La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
Pino Ojeda, PinOjeda como ella firmaba, es una extraordinaria autora grancanaria, nacida en 1916 y fallecida en 2002, que ha permanecido olvidada durante décadas. Como muchas, desgraciadamente, por la sombra gris de la dictadura y el fanatismo. Afortunadamente, ha llegado la hora de redescubrirla y compartirla con todas las generaciones que no han tenido la posibilidad de conocerla y disfrutarla
Entre las prioridades culturales del Cabildo de Gran Canaria está el recuperar y reconocer el valor literario, creativo y artístico de muchas personalidades que han permanecido en el olvido durante casi un siglo por razones políticas, de género, etc. Para iniciar este apasionante reto hemos organizado un programa que pretende extenderse en el tiempo y en toda la geografía de Gran Canaria bajo el sugestivo título de EL PODER DE LA PALABRA.
Y la mejor imagen de este proyecto la tuvimos el pasado miércoles 23 de octubre en el Teatro Cuyás de nuestra capital, cuando 650 estudiantes de institutos de Gran Canaria conectaron por primera vez con la obra de Pino Ojeda presenciando la representación de su obra inédita “Morir una sola vez“. Reconozco que hacía tiempo que no me emocionaba y esperanzaba a la vez al comprobar de nuevo el poder de la obra literaria en contacto directo con una juventud abierta y expectante.
Aprovechamos la ocasión para visibilizar y reconocer la producción literaria de una mujer vanguardia en su tiempo e invisibilizada como lo han sido decenas de mujeres canarias de gran talento. Este acto se va a divulgar con otros recursos comunicativos como videos, relatos y documentos que proyectarán una experiencia que estoy seguro hará disfrutar a miles de grancanarios y grancanarias.
Este proyecto se va a extender a nuevos autores y autoras canarias y va a reforzar la apuesta del Gobierno de la isla, a través de su área de Cultura, por la creación y la libertad en todos los centros educativos de secundaria de Gran Canaria y en el conjunto de la sociedad. Es una manera también de poner a disposición de los centros educativos los recursos culturales, patrimoniales, museísticos y documentales de los que disponemos para que el alumnado y el profesorado cuenten con referencias y estímulos acerca de los valores que nos identifican.
La campaña enlaza cultura, juventud e inteligencia artificial. Hemos recuperado una obra de teatro inédita e inconclusa de Pino Ojeda y se ha completado utilizando la herramienta de la inteligencia artificial. Es todo un llamamiento para aprender a utilizar los nuevos recursos tecnológicos desde la autonomía personal, entroncándolos con la mejor creación literaria de las islas.
Pino Ojeda tuvo que sentirse muy feliz ese miércoles por vernos reunidos disfrutando de la palabra y valorando su obra como un pilar fundamental de la cultura canaria y universal. Estamos hechos de palabras. Nos hace humanos y nos hace libres. Porque la palabra es poderosa, tiene la capacidad de cambiar vidas, de mover corazones, de abrazarnos a otras culturas y de unir a los pueblos.
Y es más necesaria ahora que nunca para hablar de paz en un mundo convulso, para denunciar las guerras genocidas como las de Israel en Gaza así como las violaciones de los derechos humanos en el mundo, el aumento de la pobreza y las desigualdades y los cercos a las democracias.
Como escribió Pedro Salinas, “No hay duda de que en la palabra cordial e inteligente tiene la violencia su peor enemigo (…) Solo cuando se agota la esperanza en el poder suasorio del habla, en su fuerza de convencimiento, rebrillan las armas y se inicia la violencia”.
Está en nuestras manos usarla para dejar una huella en el mundo. Si no fuera por la palabra en estos momentos no estaríamos hablando de Pino Ojeda y de su legado. Hoy Pino Ojeda nos sigue acompañando, nos sigue ayudando a comprender su época, a entender lo avanzada que era su visión y cómo gracias a mujeres como ella en la actualidad tenemos más derechos y somos más felices.
La palabra me sirve, como presidente del Cabildo, para pedir la confianza de las grancanarias y grancanarios, para informar de la ecoísla que se afianza en Gran Canaria, para compartir las preocupaciones por los riesgos del cambio climático, para defender a las personas más vulnerables.
Me marcaron las palabras de mis abuelos, de mis padres, de mis mejores profesoras y profesores. Sus consejos, sus enseñanzas, me vienen a la memoria muchísimas veces. Son como farolillos encendidos que guían mi camino en los momentos de oscuridad.
Quiero escuchar la palabra de la juventud porque las necesitamos valientes, críticas, solidarias, canarias, creativas, respetuosas, firmes pero sin violencias…”Para que tú me oigas/ mis palabras/ se adelgazan a veces,” nos dijo Pablo Neruda. Sin temor a equivocarnos y, por tanto, a rectificar. Churchill lo expresó de una manera muy simpática: “A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada”.
El poder de la palabra es lo que nos da identidad, nos conecta con quienes queremos, da forma a nuestra memoria y a nuestras ideas. Siempre nos va a quedar la palabra, nadie nos la debe quitar. No podemos permitir que nos dejen sin ella. Debemos pensar con Blas de Otero cuando escribe: “Si he perdido la vida, el tiempo, todo/ lo que tiré, como un anillo, al agua;/ si he perdido la voz en la maleza/ me queda la palabra/.”
Le dije al alumnado que participaba en el acto del Cuyás que me gustaría que descubrieran la magia que hay en cada palabra que elijan, que encuentren en la literatura un refugio, un lugar donde volverse fuertes, críticos y, sobre todo, libres. Les insistí en que es el arma más poderosa para cambiar el mundo, y está en sus manos hacerla suya. “Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos”, como cantó Gabriel Celaya
Los eventos que estamos organizando para recuperar la figura de Pino Ojeda y los que haremos para dar a conocer a otros creadores y creadoras de Gran Canaria, si dejan alguna huella, un legado, será gracias a la palabra. Pino Ojeda lo sabía. Le dolía hasta el mar en silencio: “¡Qué tristeza me invade en lo más hondo/ al verte tan sumiso y tan callado/.”
Con sus palabras llegó a nuestro interior, donde siguen resonando. Para ella, como le contó en su día en una entrevista a Eugenio Padorno, “es el único medio para expresar lo inefable. La poesía no podría existir sin la palabra, porque la palabra es lo único que existe”. Por eso su verbo es una herencia imborrable. En tiempos convulsos, su obra es una inexpugnable fortaleza que nos permite protegernos de las tormentas y mirar con esperanza el futuro.