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David Padrón, director general de Investigación y Coordinación del Desarrollo Sostenible del Gobierno de Canarias
Este organismo internacional y no gubernamental, precursor de la investigación sobre los límites ecológicos al crecimiento, valora, a través de uno de sus responsables en España, el trabajo del Gobierno autonómico por la integración de los objetivos sociales, económicos y ecológicos en la Agenda Canaria 2030
El organismo internacional y no gubernamental Club de Roma, precursor de la investigación sobre los límites ecológicos al crecimiento, ha valorado y subrayado, a través de uno de sus responsables en España, José Manuel Morán, el trabajo realizado por el Gobierno de Canarias para la integración de los objetivos sociales, económicos y ecológicos en su Agenda 2030.
Sobre ese proceso colectivo de configuración de la Agenda Canaria 2030, Morán afirmó que “es un ejemplo por la integración de los objetivos de desarrollo sostenible con una visión holística y al mismo tiempo interconectada entre lo social, lo económico y lo ecológicamente perdurable”. Así se refirió el vicepresidente del Capítulo Español del Club de Roma, José Manuel Morán, a los pasos dados por Canarias en el diseño y la contextualización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). “Es un ejemplo que además tienen que difundir”, dijo, “porque no hay muchas sociedades que se lo estén planteando de esta manera”.
Las declaraciones de Morán se produjeron hace unos días (26 de octubre) durante la jornada El desarrollo sostenible en islas, organizada por el Club de Roma como parte de su ciclo de debates en torno a la sostenibilidad. Entre los invitados figuraban Vanessa Gallo Aguirre, en representación de las ecuatorianas Islas Galápagos; el ingeniero agrónomo Javier Morales Febles, que habló sobre la experiencia de El Hierro al poner en práctica el modelo de economía azul desarrollado por Gunter Pauli; Rafael Sánchez Ramírez, gerente de la Mancomunidad del Sureste de Gran Canaria, y David Padrón Marrero, director general de Investigación y Coordinación del Desarrollo Sostenible del Gobierno de Canarias. Las presentaciones fueron moderadas por Roque Calero Pérez, catedrático del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
En su intervención, David Padrón destacó el enfoque comunitario y la participación como la característica que ha resaltado en el proceso de contextualización de los ODS en Canarias. “Esto no puede ser una agenda política, la propia ONU lo dice, sino tiene que ser un proceso de coliderazgo y de participación. No hay otra manera de superar el reto de una planificación estratégica a 10 años”, expuso. “La única forma de mantener la misma hoja de ruta aunque cambie el Gobierno -explicó- es con un profundo proceso de participación que implique a todos los actores territoriales”.
La apertura a la contribución de diferentes actores también ha sido el espíritu del Club de Roma desde 1968, cuando se fundó en la capital italiana con el objetivo, entonces pionero, de debatir los límites ecológicos al crecimiento económico desmedido.
Armonizar la prosperidad económica y la sostenibilidad ecológica y social fue el asunto central en la participación de Morales Febles. Aludiendo al modelo de economía azul desarrollado por Gunter Pauli (que subraya la necesidad de concentrarse en lo que está disponible localmente y adopta una visión no lineal de la actividad económica donde los materiales que normalmente se desechan son integrados en nuevos procesos productivos), Morales Febles compartió varias experiencias exitosas en la isla de El Hierro, declarada Reserva de la Biosfera en 2000. Entre ellas, enumeró la producción de plátano ecológico, que, según sus estimaciones, elevó de 40 a 50,5 kilos el promedio de fruta por planta, pasando por una granja de cabras que combina la elaboración de quesos con la producción de setas y de cerveza, o la más conocida central hidroeléctrica de El Hierro, Gorona del Viento. “Si somos los dueños de la electricidad, si somos los dueños de los combustibles que usamos, del agua y de los alimentos, en una isla como la nuestra, que tiene 10.000 habitantes, haremos recircular unos 28 millones de euros anuales dentro de la economía local”, calculó.
En su alocución, Sánchez Ramírez, otro de los intervinientes, habló de los beneficios inesperados para los campesinos que en el sureste de Gran Canaria se pasaron a un modelo más integral de cultivo y cosecha. “Los agricultores nos decían que no iba a ser bueno para la producción pero han visto resultados magníficos”, indicó. La Mancomunidad que él dirige agrupa a los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía, y se creó para resolver, entre otros, el problema de la escasez de agua por la actividad agrícola y el crecimiento de la población. Para lograr esos objetivos, instalaron una desaladora para el agua de las viviendas y una depuradora de aguas residuales para el riego. El objetivo ahora es hacerlas independientes de la red eléctrica convencional, para que se puedan gestionar con energía a base de aerogeneradores y de plantas fotovoltaicas.
Aunque la experiencia de Galápagos no es comparable por el menor número de visitantes (en 2019 llegaron unos 271.000 turistas a esas islas, frente a los 13,1 millones que ese año viajaron a Canarias desde fuera de España), la especialista en turismo del archipiélago ecuatoriano Vanessa Gallo Aguirre habló de la forma en que el Parque Nacional de Galápagos está ayudando al desarrollo sostenible de la región. La energía renovable es uno de los desafíos pendientes porque hasta ahora la principal fuente energética es la quema de combustibles fósiles. “Este año, finalmente, se logró la aprobación de una nueva planta fotovoltaica en la isla de Baltra que va a producir 10 megavatios y eso para nosotros es un cambio positivo, para dejar a un lado la generación a partir de combustibles fósiles como el diésel”, expuso.
Otro de los retos en ese territorio es la eliminación del plástico. “Un proceso lento”, dijo Gallo Aguirre, en el que es esencial educar a la población”. “El desarrollo siempre ha de incluir a la comunidad local. Si no se incluye a la comunidad local, no va a haber una protección. Es importante que las personas conozcan lo que tienen. Cuando conocen lo que tienen, van a amar lo que tienen, y sólo a través del amor se logra la protección de un lugar”, explicó la especialista ecuatoriana.