Reportaje: 'Miguel Santiago, la inquietud permanente por la Educación pública', por Amado Moreno

Amado Moreno Julio 30, 2022

Sergio Aguiar Castellano, autor de su biografía, y Elena Santiago, prologuista, ponen énfasis en la entrega y rigor profesional del personaje como investigador, archivista y bibliotecario

Menéndez Pidal, Agustín Millares Carló y Antonio Rumeu llamaron la atención en el pasado sobre su laboriosidad, en particular con la historia de Canarias

AMADO 2018 300El teatro-cine Hespérides de Guía fue escenario el pasado jueves 28 de julio de la presentación de la biografía “Miguel Santiago Rodríguez, pasión por la historia de Canarias”, escrita por Sergio Aguiar Castellano, a propuesta del ayuntamiento del municipio norteño, en concreto de su concejala de Cultura, Sibisse Sosa, y prólogo de Elena Santiago, doctora en Historia del Arte y bibliotecaria, hija del ilustre biografiado. Ésta trazó una emotiva semblanza de su padre, recordando los orígenes y fuerte vinculación durante toda su vida con su ciudad natal, pese a la distancia física permanente por su establecimiento y trabajo en Madrid desde que culminó su formación en la entonces Universidad Central (hoy Complutense) de la capital española. “Siempre llevó a Guía y Canarias en su corazón allá dónde estaba”, destacó.

En su turno previo de palabra, la concejala de Cultura había apuntado en la apertura que la biografía objeto de presentación “es un libro que habla de libros”, parafraseando a Umberto Eco, “para acercarse –dijo- a esta hermosa obra de Sergio Aguiar sobre un guiense excepcional que dedicó su vida a los libros”.

El texto literal del resto de su discurso se reproduce seguidamente:

“Es un libro que habla del hombre que amaba los libros y el amor se convirtió en obsesión. Obsesión por contagiar ese amor a todos nosotros. Un libro entre las manos de cada niño, de cada joven, de cada adulto. El libro que descubre la mayor aventura del ser humano, encerrado en el misterio silencioso y cósmico de una biblioteca. La Biblia, que en griego significa “los libros”, ha hollado el camino de la sabiduría; y tras ella han caminado millones de ojos: papiro a papiro, página a página; hombre a hombre, mujer a mujer que, voraces, han descubierto el mundo, el universo, el cosmos (se han descubierto a sí mismos, ya digo), sin salir de la pared protectora y amante de la biblioteca…y de ahí al mundo, sabiendo que ya sabes dar el primer paso, poniendo un pié delante del otro con la curiosidad del que ya lo ha leído en un bellísimo libro. Un “deja vu” que descubre lo que previamente se ha presentido en la lumbre amorosa de la biblioteca”.

“Miguel Santiago que, en palabras de su hija, Elena Santiago Páez, “fue un gran hombre que intentó disimularlo toda su vida”, se nos descubre ahora en esta maravillosa biografía de Sergio Aguiar, como un obrero sin hora de suelta, obsesionado porque, al final de la jornada, tuviera a un hombre o a una mujer; a un niño o a una niña, enamorado (encandilada) por la historia de nuestra tierra, por la historia de todas las tierras… por todas las historias. Tan grande y generoso era, que (lo dice Elena) “ compartía sus conocimientos sin pedir nada a cambio”. Sólo pedía, imaginamos, que todos los conocimientos fueran compartidos por todos los seres humanos.

Pedro Lezcano, en un discurso donde inauguraba un colegio que lleva su nombre, decía que “dentro de diez años, los alumnos que estudien en este colegio, no sabrán quién fue Pedro Lezcano”.

Miguel Santiago da nombre a un colegio de nuestra ciudad y a nuestra querida, bellísima y rica biblioteca, por supuesto…pero no sabemos quién fue, ni qué supuso para nuestra ciudad y para nuestra tierra. Hasta ahora… Ya no tenemos excusa. En este libro (¡siempre el libro, que nos eleva sobre nosotros mismos!), Sergio Aguiar escudriña la obra de nuestro Miguel Santiago.

Transita por la vida del genial guiense desde su nacimiento hasta su muerte en 1972. Es el tránsito por el alumno sobresaliente de magisterio; de la tierra abandonada de Dios de aquel Tasarte de 1925, donde, sin embargo se le recuerda con el cariño del primer maestro. Es su tránsito sobresaliente por la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense). Es el camino que recorrió por la Biblioteca Nacional. Es su obsesión porque nuestra ciudad de Guía contara con una biblioteca pública. Es tanto y tan grande lo que hizo este maestro de maestros, este intelectual que se escondía de su intelectualidad que debemos leer hasta la última página de este hermoso y esclarecedor libro de Sergio sobre nuestro gran vecino.

Mi despacho de la concejalía de Cultura está al fondo de la biblioteca Miguel Santiago, que ahora se me antoja más bonita. Vivo y trabajo rodeada por el olor a pólvora de la batalla de Waterloo, por el sonido tintineante de las espadas de “los tres mosqueteros”; por el dulce olor de los versos de Manuel González Sosa.

Mi despacho está en la biblioteca Miguel Santiago y su nombre llena hoy cada rincón, cada estantería de un edificio que construimos nosotros, pero que, escarbando, vemos los cimientos del hormigón de su amor por nuestra ciudad y su obsesión porque nos eleváramos sobre nosotros mismos con los libros que cuentan el universo. Mi despacho de la biblioteca es un universo maravilloso alumbrado por la estrella (la estela) de nuestro amigo, vecino y universal Miguel Santiago.”

Sibisse Sosa concluyó recordando que “hace cincuenta años, Miguel Santiago abandonaba este lugar para habitar, junto con los más grandes, el olimpo donde todavía se tiene en pie la Biblioteca de Alejandría, leyendo los papiros que se negaron a arder, y junto con San Agustín, quien decía que “cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”.

SERGIO AGUIAR: “LUCHADOR DESDE LA INFANCIA”

Por su parte, Sergio Aguiar Castellano explicó que el origen de este estudio nace cuando en los primeros meses de este año 2022, la concejal de Cultura, Sibisse Sosa Guerra, le comenta que por qué no hacía un estudio biográfico como el que el año pasado elaboraron sobre el poeta Manuel González Sosa, ya que este año 2022 se cumplen los cincuenta años del fallecimiento de don Miguel, pues murió el 31 de diciembre de 1972. Con el objetivo de profundizar y dar a conocer a este personaje tan vinculado a la historia del municipio, pero a la vez poco conocido por las generaciones actuales.

“Tomamos entonces el testigo que la concejal nos daba y después de meses de intensa y fructífera investigación hoy presentemos el resultado de la misma”, precisó.

El autor de la biografía ofreció seguidamente una serie de consideraciones y análisis sobre su trabajo, que también reflejamos íntegramente a continuación:

“Quiero destacar que sin la ayuda de la familia de don Miguel, especialmente de su hija Elena este libro no hubiese sido posible editarlo. Agradezco enormemente a Elena el que me haya abierto las puertas de su Casa en Madrid para consultar el archivo familiar y su generosidad para que muchísimas fotos del álbum familiar que atesoraba su padre, ahora podamos verlas en este libro. Gracias también Elena por tu prólogo.

Mi más sincero agradecimiento a Pura y Olga, sobrinas de Miguel Santiago por compartir sus recuerdos y vivencias. A Olga María Robles Roque por su entusiasta ayuda.

Este libro se lo he querido dedicar a los archiveros/as-bibliotecarios/as del mundo, cuyo trabajo es vital para conocer nuestras raíces. Es por ello que agradezco a Blanca Calvo y Ramón Salaberría, bibliotecarios, la transcripción del viaje que en 1934 realizó Miguel Santiago por las islas Canarias.

A Luz Marina Acosta Peñate, responsable del Archivo de la ULPGC la información de la etapa de estudiante de Miguel en Las Palmas. Y a Natalia Domínguez Medina bibliotecaria de la Biblioteca Insular de Gran Canaria por su ayuda donde se conserva el Fondo de Miguel Santiago. A Antonio Medina Medina, profesor de la UNED, e inspector de Educación por atender mis consultas. A Eugenio Aguiar González por su dibujo para ilustrar el libro. A Sebastián Vega antiguo director del colegio Miguel Santiago por algunas de las fotos que ilustran el libro

Y como no podía ser menos, porque la tengo en nómina pero sin sueldo, a María Teresa Ojeda Guerra, eternamente agradecido por su ayuda en las correcciones de mis trabajos. Por último, mi más sincero agradecimiento a Carmelo Santiago Casañas, editor de Edigeca (Editorial Genealógica Canaria), por el cariño, esfuerzo y trabajo que ha puesto por la edición del libro.

LIBRO MIGUEL SANTIAGO 6173El libro que presentamos está estructurado de la siguiente manera:

Un preámbulo del alcalde de Guía, don Pedro Rodríguez Pérez, al que agradecemos su colaboración. El prólogo de Elena Santiago Páez y a continuación diversos capítulos en el que analizamos la vida de este guiense de manera cronológica.

Yo destacaría de Miguel Santiago su absoluta entrega por lo que hacía, sus textos, que hemos transcrito, resuman convicción y entereza. Fue un luchador desde su más tierna infancia y pese a su origen humilde, llegó a ser una muy estimada y relevante personalidad en el mundo académico y cultural de su época.

Siempre me ha llamado la atención como la inmensa mayoría de los hijos de la burguesía agraria de Guía y de la comarca, de su época, apenas se preocuparon por adquirir formación, conformándose con una vida anodina, a pesar de los recursos económicos que la agricultura de exportación, plátanos principalmente, produjo durante décadas.

Sin embargo Miguel Santiago, ayudado por su familia, tuvo una voluntad férrea para superar una vida carente de amplitud de ideas instalada en aquella sociedad. Los que lo conocieron hablan de él como muy estudioso, humano, ameno, circunspecto, cordialísimo, muy erudito y ponderado.

Tuvo la suerte de contar estudiando en la Universidad Central de Madrid con profesores de primera línea, con los que mantuvo a lo largo de su vida una estrecha colaboración. Fue discípulo muy estimado de Ramón Menéndez Pidal, Agustín Millares Carló, Américo Castro, Dámaso Alonso, entre otras relevantes personalidades.

Don Ramón Menéndez Pidal dirá de el: “ Su pasión por la historia de la tierra nativa queda bien de manifiesto en su notable “Biblioteca Canaria”, donde acaso lo más valioso sea la serie interminable de manuscritos y documentos copiados personalmente por Miguel Santiago o bajo su dirección y acotación previa, en una tarea tan agotadora y laboriosa que precisa calificar de auténticamente benedictina […] la historia española, y en particular la de Canarias, está en deuda de gratitud con Miguel Santiago. Su esfuerzo y diligencia merecen toda clase de elogios y plácemes”.

En este pequeño texto creemos que don Ramón describe la personalidad de Miguel Santiago, en el que sin duda destaca el tesón, disciplina y laboriosidad de nuestro ilustre paisano. Contó con la ayuda económica del Ayuntamiento de Guía para sus estudios universitarios en Madrid, vuelve cada vez que puede a su ciudad natal y no se olvida de su terruño

Yo destacaría su gran interés para que Guía contara con una biblioteca. Es por ello que en 1932 empiezan sus primeras gestiones, que culminarán en 1935, cuando se inaugura el 18 de agosto dentro de los actos programados en las fiestas de la Virgen.

De esta biblioteca situada en el conocido como Ayuntamiento Viejo, en la calle Pérez Galdós, junto al Mirador-Torreón del callejón de León, nos hablaba nuestro gran poeta Manuel González Sosa, que por entonces tenía 14 años, el cual cuando recordaba su infancia y juventud en Guía, hablaba de la lectura de aquellos libros que tuvo la oportunidad de leer en la Biblioteca municipal, conseguida por Miguel Santiago.

No es casual que la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas, del gobierno de la Segunda república, pensara en Miguel Santiago para llevar a cabo una visita, más que de inspección, de apoyo a los municipios de las Islas Canarias que habían solicitado o querían tener una biblioteca, y ayudarles en las gestiones administrativas y técnicas necesarias que impulsasen su creación.

Aprovechando el viaje de novios para que sus padres conocieran a su reciente esposa (se había casado en Murcia con su compañera de estudios Elena Páez en Septiembre de 1934), a finales de ese mes llega a Gran Canaria y al día siguiente de llegar a Guía, emprende un periplo por siete de las islas, en coche, en barco, en burro y a pié.

Aunque el informe que redactó para la Junta de Intercambio era ya conocido al haber sido publicado en 2011 por los bibliotecarios Blanca Calvo y Ramón Salaberría en la revista “Educación y Biblioteca”, se ha incluido completo en este libro dado su enorme interés para Canarias desde un punto de vista, no sólo bibliotecario, sino también geográfico, sociológico y etnográfico pues incluye interesantísimas descripciones, la mayoría muy bellas, sobre los paisajes, los pueblos, los cultivos, los trajes y las costumbres de las gentes que ha visto en su recorrido.

La lectura de su periplo por las islas visitando los municipios interesados en contar con biblioteca son una radiografía de la Canarias de los años 30 del pasado siglo. Se me antoja como un documental con una riqueza informativa impresionante.

Por ponerles un ejemplo, de nuestra ciudad dice: Guía es la cabeza de Partido Judicial de la mitad aproximadamente de la Isla, con Notaría, Registro de la Propiedad, 19 escuelas públicas, dos privadas y, además, un colegio de Segunda Enseñanza titulado “Doctora Montesori”; dos casinos de instrucción y recreo; estación telegráfica, telefónica y postal; en fin, uno de los más importantes núcleos de población de la provincia de Las Palmas, que da un gran contingente de estudiantes y gentes muy aficionadas a la lectura.

Es un pueblo limpio, bien urbanizado, centro de la Región del Norte de Gran Canaria y que se puede citar como típico en la caracterización del tipo y costumbres canarias. Em su término, y aun en la misma ciudad, se conservan con cariño las tradiciones seculares: en el vestido, especialmente de la mujer, la mantilla canaria, de lana, blanca para las solteras y jóvenes en general y negra para las mayores y las que llevan “hábito”; esta prenda se usa para ir a la Iglesia y a las visitas. En el campo, las trabajadoras (la mujer cultiva la tierra auxiliando al hombre), llevan vestido hasta la cintura, “saco” o blusa de la cintura al cuello y pañuelo a la cabeza, típicamente atado.

Características son las rondas o serenatas a las jóvenes dadas por los mozos, con acompañamiento de guitarra, bandurria y “requinto” o “timple” y en las que se cantan las melodiosas “folías”, las cadenciosas “isas” y las armoniosas “malagueñas canarias”, que componen lo más típico de los cantos canarios, juntamente con el “arrorró”, canto de cuna que entona la madre para arrullar a su hijo.

Típicas son también las reuniones o “juntas” de vecinos para ayudarse mutuamente en ciertas labores extraordinarias, principalmente en las “peladas” u operación de quitar las hojas a las panochas o “piñas” de maíz, y en los acarreos de piedra para construir muros o casas, y con motivo de las cuales se canta, se come y bebe alegremente.

En cuanto a alimentos, son característicos de toda esta región y como fundamental el “gofio” o harina de maíz tostado; los “sancochos” o patatas guisadas con pescado salado, los “cochafiscos” o maíz tierno o duro tostado para comer sin moler, el “frangollo”, etcétera.

Mucho más se pudiera decir de esta región respecto a trabajo, lenguaje, creencias, tradiciones, etcétera, pero haría demasiado largo este comentario.

Como ven, se trata de un informe completísimo que aporta información de lo más variada, de la vida y sociedad de aquellos años. Blanca Calvo y Ramón Salaberría, los bibliotecarios citados han manifestado que “los viajes de Miguel Santiago se dan en unas Islas Canarias con un índice de analfabetismo superior al 60% (de los más elevados a nivel nacional) y donde el caciquismo es una característica de la política. Por esos caminos circula el inspector Miguel Santiago convencido de que una biblioteca es una herramienta de mejora para una comunidad. Son sus años bibliotecarios, de bibliotecas públicas; luego, terminada la guerra, serán los del bibliotecario erudito, del bibliotecario bibliógrafo, del bibliotecario investigador, de la inmersión en el trabajo e investigación como salvavidas en un contexto de aniquilación de sueños de justicia social.

A partir de los años 40 del pasado siglo, Miguel Santiago comenzará una muy fructífera tarea de investigación sobe la Historia de Canarias, buscando y rebuscando todos aquellos documentos que de Canarias se conserven en los archivos de España y otros países.

Fueron años de un trabajo ímprobo, de miles de horas de su vida para dar a conocer nuestra historia, sin esperar nada a cambio, de una generosidad impagable. Su labor en la revista publicada por la Casa de Colón, Anuario de Estudios Atlánticos, fue inmensa. Le dedicó muchas horas y mucho trabajo desde el momento de su creación en 1955, junto con Rumeu de Armas, hasta su muerte, no sólo por ser el secretario técnico y tener que ocuparse de la edición de la revista en Madrid, sino en la búsqueda de información para elaborar su Bibliografía atlántica, especialmente canaria, teniendo en cuenta los medios de que entonces se disponía para localizar, a nivel mundial, la bibliografía que apareciera sobre Canarias.

Termino reiterándoles las gracias por su presencia. Esperando que si tienen la oportunidad de leer el libro, este les ayude a conocer la figura extraordinaria que fue Miguel Santiago Rodríguez”.

Foto central: Pedro Rodríguez, Elena Santiago, Sibisse Sosa y Sergio Aguiar

Publicado en Sociedad