La formación ha sido impartida por la artista Miriam Durango quien asegura que se trata de “una dinámica pertinente y creativa, en un ambiente de respeto que ha promovido la autoformación, la apropiación del conocimiento, el desarrollo de las habilidades y las aptitudes, el pensamiento crítico y la vinculación con el entorno”
Finaliza con éxito los talleres de dibujo y pintura que han tenido lugar entre octubre, noviembre y diciembre en la Comarca Nordeste de Tenerife, y que forman parte de un Proyecto de Dinamización y Participación Cultural llevado a cabo por la Asociación Cultural El Laboratorio y patrocinado por el Gobierno de Canarias.
El proyecto, que concluyó el 9 de diciembre, consistió en talleres de dibujo y pintura impartidos por la artista Miriam Durango en los centros ciudadanos de Punta del Hidalgo, Bajamar, Valle Guerra y Tejina, y que estuvieron acompañados de sendas visitas guiadas. La primera tuvo lugar en octubre a la exposición del pintor Juan Galarza en la sala de exposiciones del antiguo convento de Santo Domingo de La Laguna; y la segunda a la exposición Gravedad y Órbita en el Tenerife Espacio de las Artes-TEA en noviembre.
Con un índice de inscripciones, que ha superado el 90 por ciento del aforo permitido, estos talleres de dibujo y pintura, así como las visitas guiadas a centros expositivos, se han sustentado en “una dinámica pertinente y creativa, en un ambiente de respeto que ha promovido la autoformación, la apropiación del conocimiento, el desarrollo de las habilidades y las aptitudes, el pensamiento crítico y la vinculación con el entorno”, asegura Miriam Durango.
El proyecto, se encuentra en estrecha vinculación con los objetivos generales del programa Polo Canario de Desarrollo Cultural y Creativo, elaborado por ICDC (Instituto Canario de Desarrollo Cultural), que promueve políticas de desarrollo territorial basadas en los sectores culturales y creativos de las islas y en los municipios canarios.
Según asegura Durango, “esta iniciativa ha contribuido a desplazar el centro de gravedad de la política cultural, el reconocimiento del valor intrínseco de la cultura y los derechos culturales de los ciudadanos y de las ciudadana, así como la creación de valor social y cohesión comunitaria”.
Y matiza: “también implementa la cultura de la participación, aquella que no tiene barreras para la expresión ciudadana, que apoya la creatividad y la puesta en común de creaciones propias y colectivas. Una comunicación horizontal en la que todos los individuos han tenido el mismo poder y la posibilidad de intercambiar ideas, sugerencias, comentarios y experiencias trabajando de manera colaborativa”.
Para la coordinadora de los talleres, “estas acciones son un motor de desarrollo rural con las personas mayores y en riesgo de exclusión social como prioridad que ha garantizado la igualdad de oportunidades y favorecido la proximidad activa entre las personas, propiciando procesos personalizados de apoyo y acceso a los recursos comunitarios que mejoran la vida”.