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Valleseco brindó en la jornada de hoy domingo 5 de noviembre, un emotivo homenaje a las personas mayores de 90 años del municipio, una iniciativa de la Concejalía de Tercera Edad, que coordina la edil, Elsa Montero Sánchez, un reconocimiento por el esfuerzo, la dedicación y por ser parte importante de la construcción del pueblo vallesequense a lo largo de la historia
Están próximos al siglo de vida, 1620 años de sabiduría, entre las 18 personas que han recibido este importante reconocimiento, con un acto multitudinario celebrado entre la parroquia y el auditorio.
El alcalde, José Luis Rodríguez Quintana, junto a la concejala de Tercera Edad, y Grupo de Gobierno, han entregado un recuerdo a cada una de las personas homenajeadas, o a sus familiares de aquellos que no han podido desplazarse hasta el auditorio.
El alcalde ha destacado la importancia de valorar a las personas mayores, agradecerles "todo lo que han hecho y siguen haciendo " y de aprender de sus "experiencias vitales".
Experiencias que nos relataba cada uno de ellos y ellas, Angelita Marrero Rodríguez, “a su nieta querida, Rita, que es como su propia hija, siempre muy atenta y conocida por todo el pueblo”; Caridad Rodríguez Suárez, hablaba de su niñez “trabajando en la casona de la Heredad de Arucas y Firgas, luego en la zafra en el sur, y por último, siendo la persona que enseñaba el proceso de llenado de la emblemática fábrica terorense del Nik”.
Emiliano Arencibia Rodríguez, que nos relataba lo deportista de su época, “jugador de baloncesto federado, jugando con el equipo de la Obra Sindical Educación y Descanso.
En esa misma obra de Educación y Descanso, en ratos libres, se dedicó a jugar al tenis de mesa y al ajedrez. Campeón de Las Palmas en el año 49 de segunda categoría de tenis de mesa”; y qué decir de Rafael Marrero Hernández, sus amoríos “mi mujer fue para los carnavales, en el jardín de Corbo ya había una sociedad, ya se hacían bailes, un martes de carnaval, allí fuí y me enamoré”.
Por su parte, Gregoria Yánez Rodríguez, “los asaltos del pueblo, después de misa mayor y los paseos por la calle principal, sin olvidar, la figura su marido, que fue el practicante del pueblo”; Francisca Hernández Ojeda, “los bailes en la casa de los vecinos, comprar una botella de vino (a escondidas), para echarse un pizquito y pasar el tiempo divirtiéndose”.
Mientras la entrañable Guillermina Rodríguez Castellano, narrando los trabajos que realizaba en la Heredad de Arucas y Firgas, “iba allá a media mañana a sacarme unos duros, realizaba al día entre cuatro o cinco quesos de leche de vacas y de ovejas; María Reyes Ojeda, vecina de Lanzarote, destacaba como se divertían, “los asaltos, primero estaba allá en lo de Dorita y después nos mudemos a la nueva sede de la Sociedad La Estrella. los bailes que eran los domingos por la noche, cuando venían las grandes orquestas bailábamos la conga o la yenca”.
Hombre de historia, Luis Guerra Pérez, nos decía cómo le fue su primera ropa de bonito, “mi hermana Nena, un día apareció con unos zapatos nuevos y una chaqueta, fui a misa, empezó a llover y se me embebió la ropa y los zapatos”. Juana Pérez Rivero, “mujer apegada a la tierra, llevando una yunta de vacas, las dirigía para arar los terrenos y poder plantar”.
Desde Madrelagua, María del Carmen Reyes Reyes, hablaba de las recogidas de papas “los sancochos después de las recogidas, como se ayudaban unos a otros y los buenos momentos que se pasaban”. Y qué decir de Sisa Díaz Cardona, natural de Valsendero, como le dijo a su pretendiente “cerca de un año hablando y después un día me dijo, dame un beso, y yo que luego le dije, ese beso vas y se lo das a tu madre”. Cerrando la participación Carmelo Rodríguez Rodríguez, que se arrancó con sus maracas un bolero de Antonio Machín “Dos gardenias”.
Además, música en directo con la gran voz de Patricia Muñoz, la jornada del domingo se clausuró con un brindis almuerzo, dentro de un ambiente festivo y distendido.
Este acto de homenaje tiene especial trascendencia en Valleseco, ya que es un municipio que sufre un proceso de envejecimiento acusado de su población, como consecuencia de la emigración durante las últimas décadas de muchas personas en busca de mejor fortuna hacia la capital y la costa turística del Sur.
Sin embargo, el municipio emprendió hace años una política para tratar de combatir este fenómeno poblacional, con programas sociales y de apoyo, con el fin de lograr que las nuevas generaciones encuentren un futuro más optimista sin salir de sus casas, y fomentar el arraigo.
Como dato, 1008 habitantes (514 mujeres y 494 hombres) del municipio supera los 65 años, y 66 (50 mujeres y 16 hombres) sobrepasan las nuevas décadas de vida. Por ello se merecen una parte importante de la atención institucional.