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La Sala Insular de Teatro (SIT), en Primero de Mayo, celebra la primera de las cuatro residencias artísticas de la temporada 2023 – 2024 con Cobre, una propuesta de danza, de “movimiento puro”, que protagonizan Sergi Fäustino y Carmelo Fernández
Una residencia creativa en la que el artista barcelonés y el bailarín y coreógrafo grancanario vienen trabajando desde la pasada semana con una serie de acciones entre clases abiertas, el taller Paritorio de solos y una charla entre creadoras, que se celebra hoy martes de 19.00 a 21.00 horas, y cuyo resultado se podrá descubrir en la Sala Insular de Teatro este fin de semana, viernes 27 y sábado 28 de octubre, a las 19.30 horas.
Cobre se concibe, según sus autores, como “un proyecto de trasmisión entre bailarines sobre lo esencial y material de encontrarse solo en escena. Sin dirección ni autoría entre ellos, dos intérpretes comparten aquello que nunca se comunica, lo que no se enuncia, lo que ni siquiera llega a ser un diálogo interno”.
La génesis de Cobre parte de la idea de Sergi Fäustino de invitar a cinco coreógrafos/as a trabajar en un proceso creativo en su proyecto Un cierto esplendor. “Lo que se plantea es que ese proceso creativo resida en su cuerpo como un solo de danza, o cinco solos”, explica Carmelo Fernández, uno de los invitados e intérprete en Cobre junto a Faustino. “De ahí surge Cobre, que el pasado año lo acogió La Caldera, en Barcelona, Los Barros el espacio de Helena Córdoba y Carlos Marquerie, en Madrid y también en el Teatro leal, en Tenerife”, apunta el bailarín, coreógrafo y agitador cultural.
Con interpretación de Sergi Fäustino y Carmelo Fernández, responsables igualmente de la iluminación, espacio y concepto sonoro; y vestuario y apariencias de Jorge Dutor, Cobre “es un trabajo de movimiento puro, no entramos en concesiones dramatúrgicas; no hay ideas sobre las que trabajar porque no hay autoría, no hay cosas que modificar porque no hay dirección, todo se trabaja desde otro lugar como más independiente”, explica Carmelo Fernández.
En opinión de Sergi Fäustino, cuyo trabajo en la última década tiene que ver con el lenguaje corporal, el cansancio y los límites físicos, la pieza resultante de la primera residencia artística de temporada de la Sala Insular de Teatro, “es como un repaso físico de los lugares por los que hemos pasado los dos como intérpretes, donde hay lugares comunes; se van a ver dos cuerpos, la historia de la fisicalidad de dos personas, de los lugares y las trayectorias por las que han ido pasando desde el movimiento y a través del movimiento”. En este sentido, el creador barcelonés detalla que “trabajamos en estados en los que ocurran fisicalidades distintas donde no está definido el movimiento pero si están muy claros los estados que estamos buscando para que ocurran las cosas, y es un trabajo que puede ser más difícil incluso que la reproducción exacta de los movimientos de una coreografía”.
Esta composición abierta, una acción para “revisitar lugares desde un componente orgánico”, según Carmelo Fernández, tiene que ver con el trabajar en formato solo, “que es una realidad que cubre muchas necesidades, desde la impronta a la hora de abordar un trabajo en solitario y que es la manera de tirar hacia adelante, a la vez que es una manera de dar ritmo y relacionarte contigo solo como creador e intérprete”. Un formato que a juicio de Sergi Fäustino, “tiene sentido según lo que estés trabajando, y en mi caso lo entiendo desde la fisicalidad, cuando ves un cuerpo moviéndose, que ese cuerpo refleje esa persona, y la manera de abordar eso me ha llevado a trabajar de esta manera”.
La residencia artística de Cobre en la Sala Insular de Teatro es también una oportunidad para intercambiar experiencias y profundizar en la trayectoria profesional con coreógrafas locales. A este respecto, hoy martes 24 de octubre, la SIT acoge una conversación a cinco voces, de 19.00 a 21.00 horas, donde los protagonistas de Cobre comparten su ideario y reflexiones con las artistas Raquel Ponce, Lola Jiménez y Begoña Vega.
Espacio sonoro
El silencio y la musicalidad del propio cuerpo están presentes en el espacio sonoro de Cobre. Fragmentos de otros espectáculos de danza “en los que se escucha todo, los pasos, el ambiente”, detalle Carmelo Fernández. Un ejercicio de sampling, con fragmentos y loops que generan ambiente y que aparecerán de forma aleatoria mientras se desarrolla la pieza “como un vector que juega a modificar y llevar a otro lado al cuerpo que está en escena”.
El creador grancanario reflexiona acerca de la ausencia de música en un formato más convencional: “en mis clases pocas veces utilizo la música. Y muchas veces a la gente les parece extraño porque entienden que la danza siempre tiene que estar relacionada con el ritmo y con la música, y el cuerpo tiene también su propia musicalidad y esos tiempos inspiran y crean una relación muy potente con el público”.
En opinión de los dos creadores, trabajar en formato de residencia en la Sala Insular de Teatro es “una maravilla”. Explica Sergi Fäustino que “el espacio, la SIT, es un vector importante que nos va a modificar el trabajo, y le da un color distinto y carácter a la creación. Lo que va a pasar allí es distinto a lo que se genera en una sala negra o en cualquier otro lado”.