesiones continuas. Sin embargo, el presidente de Canarias, sin ningún respaldo democrático que justifique su decisión y contradiciendo los acuerdos del Parlamento de Canarias, de los cabildos y ayuntamientos y los principios de su partido, se ha alineado con el Gobierno de España en una estrategia suicida de complacencia con el expansionismo marroquí que reduce la capacidad de actuación de Canarias.
El presidente de Canarias debe comparecer ante el Parlamento Autonómico para explicar su decisión y rectificar. Más allá de la falta de ética que implica abandonar al pueblo saharaui a la tiranía del régimen marroquí -nada debe sustituir la libre determinación del pueblo saharaui sobre su futuro- esta decisión unilateral pone en riesgo los intereses estratégicos de Canarias.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.