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La iniciativa, que se suma a otras anteriores, buscaba favorecer la convivencia entre estudiantes locales y migrantes en el curso 2023/2024
Concluye con la realización, esta semana, en el patio del centro, de un gran mural al que ha contribuido el presidente del Gobierno de Canarias y el consejero regional de Educación, Poli Suárez
La obra pretende ser un reflejo de la cultura de la acogida, la diversidad y la multiculturalidad de las islas que, en los últimos tiempos, ha abanderado este centro educativo de la capital grancanaria
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el consejero de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes, Poli Suárez, han clausurado este lunes el proyecto Red de Embajadores Aborígenes del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria.
La red está integrada por doce estudiantes de segundo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), quienes este curso han trabajado en distintas iniciativas sociales para favorecer la convivencia junto con jóvenes migrantes acogidos en los centros de internamiento Canarias 50 y Las Raíces, en Gran Canaria y Tenerife, respectivamente, y su clausura ha consistido en el inicio de un mural de casi treintametros cuadrados en el patio del centro, que esperan concluir durante la semana, y que refleja la cultura de la acogida, la diversidad y la multiculturalidad de las islas, según sus promotores.
A lo largo de todo el curso, la iniciativa ha buscado promover entre los jóvenes el análisis, la comprensión y la interiorización del concepto de ciudadanía global, de forma que sus participantes fueran capaces de empatizar con los pensamientos y sentimientos ajenos, en particular con los de personas de otras razas, culturas, orígenes y contextos, generando iniciativas sociales que favorecieran la convivencia.
En una última fase, a finales de mayo y con un formato eminentemente práctico, los embajadores y los jóvenes migrantes participaron en diferentes actividades ecosociales organizadas junto con colectivos de Gran Canaria y Tenerife.
Entre las actividades celebradas, una ruta por el Bosque del Adelantado, en El Rosario (Tenerife) en colaboración con la organización no gubernamental ACCEM, que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas, migrantes y colectivos más vulnerables. Durante el recorrido, los jóvenes recogieron residuos urbanos, desarrollaron actividades de reconocimiento de vegetación exótica y celebraron un taller de biodiversidad.
La actividad se repitió horas más tarde en Punta del Hidalgo (San Cristóbal de La Laguna) y, posteriormente, se celebró una visita a la Finca de Osorio (Teror), para conocer el patrimonio medioambiental de Gran Canaria.
Asimismo, pero en coordinación con el Vicerrectorado de Relaciones Internacionales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, participaron en un taller de arte donde los embajadores aborígenes y los jóvenes migrantes plasmaron en un lienzo la necesidad de trazar puentes con África, y, ya para terminar, regresaron al IES, donde construyeron un faro que simboliza las experiencias y conocimientos adquiridos en el desarrollo de este proyecto.
Premios nacionales
La iniciativa es una nueva extensión del proyecto Sentir La Isleta: convivir para entender, que en su día recibió dos importantes distinciones estatales: el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer y el galardón Inmigración y Convivencia 2023 de los Premios Aprendizaje-Servicio, organizados por diferentes colectivos sociales con participación del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.
Todo comenzó en el curso 2022-2023, cuando desde el IES decidieron generar espacios físicos y temporales donde jóvenes canarios y migrantes del centro Canarias 50 pudieran convivir de forma relajada, conocerse, hablar y compartir, generando así sentimientos de amistad que les permitieran profundizar en los procesos migratorios.
A raíz de ahí, los estudiantes decidieron crear un taller de bicicletas en desuso y proponer a los gestores del internamiento que los migrantes asistieran al instituto de manera continuada, de forma que pudieran cooperar en el arreglo de los vehículos. Una vez rehabilitadas, las bicicletas fueron donadas a asociaciones vecinales para que otras personas del barrio las usaran.