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'Antonio Padrón: “Pintar es vivir”, por Amado Moreno
Consideraciones y recuerdos con motivo de la obra “El silencio de sus soledades”, firmada por Manuel García Morales
Fue presentada en la casa museo del artista en Gáldar, con participación de su sobrina María Victoria Padrón Martinón
Si escribir es vivir, como sostenía Flaubert, tan meticuloso siempre con su literatura para encontrar la palabra adecuada y producir su obra inmortal Madame Bovary, posiblemente no nos equivocamos al asegurar hoy que para Antonio Padrón “pintar también es vivir”.
Llegaremos sin dificultad a la misma conclusión tras la lectura del texto, no exento de calidad literaria, que ahora nos regala el profesor Manuel García Morales. Relato fronterizo con el ensayo, fundamentado en la impagable documentación de la tesina suscrita por María Victoria Padrón Martinón, sobrina del artista canario. Apelo y pongo el acento deliberadamente en la condición canaria de Antonio Padrón pues la lleva impresa en su obra. Fue esa una prioridad tan suya, al extremo que respondió con cierta indiferencia ante algunos reclamos de admiración para que su arte trascendiera los límites del localismo galdense y los del Archipiélago.
La pintura, ligada a su tierra insular y a las tradiciones ancestrales, habría de ser la verdadera savia de Antonio Padrón. Más de una decisión suya estuvo motivada por esta preeminente y peculiar querencia artística. Tal es así que le induciría a incumplir, por ejemplo, un compromiso adquirido con el ejercicio de la docencia en el instituto de Guía. Lo describe el trabajo creativo de Manuel García Morales, oscilante entre la realidad y la ficción, que se presenta en este acto.
El curioso episodio me retrotrae a una vivencia personal cuando me iniciaba con 21 años en la plantilla de Diario de Las Palmas. Tres años después de la muerte del artista, yo –disculpen que comunique en primera persona, sin ánimo de hurtar el protagonismo que corresponde a los demás intervinientes-, tuve la suerte o el privilegio de asistir a la apertura de esta casa museo, en mayo de 1971, para firmar posteriormente la crónica del evento en el periódico vespertino.
La experiencia no pudo ser más gratificante en lo humano y profesionalmente. Entre otras satisfacciones, todas emotivas, me deparó la confidencia directamente de Luis Cortí, entonces director del Instituto de Guía, y que luego se reprodujo íntegramente en la publicación.
Considero oportuno evocar ahora su versión literal, en la medida que fue el interlocutor de Antonio Padrón en aquel lance surgido en la trayectoria del pintor. Cortí narra con matices el encuentro en el que se consuma el frustrado ingreso, después de haber aceptado la propuesta para enseñante del arte que dominaba.
“Aún recuerdo aquel profesor de Bellas Artes de la Academia de San Fernando, Antonio Padrón, –me confesaría el que seguía siendo director del centro guiense-. Llegó a nuestro instituto para prestarnos sus servicios, imbuido en un noble afán de colaboración, como un verdadero maestro. Mas, de pronto, arrastrado por su innata vocación, nos recuerda (Antonio Padrón) que necesitaba la luz del día para cumplir su misión, la suya, la verdadera, y esta se vería imposibilitada si se dedicara a la docencia”.
“No olvido el tacto exquisito con que nos lo hizo ver, poco menos que disculpándose ante esta rápida despedida”, escuché decir también a Cortí, antes de finalizar reconociéndome que en toda la obra de Antonio Padrón veía el pincel de un hombre serio, enterado de las diversas técnicas, “pero que creó una tan suya, tan de su tierra –subrayaría- que sin querer, sin presentirlo, saltó las barreras del tiempo”, debiendo ocupar en consecuencia el puesto que merece en el mundo pictórico nacional e internacional, a su juicio.
Foto: María Victoria Padrón, Manuel García Morales y Amado Moreno
Otros invitados en mayo de 1971 a aquel mismo acto inaugural de esta casa, en la que hoy celebramos lo que celebramos de este pintor que renunció a los cantos de sirena del arte mercantilizado en Paris, por amor a su tierra y a su singular arte, abundaron en elogios para Antonio Padrón, incorporados luego a nuestra crónica periodística. Merece la pena rescatarlos para este instante:
Juan Rodríguez Doreste: “Es una de las figuras más conspicuas del arte canario”.
Felo Monzón: “Junto con Zabaleta, Antonio representa las dos posturas más meritorias del expresionismo nacional”
Néstor Álamo: “Es la primera vez que en las artes de las islas se incorporan los elementos antropomórficos de nuestros antepasados”
Justo Jorge Padrón: “Un hombre que ha sabido aglutinar con su arte y bonhomía a los más dispersos caracteres”.
Ellos y otras personalidades del mundo de la cultura y de las instituciones se dieron cita aquel día en esta casa museo, convertida felizmente con el paso de los años en referente de primer orden en el conjunto de la oferta monumental y artística que luce la ciudad de Gáldar.
Un estudio inédito de la figura y obra de Antonio Padrón por su sobrina María Victoria Padrón Martinón vería la luz años más tarde, en 1981, con respaldo del Cabildo de Gran Canaria. En el afán de alcanzar el mundo del pintor y tío suyo, María Victoria culmina una laboriosa recopilación de impresiones y datos.
Un conjunto de obligada lectura para aproximarnos a las claves de su andadura vital, sus debilidades y fortaleza, su manifiesta vocación y tendencia artística, con el paisaje y el costumbrismo canarios como elementos imprescindibles.
En definitiva, el entorno y los factores que sirvieron al artista galdense para crear “un mapa espiritual de Canarias”, en definición de Juan Ismael a María Dolores de la Fe para el rotativo LA PROVINCIA en junio de 1970.
Celso Martín de Guzmán narra en una columna periodística suya en marzo de 1990 cómo quedó anonadado con la erudición de Antonio Padrón sobre la variedad de estilos pictóricos, en particular los de Zurbarán y Velázquez. Ocurrió durante un encuentro casual entre ambos, en las cercanías de esta casa, y en cuya planta baja trabajaba su colaborador don José Domínguez, para el montaje de los bastidores de sus cuadros.
“Descubrí entonces que no solo estaba ante un artista sino ante un profesor que conocía , en todo su calado, el fenómeno del Arte”, sentencia Celso en su escrito.
Dicho todo lo anterior, que no es poco ni mucho, pero sí revelador y significativo por la relevancia que voces cualificadas y diversas conceden a Antonio Padrón, puedo afirmar que descubrirán mucho más del artista en esta obra que firma Manuel García Morales con estilo pulcro, donde no resulta fácil distinguir la ficción de lo real, por la delicadeza con que disecciona la investigación de María Victoria Padrón sobre su tío Antonio. Afronta esa tarea con una habilidad literaria que sugiere interpretar que estamos ante unas “Memorias” dictadas por el propio pintor galdense.
La inspiración del autor parece acertar también con el título de su obra: “Antonio Padrón: el silencio de sus soledades”, fruto de un cuidadoso análisis de la personalidad del artista, no en vano admirador de literatos como Lope de Vega que, entre otros poemas, nos dejó uno imperecedero: “A mis soledades voy/ de mis soledades vengo/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos”.
No sería extraño que esta lección poética guiara también los pasos en la vida de Antonio Padrón, aunque en su caso introduciría quizás una ligera variante en el último verso, para precisar que le bastaría la pintura para andar consigo, no los pensamientos, expresión elegida por Lope.
(Texto de Amado Moreno en el acto de presentación del libro Antonio Padrón, El silencio de mis soledades, en la casa museo del pintor galdense en la ciudad de Gáldar, viernes 4 de octubre de 2024).
*Publicado en La Provincia
Reportaje: 'Lucas Camino Navarro, misionero canario “El miedo a la violencia de una vida sin futuro explica la inmigración desbordada”, por Amado Moreno
“Aunque de pequeño soñé con Sudamérica, he sido feliz trabajando treinta años en varios países de África”
“Parece mentira que Alemania se inspiró en nuestro modelo exitoso con la FP dual en Togo”
“Escandalizan los planes educativos diferentes y las variedades territoriales en España, con una EBAU de cachondeo”
“En Lomé conocí a un grupo de etarras deportados por Francia, uno de los cuales murió en extraña circunstancia”
“La Iglesia debe ponerse en manos de seglares o laicos, sin discriminación de la mujer”
“Los sacerdotes, aunque titulares de las parroquias, se ocuparían exclusivamente de la actividad sacramental”
“Los treinta años de trabajo en África me han parecido cortísimos. He sido muy feliz en este continente”, asegura el sacerdote y misionero salesiano Lucas Camino Navarro (Tejeda, junio 1948). Su confidencia se produce a pocos meses de cumplir cincuenta años de su ordenación en Las Palmas de Gran Canaria por el obispo José Antonio Infantes Florido, el 25 de diciembre de 1974. No obstante, eligió el templo de su pueblo natal durante el fin de semana para anticipar una ceremonia eucarística de tal conmemoración, rodeado de su familia y su gente.
Realizó sus estudios de Filosofía en Córdoba y los de Teología en la Cartuja de los Jesuitas en Granada, tras el noviciado en Cádiz y el bachiller en Guía de Gran Canaria. Obtuvo también el título de peritaje industrial en Málaga, requisito importante para desarrollar posteriormente su labor educativa en África durante tres décadas, destacando los diecisiete años en Togo (en dos etapas), nueve en Senegal, y cuatro entre Mali y Burkina Faso.
“Aunque soñaba de pequeño misionar como salesiano en Sudamérica, en el alto Orinoco, influido por mis muchas lecturas en el colegio guiense de mi infancia, lo cierto es que África no me defraudó como destino para mi trabajo. Me sentí realizado en un 200 por 100”, agrega hoy Lucas Camino al echar una mirada atrás y poner el foco especialmente en su labor educativa y de catequesis entre los años 1982 y 2012 en el vecino continente.
Lucas Camino Navarro en patio del colegio salesiano de la capital grancanaria
¿Cuál fue su principal descubrimiento en los países africanos? ¿Tuvo la sensación de chocar con otra civilización opuesta a la de la Europa cristiana?
En la lógica diaria por supuesto que hay gran diferencia en sus comportamientos. Pero al aprender su lengua me percaté de que su lógica está más correctamente de parte de la sencillez africana que de la complejidad del pensamiento europeo. A diferencia de nuestra tradición occidental que profundiza excesivamente en conflictos tensionados, el africano renuncia a sobredimensionar la discusión y opta por dar media vuelta. A la espera de que se rebaje la temperatura para reanudar luego el encuentro y lograr la conciliación. Lo describo así de manera simple para mejor comprensión de mi experiencia.
La avalancha de cayucos procedentes de África cargados de inmigrantes le pilla destinado hoy en los salesianos de Málaga. ¿Le sorprende esta explosión del fenómeno migratorio que castiga particularmente al Archipiélago Canario en este 2024?
Me sorprende un poco la dimensión numérica de arribadas, sobre todo la de los norteafricanos. La avalancha del África negra no me extraña demasiado. Comprendo la llegada de tantos cayucos por la situación de miseria y extrema pobreza en su territorio y por el hambre. El miedo a la violencia de una vida sin futuro explica el desbordado fenómeno migratorio. Paralelamente, las mafias han aprovechado la situación de necesidad para hacer su negocio. También es cierto que los gobiernos de los países emisores se sienten aliviados en el fondo con este éxodo masivo. Los que marchan son menos bocas a alimentar en sus lugares de origen. Además, piensan esos gobernantes que los que acaban en Europa abren pronto cuenta en un banco, cuyos ingresos revierten sin demasiada tardanza en sus parientes o naciones de las que salieron. Ha ocurrido y sigue ocurriendo con muchas familias africanas. En algunos casos, con un éxito extraordinario. Conocí el caso concreto de un joven inmigrante, formado con nuestro modelo dual, desembarcó en Alemania, donde empezó de barrendero a las puertas de una potente industria multinacional. Hoy es el delegado de seguridad de la misma para toda África. No es el único caso exitoso entre nuestros antiguos alumnos.
¿La ayuda de la UE con millones de euros a los gobiernos de esos países para frenar la inmigración es un método a mantener pese a revelarse insuficiente?
Como remedio paliativo es aceptable, pero evidentemente no es la fórmula adecuada que resuelva con garantías el fondo del problema.
CON ETARRAS DEPORTADOS EN LOMÉ
En Togo, independientemente de su trabajo misional, coincidió y compartió momentos en 1984 con un grupo de etarras deportados por Francia, que se alojaban en un hotel de Lomé, pagados por el Gobierno español. ¿Qué impresión le dejaron?
Los que conocí fueron amables conmigo. Percibí que era un grupo heterogéneo. Observé que había un líder casi indiscutible, por su indisimulada capacidad intelectual y fortaleza física, José Miguel Galdós Oronoz. Incluso fue entrenador del equipo nacional de rugby en Togo. Pero los deportados no conformaban un solo bloque. Hubo una aparente escisión a raíz de que Francisco Javier Alberdi Beristain, el mayor de todos a su 47 años, y también con cierto predicamento entre ellos, insinuó volver a España para acogerse a los resquicios legales que le permitirían integrarse de nuevo socialmente en su País Vasco. Su intención era rechazada por otros del grupo. Lo real es que Alberdi no tardó en fallecer en circunstancia extraña. Su cadáver fue descubierto completamente carbonizado en Lomé, según testimonios de la época.
¿Alguno le mostró arrepentimiento o pesar por crímenes que habían forzado su destierro a África?
De acuerdo con lo que escuché y leí entonces, el único etarra de los deportados que dio signos de intentar rectificar sería Alberdi. Inició los trámites necesarios para acogerse a una amnistía o ley favorable en España que posibilitara su reinserción. Y en tal sentido fui testigo de que hizo un viaje de Lomé a París en el mismo avión que iba yo, pocas fechas antes de su muerte.
ÉXITO DEL MODELO DE LA FP DUAL
Tras décadas ejerciendo como docente, ¿qué opinión le sugiere la última reforma educativa en España?
Me escandalizan tantos planes diferentes, incluidas las variedades territoriales. La EBAU (Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad) es un cachondeo. En cambio aprecio todo lo que pueda hacerse en el campo de la formación dual con las empresas en la FP. Parece mentira que en Togo empezó a inspirarse el modelo alemán de la formación dual que los salesianos ya habíamos puesto en práctica en Lomé, con el posterior reconocimiento del gobierno al cabo de los años. Contaba con nosotros como asesores y para todos los encuentros nacionales o internacionales que tuvieran que ver con nuestra exitosa experiencia. No sólo poníamos en valor la formación dual para la parte práctica, también concedíamos relevancia a la educación teórica en disciplinas como las matemáticas o cálculo, contabilidad, gestión financiera y los idiomas extranjeros como el francés y el inglés. Este otro apartado es tan imprescindible como la dualidad con las empresas. En núcleos periféricos de Lomé y Dákar fuimos más allá en nuestros objetivos con poblaciones de más de veinte mil habitantes. Pusimos en marcha el sistema de microcréditos para jóvenes emprendedores cuando habían acabado la FP. Procurábamos comprometer la participación de familiares, vecinos y entidades locales en esta iniciativa, aunque no siempre se lograba con el nivel deseable.
¿Qué lugar desempeñaba la religión en aquellas sociedades africanas en las que desarrollaba su labor?
Un papel fundamental como elemento de cohesión social y familiar. Incluso las religiones tribales hacían su aportación en ese sentido. La religión representa para los africanos un verdadero refugio en medio de las duras dificultades para la mayoría de ellos. Muestran una fe profunda en el Dios único, aunque no necesariamente miran siempre a Jesucristo como su referencia. Por consiguiente, no son difíciles las conversiones al cristianismo o al islam, con predominio del segundo.
¿Alarma en su colectivo la crisis de vocaciones? ¿Puede ser subsanada con el potencial de jóvenes africanos y sudamericanos, sumando avances de la Iglesia católica a la hora de ceder mayor protagonismo a la mujer y prescindir a la vez del celibato?
La alternativa potencial de africanos o sudamericanos no pasaría de constituir una respuesta coyuntural. No es la solución definitiva. La Iglesia debe ponerse en manos de seglares o laicos, hombres y mujeres, sin discriminación alguna. Estamos llegando al momento en que los párrocos deben ser seglares. Los sacerdotes, aunque titulares, habrían de ocuparse exclusivamente de la actividad sacramental o espiritual.
*Publicado en La Provincia el 16.09.24
Reportaje: 'La biografía de Eusebia de Armas, en manos del cardenal Artime, por Amado Moreno
El cardenal Ángel Fernández Artime con la biografía “Eusebia de Armas y el Colegio Salesiano de Guía”, en Luanco /AMADO MORENO
El purpurado salesiano, uno de los más cercanos al papa Francisco, recoge con satisfacción un ejemplar en sus vacaciones estivales de Luanco
La cifra de alumnos en centros de la congregación de Don Bosco supera hoy los seis mil en Canarias
Cuando aún no era purpurado de la Iglesia, Fernández Artime estuvo en mayo del año anterior en Gran Canaria para participar en el centenario del primer colegio salesiano promovido en esta isla
Durante las vacaciones de verano en su localidad natal de Luanco (Asturias), el cardenal salesiano Ángel Fernández Artime ha recibido recientemente, con interés, satisfacción y palabras de gratitud por su parte, un ejemplar de la obra “Eusebia de Armas y el Colegio Salesiano de Guía”. Complacencia de signo distinto fue para él que en el mismo mes de agosto conociera su título como hijo predilecto del Principado en el marco del Día de Asturias 2024, que se conmemora este domingo 8 de septiembre.
Cuando aún no era purpurado de la Iglesia, Fernández Artime estuvo en mayo del año anterior en Gran Canaria para participar en el centenario del primer colegio salesiano promovido en esta isla. Vino como rector mayor de la congregación de Don Bosco (2014-2024). Entonces y siempre animó a divulgar la labor de su clero y educadores. Lo hizo personalmente en más de los 130 países que visitó por su máxima condición jerárquica en el organigrama de la comunidad religiosa. Esta reiterada prédica justificaría plenamente su alegre acogida por el obsequio editorial novedoso. La biografía ahora entre sus manos, con la firma de Sergio Aguiar Castellano, había sido presentada el pasado agosto en el contexto de la fiesta patronal guiense y con el respaldo del ayuntamiento norteño.
El tomo, con más de quinientas páginas y centenares de fotografías, con sello de Edigeca, es una descripción amplia de la andadura vital de Eusebia de Armas Almeida, dama de Guía, que legó todo su importante patrimonio a la diócesis de Canarias, después de invertir una cuota significativa de su fortuna en la construcción de un centro educativo modélico que confió a los salesianos desde 1955.
El autor, Sergio Aguiar, se congratula con la recepción de la obra por el cardenal Fernández Artime: “No en vano fue durante una década el superior de los salesianos, expandidos por más de un centenar de países de todo el mundo –comenta-. El primer español en ocupar el puesto de rector mayor, al convertirse en el décimo sucesor de Don Bosco, fundador de la congregación en el siglo XIX”
Remitiendo a los números, el investigador rubricante de la publicación pone en valor al colectivo religioso que centra su trabajo. Destaca los 14.299 salesianos con las 1.865 casas o centros en más de un centenar de países, datos a los hay que sumar las 11.535 hijas de María Auxiliadora, distribuidas en noventa y siete naciones de los cinco continentes.
“Estamos por tanto –remata el autor- ante una figura histórica de los salesianos, comunidad que dejó también su huella a lo largo de los dieciséis años que ejerció su labor en el municipio grancanario de Guía, gracias a la decisión y aportación económica de Eusebia de Armas Almeida”.
Complementario a las cifras manejadas por Sergio Aguiar, merece señalarse que la congregación salesiana contabiliza actualmente en Canarias más de seis mil alumnos y alumnas, tres mil de ellos bajo la tutela de las hijas de María Auxiliadora, abarcando en conjunto desde 1994 una notable actividad social en Gran Canaria y Tenerife, además de Fuerteventura, orientada a través de la Fundación Canaria Maín. Permanece empeñada en la atención y reinserción laboral de multitud de jóvenes y niños en riesgo de exclusión.
AFINIDAD SALESIANA CON EL PAPA
No sorprende que Ángel Fernández Artime sea considerado por uno de los cardenales más próximos al papa Francisco. Antes de liderar su congregación religiosa desde Turín o Roma, fue superior provincial de los salesianos en Buenos Aires, donde coincidió y fraguó una estrecha amistad con el arzobispo de la ciudad argentina, Jorge Mario Bergoglio, elegido Papa posteriormente en marzo de 2013 con el nombre de Francisco.
La cercanía entre ambos se consolidó con el nuevo pontífice al mando de la Iglesia católica. A la afinidad de los dos contribuirían igualmente lazos comunes. La trayectoria del argentino Francisco está jalonada de marcas salesianas, como su bautizo en la basílica de María Auxiliadora y San Carlos (Buenos Aires), diciembre de 1936, y formación pocos años más tarde hasta sexto grado en centros de la comunidad religiosa en la misma capital.
Dedicatoria especial en el libro para el cardenal salesiano, extendida por el autor, Sergio Aguiar Castellano/A.M.
“No es raro que hable con cariño de los salesianos. Mi familia se alimentó espiritualmente de ellos en Buenos Aires. Aprendí a privarme de cosas para darlas a gente más pobre que yo (…) Uno se sumergía en un tramo de vida, preparado como para que no hubiera tiempo ocioso”. Son palabras con las que el Papa Francisco ha resumido en alguna ocasión su experiencia con los discípulos de Don Bosco, y con los que aprendería a empatizar entre los necesitados, antes de vincularse definitivamente a la orden de los Jesuitas.
Ángel Fernández Artime conserva diversidad de anécdotas con el Papa, algunas registradas antes de que uno y otro accedieran a sus últimas responsabilidades. Siendo arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio acudía los días 24 de cada mes a oficiar la misa en la basílica de María Auxiliadora, patrona de los salesianos, cuando Artime ejercía allí de superior de la congregación, al margen de mantener ambos regularmente reuniones de trabajo sobre pastoral y educación.
El cardenal de origen asturiano nunca imaginó alcanzar el cardenalato. De hecho, ningún rector mayor lo había logrado. Además, sin haber sido previamente obispo. Algo sin precedentes.
“En el momento del Ángelus con un provincial salesiano de África, me comentaron que el Papa había dicho mi nombre entre los futuros cardenales. Pensé que era una equivocación”, ha declarado en sucesivas entrevistas, meses después de su designación. Tampoco olvida cómo Bergoglio bromeó antes con él cuando sus compañeros lo eligieron rector mayor en 2014: “Pero gallego, ¿qué te han hecho?”, le espetó.
No obstante, tanto como rector mayor en el pasado y como flamante cardenal ahora, Ángel Fernández Artime muestra ser el mismo en la comunicación con los demás, “profundamente humano y profundamente sólido”. Evocó esta fijación en su conducta habitual durante la homilía de su última misa, el pasado mes en Luanco, con un templo abarrotado de fieles, y el gobierno local de color socialista en la primera bancada, cuya presencia el orador subrayó y agradeció en especial, como la de los demás asistentes.
Todo ello con una cuidada escenografía litúrgica, donde no faltó un coro local de jóvenes, ni la improvisada imagen de María Auxiliadora de testigo, junto al altar, detalle del párroco José Antonio Alonso Artero, en atención al dignatario eclesiástico protagonista.
En vísperas de su regreso a Roma, donde le ha sido asignada por el Vaticano la basílica de Santa María Auxiliadora, el cardenal Fernández Artime manifestó al periódico La Nueva España (Grupo Prensa Ibérica), que desconoce la misión que le confiará el Papa Francisco para el futuro: “Estoy para lo que me pida. Voy a hacer cualquier tipo de servicio porque para eso estoy disponible”.
*Publicado en La Provincia el 10 de septiembre de 2024.
Artículo de opinión: 'La administración heredera de Eusebia de Armas provoca la marcha de los Salesianos de Guía en 1971'
Texto íntegro del discurso de Amado Moreno durante la presentación de una biografía sobre la dama guiense, con la firma del investigador Sergio Aguiar
“Agradezco en primer lugar la invitación a participar en este acto, aunque no la solicité. Incluso traté inicialmente de alejar de mí este cáliz, que es como siento toda exposición pública o mediática no deseada. Mi esfuerzo fue vano. Siempre acabo cediendo por la imposibilidad de rechazar la insistencia de un amigo o amiga, en este caso Sergio Aguiar. Cuesta aún más denegar el compromiso cuando me consta que se trata de reconocer un trabajo concienzudo y serio, como este que hoy nos convoca para presentar una vasta biografía sobre una ciudadana notable del municipio guiense del siglo XX, Eusebia de Armas Almeida.
Como se demuestra a través de las páginas de la novedad editorial, la protagonista femenina sobresale y deja huella no por ser un antecedente de la Sra. Preysler (icono ésta de una parte de la sociedad actual). No.
Doña Eusebia pasa a la historia no por una superficialidad glamurosa, pasa a la historia por su decidido afán de servicio a la sociedad de su tiempo, cuando queda viuda de su esposo militar y oficial de la guardia civil, muerto en San Sebastián, apenas iniciada la guerra de 1936.
Doña Eusebia de Armas, lejos de rendirse o deprimirse en aquellos años convulsos y de penuria en la posguerra, busca y da sentido a su vida con un sueño que seguramente había abrigado mucho antes. Un sueño de impulso plenamente altruista que la anima a invertir su fortuna en un ambicioso proyecto educativo. Se traduce en la construcción de un monumental centro docente de singular esteticismo arquitectónico, y destinado a la atención especialmente de los niños más necesitados de la época. Confiaría con entusiasmo la futura labor a la congregación salesiana, tras contrastar diversidad de estamentos y opiniones, coincidentes todos en valorar positivamente a la comunidad de Don Bosco como la mejor posicionada para ofrecer enseñanzas de artes y oficio, equivalentes a lo que hoy conocemos como Formación Profesional.
Con la perspectiva que ofrece el tiempo transcurrido y los datos que brinda esta estudiada y minuciosa obra, podría afirmarse sin rodeos que los discípulos de Don Bosco, pese a su extraordinaria labor de formación en el ámbito escolar, fueron obligados a abandonar su tarea en el centro que le había encomendado la fundadora dieciséis años antes, y tuvieron que huir campo a través en el año 1971, si se nos permite esta hipérbole aplicada al vencido en una contienda. La entendida como fuga salesiana sería provocada al sufrir sus miembros previamente, año tras otro, una asfixia de su economía y recursos por parte de la administración heredera e independiente de la congregación (la Diócesis). Táctica cicatera empleada –dicho sea de paso- similar a la que poco tiempo antes había propiciado igualmente la marcha de los mismos religiosos de la villa de Teror.
Bien es cierto que concurrieron otros factores o circunstancias en ambas situaciones, al margen de las consabidas disputas o diferencias entre los gestores diocesanos y la cúpula salesiana.
Parafraseando al romano Terencio, al remarcar que nada humano le era ajeno en su condición de hombre, confieso también yo que nada de lo que sucedió con los Salesianos durante su estancia en Guía me resulta ajeno. Después de aprender yo las primeras letras y números en la escuela de doña Carmelita aquí en esta ciudad, ingresé como alumno en el Colegio María Auxiliadora prácticamente desde la llegada salesiana en 1955 de la mano de Guillermo Navarro, que recibió las llaves de doña Eusebia como coordinador del centro. La arribada del primer director, Ángel Carretero, fue un hecho que no se demoró excesivamente.
Meses más tarde fui llevado a la presencia de la gran benefactora, cumpliendo con el ritual de conocer ella a los menores acogidos en su centro. La experiencia me quedó grabada. Duró pocos minutos. Ella ya había sufrido un ictus que le paralizó la mitad lateral de su cuerpo y permanecía inmovilizada, sin habla, en una silla de balanceo. No obstante, su semblante parecía intentar ser expresivo y empático. Yo me limité a decirle mi nombre, apellidos y mi edad, cumpliendo con la tradición que me habían recomendado. Yo no había cumplido entonces los siete años.
De izquierda a derecha, Carmelo Santiago, editor, Sibisse Sosa, concejala de Cultura, Sergio Aguiar, autor, Pedro Rodríguez, alcalde, y Amado Moreno, periodista.
He de consignar, para que se comprenda mejor mi fuerte vinculación salesiana -asumiendo así el riesgo de perder la objetividad analítica de lo ocurrido ante quienes siguen este relato-, que el primer director, Ángel Carretero, escogió y contrataría a Bonifacio, mi padre, para múltiples funciones domésticas o laborales (para comedor, jardinería, granjas, cocina, provisiones, transporte escolar, etc). Lo recuerdo hasta de actor en el papel de guardia civil con tricornio con una comedia estrenada en el teatro del colegio. Su actividad tan versátil se prolongó hasta 1971, año del forzado éxodo salesiano de Guía.
Marcelino Carreto Carretero, otro clérigo que ejerció en el mismo centro antes de ser director en diversos núcleos de la comunidad religiosa, tanto en las islas como en la Península, atribuía a mi progenitor una función idéntica a la de un intendente. Así lo definió públicamente en la emotiva y afectuosa pincelada que trazó de mi querido padre durante la ceremonia fúnebre en el cementerio de San Isidro, tras fallecer en octubre de 2001. En sus tareas con la comunidad religiosa, había contado por largos periodos con el concurso inestimable de Carmen, su esposa, y, obviamente mi madre.
Marcelino, sobrino además del primer director, Ángel Carretero, ambos de origen salmantino, tuvo a gala siempre una predilección por Guía y su gente. Orgulloso aceptó ser pregonero de las fiestas de la Virgen en una oportunidad.
Después de todo lo apuntado, y no apuntado, he de añadir que fui testigo directo de secuencias importantes en el devenir del colegio. Circula una fotografía en la que me identifican con diez años. Saltándome el protocolo, me encuentro junto al féretro de doña Eusebia en la cripta donde iba a ser enterrada. Ocurría apenas tres años más tarde de haber sido llevado yo a la presencia de ella en su casona residencia de Guía.
Tampoco olvido la visita por sorpresa del obispo Antonio Pildain al centro María Auxiliadora durante un verano, ya fallecida la fundadora, y cuando la diócesis entró de lleno a ser la administradora como heredera de todos los bienes de doña Eusebia. El prelado, acompañado del director entonces, el orensano Modesto Cabano Domínguez, recorrió de arriba abajo la mayoría de las dependencias, salvo la cocina, la despensa, los aseos…y la cripta en la que descansaba doña Eusebia y demás familiares allí enterrados.
Portada del libro
¿No merece su memoria, su obra y su religiosidad en vida, recordarla con un oficio litúrgico, al menos cada década, por quien heredó todo su patrimonio? Es una pregunta que sobrevuela por la cabeza de antiguos alumnos salesianos que fueron beneficiados por la inmensa generosidad de ella, y que después han destacado como profesionales en disciplinas varias, convirtiéndose en empresarios, abogados, médicos, docentes, psicólogos, periodistas, sacerdotes, etc.
Vuelvo al libro firmado por Sergio, que es lo relevante, y no mis anécdotas personales.
De antemano advierto a los interesados en su lectura que procede hacerla de forma pausada para disfrutar y digerir la cuantiosa documentación que maneja en sus más de quinientas páginas. Abarca un rico muestrario de imágenes de la época, muchas de ellas verdaderamente inéditas, que sorprenden y despiertan añoranzas por un tiempo que en algunos aspectos fue mejor a lo que sobrevino después.
Entre los múltiples testimonios que recoge el texto, impacta el remitido por Lucas Canino Navarro, originario de Tejeda, con el que coincidí como estudiante, y con el que mantengo una estrecha amistad hasta hoy. Ejerce de salesiano en Málaga y párroco de fin de semana en la iglesia de María Auxiliadora, en Antequera. Con anterioridad fue misionero en Africa durante más de una década, concretamente en Senegal y Togo, deparándole su responsabilidad, entre otras vivencias, la ocasión de alternar y conocer a un grupo de etarras deportados por Francia, que vivían allí en Lomé capital, sufragados por el gobierno de España.
En su misiva, que reproduce el libro de Sergio Aguiar, califica Lucas Canino a doña Eusebia de “persona grande en la historia reciente de Guía” y evoca su encuentro infantil con ella como alumno:
“No estoy seguro si había sufrido ya la grave enfermedad que la dejó hemipléjica –indica-. Supongo que sí, pues de mis visitas a su casa así es como la recuerdo. La primera vez fui acompañado exclusivamente por María de la Concepción Bautista Pérez, conocida como la señorita Quica (encargada con sus hermanas de la central telefónica guiense, y tía de nuestro cantante, Braulio). Ésta quería dar la alegría a doña Eusebia con la presentación de uno de los niños pobres del campo, al que estaba ayudando a estudiar con las becas que fundó. No sé el grado de comprensión que ella tenía –admite Lucas- , pero actuó conmigo como si lo hubiera entendido completamente. Me acercó hacia ella y puso su mano un ratito sobre mi cabeza. Su cara sonreía de contenta. Es la imagen que conservo de ella. Sonriente. Tal vez un rictus, pero que transmitía paz y alegría. Así también cuando acudíamos ante ella a tocar con la rondalla del colegio, dirigida por otro gran salesiano, don Antonio Ferrete, en la fiesta del cumpleaños de doña Eusebia. Parecía disfrutar mucho con nuestros pasodobles, rondallistas incipientes, pero con el entusiasmo transmitido por el maestro. Luego había zumos y pastas como premio”.
“Lástima –concluye Lucas- que malos entendimientos de personas que miraban intereses muchos más bajos que los de doña Eusebia, hicieran del colegio salesiano de Guía un episodio educativo que no duró mucho”.
En su afán investigador, y con la perseverancia y disciplina de una hormiga o abeja, Sergio Aguiar escudriña archivos y hemerotecas para ofrecernos la más completa biografía con datos, documentos y testimonios diversos.
En ese trabajo, casi tan sacrificado como la minería, nos descubre también un torpedo de la época, uno de los muchos que gustaba disparar Néstor Álamo, ilustre guiense, a través de sus colaboraciones habituales en Diario de Las Palmas. No eludió terciar en la polémica pública por el uso del legado de doña Eusebia y la fundación que llevaba su nombre. Con ribete de ironía Néstor etiqueta tal fundación como “la de los tristes destinos, a la que intentan despersonalizar, o dejarla sin plumas, que es lo mismo”. Seguidamente defiende que la fundadora merecía algo más que la recordación por un pueblo con una lápida o busto, “aunque de tener que erigirlo a la reverenciada dama es cosa –dice literalmente- que corresponde a quienes de cualquiera de las formas se han alzado con su herencia, que no era, exactamente, lenteja de chinipita”.
Termino rápidamente. Lo hago con la certeza de que desde hoy Guía cuenta ya con una herramienta más, no una herramienta cualquiera, la que significa esta biografía escrita por Sergio Aguiar Castellano para enriquecer el conocimiento pormenorizado del personaje, Eusebia de Armas Almeida, y la historia que ésta ha interpretado con humildad y a la vez con ambición, en aras fundamentalmente del progreso educativo de su ciudad y comarca.
Me resta por último dar la enhorabuena al autor por su esfuerzo y resultado. No le ha faltado el detalle sensible de dedicar el trabajo a su hermana Laura Auxiliadora, con nombre de evidente raigambre salesiana, y uno de sus pilares afectivos, junto a su madre, Nélida, sus sobrinas, Abril y Lía, y su hermano Eduardo.
Enhorabuena también al conjunto del ayuntamiento de Guía, que, a través de su concejalía de Cultura regida por Sibisse Sosa Guerra, acogió y respaldó la iniciativa editorial.
Y cómo no, en nuestra condición de lector, justo reconocimiento a la editorial Edigeca, promovida por Carmelo Santiago Casañas, un entusiasta de publicaciones con sello de autores canarios. Ejemplo de su admirable emprendimiento empresarial es la obra que hoy presentamos y que ya pueden tener en sus manos”.
Texto de la intervención de Amado Moreno el miércoles 7 de agosto de 2024 en el teatro Hespérides de Guía, Gran Canaria, con motivo de la presentación del libro de Sergio Aguiar “Eusebia de Armas y el Colegio Salesiano. Una pugna por su fortuna”, lanzado por la editorial Edigeca y promovido por el ayuntamiento del municipio guiense.
Alineación de la SD Tenisca, campeón regional canario de Primera Categoria en 1965. De pie: Pedro Miguel, Sergio, Aroldo, Francisco Duque (entrenador), Feluco, Carmelo, Reinaldo y Álamo. Agachados: Francisquito, Toño Brito, René, Pepín y Fredy/DLP
Amado Moreno.
Figura relevante del fútbol palmero conquistó el campeonato regional de Primera con la S.D. Tenisca en la temporada 1964-65
Fue despedido el viernes último en el cementerio de La Atalaya de Guía, tras fallecer en su domicilio a la edad de 78 años
En el cementerio de La Atalaya de Guía, familiares y amigos dieron ayer tarde el útimo adiós a Antonio Brito Martínez, “Toño” (Santa Cruz de La Palma, 1946), tras el oficio religioso celebrado en la iglesia del barrio. Destacada figura del fútbol en La Palma durante la década de los años 60 del pasado siglo, Toño, como era conocido en su isla natal, falleció en el domicilio familiar guiense en la madrugada del viernes, después de luchar valerosamente los últimos cuatro años plantando cara a una enfermedad que fue minando con ritmo inexorable su salud.
Los testimonios por su fallecimiento se acumularon a lo largo de la jornada, tras la noticia de su muerte. Han sido significativos los procedentes de la Isla Bonita, en primer lugar del club en el que sobresalió como uno de sus máximos goleadores, la S.D. Tenisca. Hoy presidida por Jorge Galván, con apenas dos años en el cargo, se apresuró a manifestar ayer públicamente su condolencia. “Aunque por mi juventud no tuve la suerte de verle como futbolista, poseo las mejores referencias suyas como deportista y como persona, de modo que compartimos con su esposa y familia el pesar por la desaparición”, comentó.
Más sobrado de recursos a la hora de opinar sobre la trayectoria futbolística del fallecido se muestra Blas Pérez Pérez, directivo y secretario en diversas ocasiones de la S.D. Tenisca desde 1967, durante más de dos décadas, y descendiente, además, de Blas Pérez Casaña, uno de los fundadores del club.
Antonio Brito, con la indumentaria del Tenisca/LP-DLP
“Toño protagonizó una de las etapas históricas, siendo campeón insular y también de la Primera Categoría regional canaria en 1965. Acreditó un extraordinario olfato para el gol, convirtiéndose en uno de los rematadores más eficaces del Tenisca. Conformaba una delantera homologable con los “cinco magníficos” del Real Zarazoga, si me permite la comparación. Estaba integrada por Francisquito, Reinaldo, Toño Brito, Fredy y Pepe Conde”, rememora con entusiasmo y nostalgia.
Su eficacia goleadora quedaría sellada tempranamente cuando, sin haber cumplido los 18 años, debutó con el Tenisca y en un partido frente al CD Argual en los Llanos de Aridane, marcó siete de los nueve goles que dieron el triunfo a su equipo sobre el rival, apuntó Blas Pérez como anécdota.
Pepe Conde, médico urólogo, y antiguo compañero en aquella delantera, hoy con 77 años, no disimula su emoción, lloroso a través del teléfono, y desde Santa Cruz de la Palma, por la pérdida de quien consideraba un amigo desde la infancia: “Vivíamos incluso en la misma calle. Y luego triunfamos y compartimos muchas satisfacciones en el Tenisca, formando parte de una delantera que deleitaba casi siempre a los aficionados al buen fútbol. Confrontamos con los grandes y célebres clubes en categoría regional de la época. Conservamos bonitos recuerdos de nuestros enfrentamientos al Artesano, Firgas, Arucas, Sporting San José y UD Guía, todos ellos de Gran Canaria. También nos medíamos a los tinerfeños, obteniendo una victoria memorable por 5-1 sobre el Puerto Cruz, entonces un conjunto de solera. Firmamos la goleada los cinco delanteros de entonces: Francisquito, Reinaldo, Toño, Fredy y yo, que tenía la posición de extremo izquierdo”.
En clave de resumen, subraya que su amigo y compañero Toño, con el que coincidió también un año estudiando en la facultad de Medicina de la universidad de Cádiz, era “una excelente persona y mejor futbolista. Lamento muchísimo su muerte”.
Un infortunio –de salud, según sus allegados- obligó a Antonio Brito a abandonar la universidad gaditana y trasladarse luego a Venezuela, reclamado por su padre que seguía allí establecido, y donde orientaría su vida más tarde como empresario comercial. En el nuevo destino sudamericano conoció a la que sería su esposa, natural de Guía de Gran Canaria, Teresa Díaz Jiménez, con la que contrajo matrimonio en diciembre de 1971 en Caracas. Tuvieron dos hijos, Patricia y Christopher.
Al cabo de más de una veintena de años, con residencia primero en la capital venezolana y después en Isla Margarita, regresaron a Canarias. Tras una breve etapa en Tenerife, su último periodo ha transcurrido en la ciudad guiense, en la que Antonio Brito Martínez ha terminado falleciendo. Curiosamente ha sucedido después de haber logrado disfrutar, pese a su precaria salud, siguiendo por televisión todos los triunfos de la selección española en la Eurocopa 2024, hasta la victoria en la final por 2-1 sobre Inglaterra.
La penosa circunstancia de su óbito aconseja finalmente sumarme a compartir y expresar el sentimiento de pesadumbre a su esposa, a sus hijos y demás familia, extensivo en concreto a María del Rosario y Carmen Elvira Brito Martínez, hermanas del fallecido ex futbolista y empresario de origen palmero. Descanse en paz.
* Publicado en La Provincia el 20 de julio de 2024.
Reportaje: 'El arte del científico Roberto Moreno en la Universidad pública grancanaria', por Amado Moreno
Foto: Amado Moreno junto a Roberto Moreno, posando delante de dos de los retratos expuestos en el rectorado de la Universidad de Las Palmas
Cuelga en el rectorado del centro más de sesenta retratos de personas isleñas, colmados de luz y colores
Su exposición de más de sesenta retratos de personas de la sociedad grancanaria, conocidas su mayoría por su función pública, ofrece “la pintura no como objeto de contemplación, sino como objeto de la acción personal”
La muestra artística del científico Roberto Moreno (Gáldar, septiembre 1939) en el rectorado de la universidad de la capital grancanaria, inaugurada al comienzo del presente mes de febrero, camina hacia su última semana para ser clausurada el próximo viernes. El cierre se producirá un día después de que la visiten los miembros de la comunidad científica internacional que se reúnen en el Museo Elder a partir del lunes para la cita de Eurocast (Congreso Internacional sobre Teoría de Sistemas y Computadores), un evento impulsado también desde hace décadas por el inquieto investigador, Premio Canarias de Investigación 1985.
Su exposición de más de sesenta retratos de personas de la sociedad grancanaria, conocidas su mayoría por su función pública, ofrece “la pintura no como objeto de contemplación, sino como objeto de la acción personal”, en opinión de Lluís Serra, rector de la ULPG. Valora que Roberto Moreno “con paciencia y mano de orfebre ha sido capaz de reflejar no solo los rostros de muchos de quienes compartimos con él esta santa casa (la Universidad), sino también sus almas. Sus retratos nos ofrecen al trasluz un acercamiento a la psicología del retratado”.
La muestra, que se extiende a través de las salas Lola Massieu, Juan Hidalgo y Clara Muñoz de la sede rectoral, destaca por su luminosidad y colorido, además de la percepción singular del autor, inquieto creativo sin pretensión de deformar la imagen del sujeto artístico para alcanzar el logro expresivo que persigue, centrándose especialmente en ojos y rostros. Con humildad pero también con rotundidad, Roberto Moreno confiesa abiertamente que es un autodidacta en materia artística, formado día a día en el “autoaprendizaje”. Una tenacidad y disciplina que lejos de empujarlo a la imitación o copias, estimulan más su afán creativo y al que nunca renuncia cuando emprende sus retratos, o cuando afronta otros objetivos con su pintura.
Orillada por un momento su pasión por la ciencia y tarea investigadora en su otoño vital , Roberto Moreno explica esta manifestación artística con la que ha sorprendido a propios y extraños, declarando que “el arte universal es una vía de comunicación simbólica de alto nivel entre humanos, que no necesita intérpretes”. Este y otros mensajes dispares se deslizan en algunas de las obras expuestas al público para poner de relieve también el pensamiento o filosofía del propio autor. “Una mujer bien vestida, a pesar de que su bolso está dolorosamente vacío, puede conquistar el mundo” reza en otro retrato y lienzo de una joven.
Javier Cabrera, comisario de la muestra, apunta que se hace cada vez más evidente en el arte que brinda esta vez Roberto Moreno “una alusión al Bosco”, aunque en buena parte será la pintura contemporánea la que se traiga al contexto de muchas de sus piezas, para seguidamente considerar que hay igualmente pruebas “que abarcan desde el guiño al Expresionismo (…) al tiempo que fondos de composición traídos del neoplasticismo”.
Acreditado todo lo anterior, cabe concluir que la explosión artística no impide tampoco en este caso a Roberto Moreno aprovechar un resquicio para reiterar su fervor por la investigación y su interés por la pintura. Sentencia con breve texto en inglés junto a la figura femenina de uno de sus retratos que “cuando la religión, la superstición y el esoterismo se desvanecen, la ciencia y el arte son las opciones”.
*Publicado en La Provincia el 24 de febrero de 2024
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Reportaje: 'Lorenzo Olarte, ambición y coraje del auténtico animal político', por Amado Moreno
Foto: Olarte, durante un desayuno con los periodistas Teresa Cárdenes, Amado Moreno y Rafael González Morera en los años 80 del pasado siglo XX/LP-DLP
No faltan detractores para reconocerle los atributos que explicarían su dilatada trayectoria y sus logros
Los electores acabaron dándole la espalda, de la misma manera que antes lo habían hecho con Adolfo Suárez su eterno icono político
El apagón definitivo de la carrera de Lorenzo Olarte en los últimos años no se corresponde en absoluto con el fulgor con que surgiría e impregnó la política canaria durante décadas. Desde el periodo del tardofranquismo de los años 70 del pasado siglo, tras alcanzar la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, ejercer como procurador en las Cortes, diputado nacional, parlamentario regional y presidente del Gobierno de Canarias. Su fallecimiento durante el primer fin de semana del recién estrenado febrero de este año 2024 invita a evocar los momentos estelares de su carrera en el servicio público. También su ocaso casi definitivo.
No faltan detractores para reconocerle los atributos que explicarían su dilatada trayectoria y sus logros: espíritu indomable, ambición y coraje de animal político. Distinto a político animal. Espíritu, ambición y coraje irían decayendo visiblemente con el paso de los últimos años y al fracasar todos sus esfuerzos e intentos de adaptación a una nueva realidad social y generacional.
Los electores acabaron dándole la espalda, de la misma manera que antes lo habían hecho con Adolfo Suárez su eterno icono político. Dotado éste de una intuición excepcional que le adjudicaban todos sus adversarios, y de acuerdo con Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes con la Monarquía, encomendó a Olarte una de las ponencias clave de la reforma política que propició el “harakiri” del hemiciclo franquista para convocar meses después las primeras elecciones generales en 1977, dos años más tarde de la muerte de Franco.
“De entrada había predisposición a que saliera bien, Suárez estaba acojonado, perdido… Y Torcuato también, aunque era un hombre que no exhibía sus emociones”, declaró Olarte en cierta ocasión, una vez desaparecidos los citados, y de los que conservaba inmejorable concepto.
El final agridulce de su recorrido político no debe empañar sus logros, ni olvidar que en el pasado animó proyectos de progreso para Canarias, pese a otras decisiones o actuaciones que cabría juzgar poco acertadas.
Una de las primeras iniciativas sobresalientes que puso en práctica como presidente del Cabildo de Gran Canaria fue un Plan Cultural. Colocó al frente del mismo a Agustín Millares Carlo, profesor al que rescató de su exilio en Venezuela, donde estaba desde 1959, después de dos décadas en México. Con anterioridad, Millares había viajado en 1924 con una aureola de prestigio a Argentina para sustituir a Américo Castro en la dirección del Instituto de Filología. Volvió a Madrid y selló su compromiso con la República, convirtiéndose en amigo personal de su paisano Juan Negrín y a la vez de Manuel Azaña.
Como coordinador del denominado Plan Cultural para las Canarias orientales, cancelado en 1978, el eminente profesor, que contó siempre con el aliento de Olarte y su equipo, diseñó nueve comisiones: Archivos y Bibliotecas, Historia, Investigaciones científicas, Literatura, Música, Teatro, Plástica, Cinematografía y Medios de Comunicación. Vieron la luz monografías y ediciones de Caballero Mujica, Guimerá Peraza, León y Castillo, Lobo Cabrera, Torres Santana y Leopoldo de la Rosa, entre otros. Superada esta etapa, en 1979 se involucró con el mismo Cabildo grancanario para confeccionar “El registro bibliográfico de los Archivos del Archipiélago” y un “Estudio directo de los Archivos de las Canarias Orientales”.
En materia de Educación, Olarte, siendo ya asesor en Madrid del presidente Adolfo Suárez, mostró de nuevo lucidez y reflejos, además de su influencia en el Gobierno correspondiente de la época, para seducir y trasladar a Las Palmas al entonces joven científico canario Roberto Moreno (28 años). Brillante alumno y profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts previamente, en el momento de la llamada de Olarte se desempeñaba como catedrático de Electromagnetismo (Inteligencia Artificial y Electrónica) en la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad de Zaragoza, de la que era igualmente vicerrector. El “galáctico” docente, natural de Gáldar, afrontó y ejecutó con creces el doble reto que le plantearon: robustecer la Escuela de Ingeniería, ampliando cursos y acabar con determinadas incertidumbres de futuro, sin dejar de asumir la dirección del Colegio Universitario de Las Palmas con todas sus consecuencias y expectativas, una responsabilidad, la última, que había sido menospreciada por el claustro de la Universidad de La Laguna, de la que dependía académicamente.
Los desvelos del político grancanario como presidente cabildicio se extendieron a otras actividades como la de la Pesca, en respuesta a la inquietud que se había adueñado del sector a raíz del abandono del Sahara por España. Articuló e impulsó una Red Insular de Refugios Pesqueros para la flota artesanal en diversos puntos del litoral insular, semilla que ya había sembrado Juan Pulido Castro, su predecesor en la Corporación grancanaria.
Dos hitos históricos marcaron el paso fugaz de Olarte por la presidencia del Gobierno regional: el logro de una Universidad plena para Las Palmas, después de una ardua lucha que polarizó el viejo pleito insular con la universidad de La Laguna, y la homologación salarial del profesorado canario, una vieja reivindicación que ningún gobierno anterior se había atrevido a enfrentar y resolver.
En el envite universitario Olarte se jugó el cargo de presidente con el riesgo de una grave crisis de gobierno, por la probabilidad de un “cisma” entre los grupos parlamentarios que lo apoyaban. Salvó los muebles y salió adelante su propuesta gracias al voto favorable de sus leales y de los socialistas con otros grupos de izquierda. También requirió de una artimaña política con la complicidad del diputado grancanario Luis Hernández como consejero accidental de Educación, sustituto momentáneo del titular Fernández Caldas, alineado con el rechazo propugnado por ATI, organización insularista de Tenerife.
La víspera del debate y votación parlamentaria de la iniciativa universitaria, Olarte atendió por teléfono a este periodista. Interpelado al respecto, contestó sin titubeos sobre su posición de cara a la jornada siguiente. Garantizó, y cumplió luego, que no habría marcha atrás por su parte como presidente, aunque le costara el Gobierno y una crisis seria, a sabiendas de la previsible división –como sucedió- en las filas de los grupos que le sostenían en el cargo. Su tenacidad y firmeza en esta situación fue una muestra más del coraje y fuerza de decisión exigible a todo gobernante para anteponer el interés público a cualquier otro.
En todo caso, es evidente que su balance de objetivos cubiertos –a los que no fue ajena la presión de la propia sociedad canaria- , se revelaron insuficientes para que Olarte continuara gozando del respaldo necesario en las urnas. Las siguientes citas electorales sólo sirvieron para certificar que su estrella declinaba y que las nuevas generaciones optaban por otras alternativas y mensajes. Coherencia biológica, interpretarán algunos. Retrato similar de otros muchos y grandes personajes que ofrece la historia.
*Publicado en La Provincia el 4 de febrero de 2024.
Obituario: 'Beckenbauer, al reencuentro con su hermano “O Rei” Pelé', por Amado Moreno
El mítico futbolista alemán, enamorado de Gran Canaria, muere un año después del astro brasileño
Beckenbauer recibió ayer un elocuente reconocimiento póstumo
Disputó con su Bayern Munich el trofeo Ciudad de Las Palmas en 1972 ante la UD Las Palmas
Enero de 2024 se ha llevado a Franz Beckenbauer (78), prácticamente un año después de la desaparición de su “hermano” Pelé (82), que tuvo su funeral en Brasil en enero de 2023, tras su fallecimiento el 29 de diciembre anterior. O Rei y el Kaiser habían coincidido durante 1977 como compañeros en el Cosmos de Nueva York en la recta final de sus trayectorias.
La experiencia sirvió a ambos no sólo para despertar la afición estadounidense por el balompié, sino también para forjar una sólida amistad entre ambos, representantes de la mejor esencia y tradición futbolística de los continentes europeo y sudamericano.
Triunfador en todo los retos de su carrera como jugador, entrenador, seleccionador y organizador del mundial de Alemania en 2006, Beckenbauer recibió ayer un elocuente reconocimiento póstumo, entre otros muchos, desde el perfil de Instagram de Pelé que continúa activo, pese a la muerte del mítico “10”. Literalmente recoge que “el rey Pelé llamaba hermano a Beckenbauer. Compañeros de equipo, las dos leyendas alimentaron una linda y rara amistad a lo largo de toda una vida. Esta es una despedida difícil para quien ama el fútbol. Todavía esperamos que sea un lindo reencuentro en el cielo”.
En sus Memorias cuenta “el mejor futbolista de todos los tiempos” –a juicio de Beckenbauer-, que uno de los momentos más emocionantes de su andadura deportiva fue la llegada del alemán al Cosmos neoyorkino en 1977. Lo califica como “talentoso de peso”. Pelé agrega alguna anécdota que avala la relación de confianza entre los dos, dentro y fuera del terreno de juego: “Recuerdo haberle aconsejado que permaneciera como director técnico de Alemania en un momento en que tenía dudas acerca de si debía continuar. Quiso saber qué pensaba yo al respecto, ya que habíamos sido amigos desde los días del Cosmos”.
No todo fue un camino de rosas. Curiosamente, el debut mundialista de Beckenbauer (dos veces balón de oro, 1972 y 1976) se cerró en el viejo Wembley en 1966 con derrota de Alemania 4-2 tras una prórroga frente a Inglaterra, favorecida por una decisión del árbitro de la URSS, al conceder un gol fantasma (el tercero), sin entrar el balón en la portería. Treinta años después un estudio de la universidad de Oxford sobre el suceso certificó la pifia arbitral.
Al igual que la otra genialidad inglesa aguardada con expectación en aquella final, Bobby Charlton (balón de oro 1966), Beckenbauer tuvo una actuación discreta, pasó de puntillas, aunque Helmut Schön, seleccionador germano, se mostró satisfecho con su rendimiento: “Era mi mejor hombre contra el mejor de los ingleses, pero Franz era tan bueno que además podíamos atacar cuando tuviésemos la pelota”.
No obstante, Alfredo Relaño en sus “366 historias del Fúbol Mundial” concluye con una aguda y contundente observación: “Beckenbauer fue tan disciplinado en la persecución de Bobby Charlton que en la práctica resultó como si los dos se hubieran quedado fuera del partido, y lo hubieran jugado diez contra diez”.
El pundonor, no solo la técnica, fue un plus adicional del que hizo gala la estrella alemana, tanto con el Bayern como con la selección de su país. Continuó jugando contra Italia en la semifinal del mundial de 1970, celebrado en México, pese a dislocarse un hombro tras ser derribado en un lance del partido, ganado finalmente en la prórroga 4-3 por los transalpinos.
Hoy, en la hora de su adiós definitivo, procedía evocar más rasgos de su trayectoria deportiva y ejemplar para las nuevas generaciones. Aunaba profesionalidad, no exenta de corrección y elegancia, como así puso de manifiesto todas las veces que optó por Gran Canaria para descansar, y también para disputar con su Bayern Munich el trofeo Ciudad de Las Palmas en 1972 ante la UD Las Palmas. Nos deparó entonces la primera ocasión de entrevistarle, recibiéndonos en el viejo hotel Metropol (hoy oficinas municipales), junto a su compañero “Torpedo” Müller. Concedió otros dos momentos de conversación periodística décadas después, la última en 2006 y en exclusiva para LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas. La experiencia nos mostró un personaje cercano, abierto, que no condicionó temas, ni impuso límites de tiempo. Empatía total.
El Palm Beach de Maspalomas y el Gran Hotel Residencia de la misma zona, eran los elegidos habitualmente por Beckenbauer, acompañado de su familia, para alternar el descanso con la práctica del golf, deporte que no logró inculcar a Pelé en EE.UU., pese a haberlo intentado, confesaría después el astro brasileño.
Marcharse como ha ocurrido a sus 78 años no deja de constituir una penosa sorpresa para la inmensa mayoría de los que admiran su pasado, aunque no para sus más allegados y conocedores de las patalogías que han precipitado su final. Después de tantos logros en su haber, y de su muerte no anunciada a priori, quizás convenga reflexionar sobre la sentencia de Francesco Petrarca, italiano y pregonero del humanismo en su país: “No conviene vivir hasta el hartazgo, basta vivir hasta saciarse”.
Publicado en La Provincia el 11 de enero de 2024
130 AÑOS DE DIARIO DE LAS PALMAS | Periodismo de masa madre antes y después de la muerte de Franco, por Amado Moreno
*Falangistas, liberales, socialistas y comunistas, pagados todos por Matías Vega Guerra, integraban “Diario de Las Palmas” en la década final de la dictadura
*En los años 50 y parte de los 60 del siglo pasado fue líder en venta de ejemplares, pese a su salida vespertina
*Ha sido una cantera de periodistas y maestros del oficio que dejaron su sello con primicias y reportajes de portada
*José Ferrera Jiménez accedió al camarote de Neruda cuando hizo escala en Las Palmas durante su viaje a Europa
*Diario de Las Palmas entrevistó al nazi Otto Skorzeny, liberador de Mussolini, tras localizarlo en la capital grancanaria
*Periodista todoterreno, Luis García Jiménez charló en el Puerto de La Luz con Gloria Swanson y Paul Newman, figuras de Hollywood
*Las viñetas de Eduardo Millares, “Cho Juáa”, eran un reclamo de los lectores por su humor canario con el dibujo
Un clásico sentenció que “la nostalgia envasada no siempre es una queja amarga, también puede ser un delicioso aroma”. Cobra plenamente sentido al celebrar la efeméride del 130 aniversario de Diario de Las Palmas, periódico vespertino de tendencia liberal inculcada en su origen por el fundador Fernando León y Castillo. Un espíritu que ha prevalecido tras la fusión con el matutino y hermano LA PROVINCIA en el arranque del siglo XXI (año 2000).
La mirada hacia atrás en el intento de rescatar recuerdos de una cabecera, que fue y sigue siendo referente de la Comunicación en Canarias, provoca inevitablemente nostalgia. También orgullo. Era un periodismo de masa madre, como el sello de calidad del pan saludable que hoy se demanda de los prestigiosos obradores. Periodismo de corazón y nervio. Periodismo vivo, a pie de calle. Pese al corsé y los filtros censores de la dictadura. Las difusiones y ventas de ejemplares se disparaban a cotas nunca soñadas. En la década de los 50 y primera mitad de los 60 del siglo XX alcanzó posiciones de liderazgo. La exitosa consolidación y sus beneficios económicos servirían a la postre a Prensa Canaria para alentar e impulsar en 1966 la reaparición matinal de LA PROVINCIA en el mercado editorial, acaparado hasta entonces en esa franja horaria por El Eco de Canarias, vinculado al denominado Movimiento del régimen gobernante. El apoyo de Diario de Las Palmas se reforzaría durante un tiempo insertando en sus páginas una viñeta en la que podía apreciarse un ejecutivo con corbata y un periódico desplegado, mas una sugerencia : “Lea usted también LA PROVINCIA”. Tres años más tarde de su vuelta a los quioscos, el nuevo matutino empezó a tomar velocidad de crucero con su creciente cifra de seguidores, al contrario que el vespertino, con síntomas de estancamiento y caída de las ventas. La irrupción de la Televisión marcó la lenta y progresiva decadencia de todos los periódicos de tarde.
En su fase de esplendor, los anunciantes se agolpaban y hacían cola en los mostradores de la Administración. Los vendedores ambulantes pregonaban las noticias de la portada en calles y playas. ¡Qué tiempos aquellos! Cuando los barrancos de las islas corrían con agua de banda a banda en inviernos casi siempre lluviosos: los Guiniguada, Guayadeque, Ayagaures, La Aldea, Mogán, Azuaje, Agaete, Gáldar, etc. Cuando la divertida y verbenera orquesta Mejías o la muy popular de Agaete hacían acto de presencia en las gradas del Estadio Insular (¡verdadero teatro de los sueños futbolísticos!) para animar a la UD Las Palmas en partidos cruciales. La penetración e influencia de la tinta y el papel impreso de la cabecera periodística en la sociedad eran colosales. Décadas después se ha demostrado que el ciclo del periodismo pujante en todas sus dimensiones, tal como se conocía y se fundía con el plomo (una de sus materias primas elemental), ha sido irrepetible.
El periodismo de masa madre de sus actores tenía un timbre de identidad: la frescura informativa combinada con la autenticidad que generaba el testimonio directo y personal del informador, a menudo in situ donde se registraba el hecho. El calor humano que dominaba las sucesivas Redacciones alrededor de un café durante una pausa, o bien en torno a un potaje de berros en un bochinche de las medianías, enriquecía los prismas de la realidad cotidiana para trasladarla matizada a la opinión pública. El contraste de pareceres en aquellas tertulias inolvidables favorecía un periodismo de proximidad a la gente.
Era como un “a Dios rogando y con el mazo dando”. La exclusiva de una noticia, una entrevista o un reportaje se convertían en una obsesión febril, motivados por llegar antes que nadie. La informática y las nuevas tecnologías, significando todo el progreso innegable y los resultados consiguientes, aparenta a veces haber arrasado en cierta medida con gran parte del romanticismo y la fibra propios del oficio en la época que otros vivieron antes.
Nunca resultó fácil planificar un periódico de tarde y resolver su portada cada día para ofrecer un contenido distinto a la prensa de la mañana. Obligaba a un esfuerzo creativo superior para no parecer una segunda edición de aquella competencia. Independientemente de recurrir a los reportajes de producción local –no de agencias-, procuraba salvar sus portadas con lo que sucediera de madrugada o durante la mañana. A las dos de la tarde habría de arrancar la rotativa para imprimir y enviar después la mercancía de papel a los quioscos.
Muy a pesar de todos, los años de plomo del terrorismo etarra en los 70 y 80 despejarían las dudas sobre la primera página, para decidir el título principal. Los atentados acontecían habitualmente a primera hora de la mañana. El asesinato en Madrid del presidente del Gobierno, Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973, ocurrido después de las nueve de la mañana (hora canaria) fue el más sonado por las profundas consecuencias políticas para la decadencia de la dictadura. Precisamente este mes se cumple medio siglo del magnicidio. El suceso generó sentimientos dispares sin mucho disimulo entre los miembros de la Redacción de Diario de Las Palmas. Era patente la consternación de los más conservadores, en contraste con el júbilo autocontrolado de los que ansiaban un cambio y el final del régimen franquista. Entre éstos hubo dos compañeros que se escaparon unos minutos aquella mañana al cercano parque de San Telmo para celebrar el atentado pidiendo unos helados. Ambos “fugados” hicieron carrera política años más tarde en las filas de un partido político de izquierda. La retirada de España del Sahara y las tensiones precedentes con Marruecos y el Frente Polisario alimentaron también muchas portadas, mientras se agravaba la crisis política nacional.
MAESTROS DEL OFICIO
Mi balance individual de cuatro décadas en la plantilla de Diario de Las Palmas, incluyendo nueve años de su fusión con LA PROVINCIA (1969-2009), ofrece satisfacciones y sinsabores, aunque más de las primeras en esta viña del Señor. Los compañeros de travesía fueron decisivos con su experiencia y atinados consejos. Me allanaron el camino de tal modo que nos permite trazar ahora un resumen que se me antoja positivo. No puedo negar mi fortuna trabajando a las órdenes de directores que eran maestros de la profesión. Cada uno de ellos con su perfil singular. Andrés Ruiz Delgado trabajaba con rigor y caballerosidad; Pablo Hernández Montesdeoca representaba la pulcritud con la sintaxis y el gusto estético; Nacho Jiménez Mesa, olfato y visión periodística excepcionales para todo acontecimiento informativo; José Henríquez Núñez-Ojeda, sensibilidad y laboriosidad; Amado José El-Mir Sánchez, además de aleccionar a los recién llegados con la aplicación del “sujeto, verbo y predicado”, revolucionó y modernizó el diseño en profundidad; Santiago Betancort Brito era ejemplo de una entrega sin reservas hasta el momento de la impresión, atento y vigilante las veinticuatro horas. Sería el último director de Diario de Las Palmas antes de la fusión con LA PROVINCIA en el año 2000. La integración fue un delicado proceso laboral y tecnológico auspiciado por el presidente Javier Moll de Miguel, y ejecutado con pragmatismo y sin sobresaltos por el consejero- delegado Guillermo García-Alcalde, aunque requirió la amarga decisión de prescindir de leales y eficientes colaboradores para evitar duplicidad inviable de funciones. En la nueva situación seguí aprendiendo de Diego Talavera Alemán, Julio Puente y Ángel Tristán Pimienta, periodistas y compañeros que se sucedieron en la dirección hasta 2009.
PLANTEL VARIOPINTO
Imposible olvidar la primera vez que pisas una Redacción para cumplir con un sueño vocacional. La del Diario en 1968 estaba ubicada en la primera planta del edificio de la calle Murga, 21. Contigua a la del periódico LA PROVINCIA, por la pertenencia de ambas cabeceras a Editorial Prensa Canaria, presidida por Matías Vega Guerra, abogado y político de talante liberal, que gozaba de la confianza del régimen de Franco.
El director de Diario de Las Palmas que me abrió la puerta, Andrés Ruiz Delgado, era de estilo sobrio, azoriniano en lo periodístico, equilibrado a la hora de juzgar con su firma asuntos de interés local. De exquisita educación, se dirigía a todos con el tratamiento de “usted”, indiferente a la categoría jerárquica en la Redacción, Taller o Administración. En la relación personal o laboral no defraudaba como “hombre de palabra”, valor que cotizaba al alza en la sociedad, bastante más que hoy.
Su brazo derecho, Antonio Márquez, redactor-jefe, originario de Granada, volvió a su ciudad natal unos dos años más tarde, llamado por “El Ideal”, emblemática publicación granadina. Personaje simpático, culto, con dominio de la mecánica de trabajo. Mandaba con agilidad y reflejos, acompañando a menudo sus órdenes con unos “tacos” que difícilmente sonaban mal y no producían rechazo en quien los recibía, quizás por su extremo acento andaluz.
El otro jefe, Luis García Jiménez, fue elevado después a la subdirección. Uno de los reporteros más sobresaliente de la época. Firmante de textos reconocibles para la historia, como la escala en Gando del derrocado presidente venezolano Marcos Pérez Jiménez, camino de Madrid, tras abandonar su país, que había gobernado de 1952 a 1958. También abordó en Gran Canaria al mariscal Montgomery, figura británica relevante en la II Guerra Mundial al mando de las tropas aliadas en el Norte de África, y luego en la Italia ocupada por el ejército alemán.
Todoterreno del oficio, Luis García Jiménez anotó una colección de exclusivas. A las anteriores cabe añadir las conseguidas con el emperador etíope Haile Selassie, de paso por Gran Canaria para una cumbre de la ONU en Nueva York, con el presidente senegalés Leopold Shengor, con la actriz Gloria Swanson (“Crepúsculo de los dioses”) y el actor Paul Newman (“La ciudad frente a mi”), primeras celebridades de Hollywood entonces, cuando ambos hicieron escala en el puerto de la Luz con el crucero “Leonardo da Vinci” en su travesía de Europa a Estados Unidos.
Luis García Jiménez causó sensación informativa de alcance nacional e internacional al descubrir en febrero de 1965 al antiguo oficial nazi Otto Skorzeny en un hotel de la capital grancanaria. Le arrancó unas amplias declaraciones para Diario de Las Palmas al personaje, que siguiendo una orden de Hitler había sido protagonista de la liberación de Benito Mussolini en el Gran Sasso alpino, durante la denominada Operación Roble llevada a cabo en septiembre de 1943 por un comando de la Wehrmacht alemana.
Su capacidad de producción y organización como redactor jefe resultaría llamativa. También su formación, que abarcaba el dominio del idioma inglés y la taquigrafía. Se personaba temprano en su despacho con la prensa internacional del día anterior ya revisada, además de la nacional, debajo del brazo. Elaboraba a diario cuatro columnas de opinión con su firma, repartidas en las secciones de Internacional, Nacional, Local y Deportes. A la vez se ocupaba de la portada con diseño de Fernando Ramírez, y la supervisión del director.
En aquella primera Redacción, envuelta en una atmósfera de humo de cigarrillos y el ruido de las máquinas de escribir aporreadas por los usuarios escupiendo folios de textos con las noticias del día, coincidimos con Pedro Perdomo Azopardo, al cuidado de la información Nacional e Internacional que vomitaban los teletipos en una sala anexa. Amante de la poesía y la novela, escribió “La Italia roja y negra”, ambientada en los años de Mussolini. Hijo del poeta Pedro Perdomo Acedo, que había sido director de Diario de Las Palmas años antes.
Pepe Ferrera Jiménez, responsable de la sección portuaria, ocupaba la mesa más próxima. Periodista inquieto y honesto, dio un campanazo con su entrevista en exclusiva a Pablo Neruda al tocar previamente en la puerta de uno de los camarotes del trasatlántico francés “Louis Lumière” durante su parada en el puerto de La Luz en 1960, cuando trasladaba al escritor chileno de Buenos Aires a Europa con el resto del pasaje. El autor chileno le rememoró su estancia en España en los años 30, antes de estallar la Guerra Civil, y sus vivencias con Federico García Lorca, Miguel Hernández y José Bergamín.
Notables eran asimismo los demás componentes de aquel equipo de Diario de Las Palmas en 1969. Fernando Díaz Cutillas, figura bondadosa y extraordinariamente vitalista, jefe de la sección de Deportes, cuya “Chismografía Leve” diaria en Local constituía a veces una pesadilla para él por ausencia de temas de interés, o bien por las consecuencias de una noche de tenderete. Nada extraño. Todos disfrutábamos entonces de una capital grancanaria verdaderamente seductora. Presentaba un semillero de salas de cine, diversión y música en vivo, con actuaciones de artistas y grupos canarios, o sudamericanos de paso como Jorge Cafrune y Alberto Cortez. Con el devenir del tiempo, esos ratos de merecida evasión folclórica y musical inspirarían a Fernando el nombre de Tenderete para su programa televisivo, icono de la más acertada promoción de cantos canarios con timple y guitarras en TVE. Un espacio que él simultaneaba con el deportivo en el medio audiovisual, alternando con Pascual Calabuig.
En la nómina de Diario de Las Palmas de la década referida también estaba Alfredo Herrera Piqué. Sus querencias eran la Arquitectura y el Urbanismo, disciplinas en las que acreditaba estudio y autoridad académica. Después sería director de la revista “Aguayro”, editada por la Caja de Ahorros, y senador del PSOE por Gran Canaria.
Figura incomparable del periodismo canario se consideraba a Oscar Falcón Ceballos. Entre sus especialidades, su depurada artesanía documental en los obituarios. Muchos elaborados antes del fallecimiento del personaje para su posterior publicación. No en vano contaba con un valioso colaborador y confidente, su amigo Néstor Álamo, cuya pluma aparecía regularmente en el vespertino. Desde su taller de antigüedades en la calle Peregrina alertaba a Oscar cuando iba camino de apagarse la vida de alguien con relevancia social. Néstor, ya cronista oficial de Gran Canaria, permanecía al corriente de la trayectoria y milagros de la burguesía arraigada en Vegueta.
Otro miembro de aquella Redacción en los años 60 del pasado siglo fue Antonio Ojeda Frías. No resistió la tentación de buscar nuevo horizonte en Madrid. Sería redactor jefe del semanario “Cambio 16”, y después guionista de Antena 3 TV, medios que ratificaron su solvencia. Del mismo grupo y época del Diario formó parte José Carlos Mauricio, antes de desembarcar por completo y abiertamente en la política, donde se desenvolvía ya con el clandestino Partido Comunista. Sus artículos apuntaban una evidente propensión al enfoque de la precaria realidad canaria, agudizada con los problemas de vivienda y la sangrante sobreexplotación de los aparceros por los terratenientes. Visualizado por el radar de la Brigada Política Social (BPS) de la dictadura, los agentes no tardaron en intervenirle propaganda comunista para ser detenido y abortar temporalmente su ejercicio de la profesión.
Su padre, José Mauricio, especializado en temas agrícolas, fue durante décadas un colaborador asiduo del mismo periódico, hasta su fallecimiento. Tuvo una larga y célebre etapa de combate con la gestión de José Naranjo Hermosilla, dirigente de la CREP (patronal del plátano para la exportación), además de procurador de las Cortes franquistas.
Completaba aquel plantel variopinto del viejo Diario del siglo XX otro nombre, Gregorio Martín Díaz, redactor ocupado en echar una mirada a los sucesos del día. La remataba con un apunte personal. En paralelo puso de manifiesto su afecto por el teatro popular dando a conocer varias creaciones propias.
El cuadro de colaboradores era de nivel alto. Manuel González Sosa, coordinador del semanal “Cartel de las letras y las artes”. Orlando Hernández Martín, investigador del habla canaria, poeta y autor de “Catalina Park”, novela recreada en el ambiente cosmopolita del espacio capitalino del Puerto. Agustín Quevedo, modelo de excelencia en la crítica de los grandes conciertos clásicos de aquel tiempo en el teatro Pérez Galdós, celo profesional que compartía con su interés y amor por la UD Las Palmas.
Capítulo aparte merece Eduardo Millares, “Cho Juáa”. Cada mañana arribaba pletórico de ideas y optimismo para detenerse en cada mesa y deleitarnos con su viñeta humorística del día, antes de ser enviada a la rotativa. Su ingenio peculiar como dibujante y su talento para sintonizar con la actualidad, tirando de lo más castizo de la socarronería canaria, derivaron rápidamente en reclamo y exigencia fija de los lectores. Su aportación acentuaba una diferencia de calidad, al tiempo que ataba lectores en detrimento de opciones alternativas en el quiosco.
Antonio Cardona Sosa fue pionero con textos sobre Medio Ambiente y promotor de Ascán, entidad para la defensa de la Naturaleza, tarea que compatibilizó con la información de baloncesto y caza bajo los seudónimos de Pivot y Perdicero, respectivamente. Memorable su crónica viajera acompañando en una ruta por el centro de Gran Canaria a Henri Charrière, de apodo Papillon, personaje que había sido llevado al cine tras el éxito de la novela autobiográfica que narraba sus peripecias y la condena injusta por un crimen que no había cometido..
Muchos se sorprenderán hoy al saber que en el listado de colaboradores del Diario aparecía del mismo modo Lorenzo Olarte Cullen como especialista en tauromaquia, afición que no ha perdido pese a su avanzada edad, y alardeando de su relación con varios matadores. Publicó sesudas crónicas de las corridas de toros en las plazas de Gran Canaria, ilustradas con dibujos de Morote, comandante del Ejército del Aire. Por otra parte, Miguel Barrera desplegaría tesón informativo con el fútbol regional y la vela latina. Arturo Ponicke con el atletismo. José Eugenio de Armas con el balonmano, y Pepín Ruano con la Lucha Canaria. La natación era reserva de Fernando Díaz Cutillas. No en vano fue nadador de competiciones en su edad juvenil.
SAGASETA EN LA MEMORIA
La firma de Salvador Sagaseta, fallecido en Las Palmas de Gran Canaria en noviembre de 2010 a los 61 años, es indisociable de la historia de Diario de Las Palmas. “Fue un periodista precoz, vocación que compaginó en sus años adolescente con su militancia en las juventudes comunistas (PCE). Siendo estudiante en el Instituto Pérez Galdós comenzó a realizar una página en Diario de Las Palmas titulada “Luz verde a la juventud”, recordó Diego Talavera Alemán con motivo de su muerte en El País. Hizo hincapié en que su vida experimentó un cambio drástico a raíz de un artículo publicado en una de aquellas páginas del Diario de Las Palmas, al reproducir el 29 de junio de 1966 el poema “Consejo de Paz” de Pedro Lezcano: “Muchachos que soñáis con las proezas/y las glorias marciales./ Bajaos del corcel, tirad la espada;/ los héroes ya no existen o están en cualquier parte”.
Acusado de injuriar a la institución armada, Salvador Sagaseta tuvo que comparecer ante un consejo de guerra, y aunque sería absuelto por el tribunal , la decisión fue recurrida por el capitán general de Canarias ante el consejo superior de Justicia Militar, que anuló las actuaciones por no haber imputado a Lezcano, autor del poema y libro. La condena llegó en el segundo consejo de guerra en junio de 1967, cayéndole dos años de cárcel al periodista (que cumplió en distintos centros de la Península, además de Las Palmas), y seis meses y un día al escritor.
Hubo una segunda parte en su vida no menos dolorosa, tras cumplir con el castigo de la condena carcelaria. En octubre de 1969 se negó a ser reclutado para el servicio militar en el Batallón Disciplinario en el Sáhara español. Prefirió embarcar en un buque de polizón con destino a Italia, y después siguió a Suecia, de donde regresó a Canarias en 1978 para reencontrarse con sus lectores a través de LA PROVINCIA y Diario de Las Palmas, hasta 2009.
UN CACIQUE BUENO
La uruguaya Lilian Ordiéres sería la primera mujer en aterrizar en la Redacción del Diario de mi época. Le seguirían después María Isabel Rodríguez Suárez y la sudamericana Aglae Masini, elogiada por Arturo Pérez Reverte en “Territorio comanche”, una de sus primeras obras editoriales, centrada en su reporterismo de guerra.
En coincidencia con ellas recibió la bienvenida el terorense Sebastián Sarmiento Domínguez, que apostó años seguidos por Radio Nacional, tras dejar huella de su dominio del oficio y de su calidad como persona. Otros nombres se sumarían a una redacción renovada poco a poco, antes de la muerte de Franco, ocurrida en noviembre de 1975: Juan Trujillo Bordón, Diego Talavera y Pepe Alemán.
Más tarde aterrizaron Ramón Pañella, Luis León Barreto, Cristóbal Rodríguez, Rafael González Morera (redactores-jefes), Alfonso O´Shanahan, José Vera Suárez, Manuel Pío Rodríguez, Carmen Corredor, Adolfo Santana, Fernando Berenguer, Miguel Luis Barrera Ventura (jefe de Local), José Miguel Santana (jefe de Deportes), José Manuel Balbuena Castellano y Víctor Rastrilla, entre otros. Como columnistas de opinión aparecían Víctor Ramírez, Antonio Cubillo, Miguel Jiménez Marrero, Rafael Franquelo, Pinito del Oro, Donina Romero, Antonio Beltrán Sierra, Andrés Hernández Navarro, etc. Y en la condición de colaboradores gráficos Paco Luis Mateos, Luis del Rosario y Tino Armas contribuyeron a potenciar la calidad de contenidos con imágenes del momento que les tocó captar oportunamente.
Los corresponsales en Fuerteventura y Lanzarote, Gerardo Jorge Machín y Agustín Acosta, mas los fotógrafos Juan Santana, Juan Gregorio y Manuel Álamo Montañez, discípulos aventajados del maestro Fernando Hernández Gil, remataban el marco de una Redacción muy profesional, sin dejar de ser entrañable. Su funcionamiento era el adecuado en conexión con el archivo fotográfico gestionado por Ángeles Socorro, con el departamento de Corrección capitaneado por Eduardo Azofra, el taller de linotipistas y montadores coordinado por el veterano José Calderín, y la Administración pilotada por Antonio Ortega y Pedro Santana.
Todos conformaban la tripulación de un “barco” timoneado por el entonces consejero delegado, Tomás Hernández Pulido, “lugarteniente” de Matías Vega Guerra, presidente del consejo de administración de Prensa Canaria. En el campo de la anécdota cabe anotar hoy que éste fuese tildado de “cacique” por Pepe Alemán, bien es verdad que con su característico tono desenfadado, ante Nacho Jiménez Mesa, director de Diario de Las Palmas en aquel instante. Matías Vega era abogado de profesión, y ex presidente del Cabildo grancanario, ex gobernador civil de Barcelona, ex embajador en Venezuela y ex presidente de la Junta de Obras del Puerto de La Luz y de Las Palmas.
El dardo de Alemán (Premio Canarias de la Comunicación 2023) se suscitó en uno de los frecuentes y acalorados debates internos. Y Nacho Jiménez, con su vehemencia y pasión proverbiales, se apresuró a cuestionar y replicar el juicio del compañero: “Rechazo el calificativo que adjudicas a don Matías… Pero te puedo admitir que ha sido un cacique bueno”, puntualizó. La observación sirvió al menos para despertar la sonrisa cómplice de su interlocutor y la de los colegas, testigos divertidos de la discusión.
La sangre nunca llegaba al río en aquel clima de camaradería, pese a la pluralidad ideológica de quienes en diferentes etapas pertenecieron a la Redacción de Diario de Las Palmas. Un abanico de falangistas, conservadores, liberales, socialistas, comunistas, y hasta algún ácrata, pagados todos por Matías Vega Guerra.
Amado José El-Mir fue el primer canario doctorado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, tras sus estudios iniciales en los Jesuitas de Las Palmas y luego en la Universidad de La Laguna. Durante un periodo de los años 80 del siglo pasado empuñó las riendas del periódico que hoy cumple 130 años. Afrontó su jubilación puntual con serenidad y sin el menor asomo de pesadumbre por lo que perdía o dejaba, que era mucho. Todavía hoy perdura su amor al oficio, aunque manteniendo una comprensible distancia protectora. “Hemos vivido y disfrutado con la mejor época quizás del periodismo. Quedémonos con este recuerdo”, declaró a colegas de su generación en la despedida. Sabia reflexión no rechazada por los que escucharon y nos sentíamos vinculados a su círculo más cercano.
Publicado en La Provincia el 19.12.23
Reportaje: 'Los salesianos cierran un siglo en Canarias', por Amado Moreno
La congregación mantiene sus raíces en Gran Canaria y Tenerife, volcada en la docencia y la atención social
Foto: Fernando Miranda recibe de manos de José Antonio Perdigones un obsequio durante la gala del centenario
“Hemos de afrontar el reto de futuro con el estilo de don Bosco”, afirma José Antonio Perdigones, director del Colegio de Ciudad Jardín
Los salesianos han aprovechado la clausura del centenario de su primer centro en Canarias, abierto un 8 de diciembre de 1923, para mostrar músculo y desafiar el futuro de otros cien años con la fe y el optimismo que exige el mensaje de su fundador, don Bosco, a favor de la educación y la ayuda a los jóvenes, en especial a los más vulnerables por razón de su precariedad social.
La confianza de la dirección salesiana en potenciar los valores que han guiado su actuación en el Archipiélago durante este primer siglo es enunciada sin ignorar el desplome de las vocaciones que han padecido y padecen, al igual que otras comunidades religiosas, además de las diócesis de todos los territorios, motivo por el que el papa Francisco reclamó recientemente la presencia de los obispos españoles para una reunión en Roma.
Foto: En el centro, rodeado de alumnos, el rector mayor de los salesianos Ángel Fernández Artime, tras su llegada a Gran Canaria en mayo de 2023 con motivo del centenario. Meses después el papa Francisco lo hizo cardenal de la Iglesia católica.
Para enfrentar la dificultad, los salesianos sustentan su confianza en una eficaz red de cooperadores y cooperadoras, que han multiplicado en todas las latitudes de sus asentamientos, de modo que han conseguido mitigar el déficit de clero en muchas de ellas.
La clausura del centenario en el colegio de Ciudad Jardín de la capital grancanaria en la noche del viernes sirvió a los principales dirigentes no sólo para realzar la efeméride, sino también para evocar la tarea preferente con que nació la congregación inspirada por su fundador.
José Antonio Perdigones Bautista, director, enfatizó durante su intervención en la cena multitudinaria, celebrada en el patio del colegio, que corresponde a las nuevas generaciones el protagonismo y “aunque añoramos el pasado, toca vivir el presente y planificar el futuro.
Foto: Fernández Artime con José Carmelo Pulido, entonces director del centro docente de la capital grancanaria
Es el reto que hemos de afrontar en familia con el pegamento del carisma salesiano y el estilo de don Bosco. Nos hemos comprometido a seguir escribiendo la historia del segundo centenario”, sentenció.
En la concelebración eucarística por varios sacerdotes oficiada con anterioridad en la parroquia de Santa Catalina, anexa al colegio, Fernando Miranda Ustero, Provincial de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora, con sede en Sevilla, abundó en su homilía en el papel educativo de la comunidad, centrándose en la formación profesional de la juventud a lo largo de más de un siglo, después de resaltar la Inmaculada como festividad de la jornada.
La cena de gala propiciaría escuchar y distinguir con un obsequio a Sor Rosario Ten, inspectora provincial de las Salesianas de España, que estaba acompañada de representantes de todos los centros gestionados en Gran Canaria por las hijas de María Auxiliadora.
Otro detalle, consistente en un reloj con la silueta geográfica de Gran Canaria, fue entregado a Fernando Miranda en la velada gastronómica.
LABOR DOCENTE Y SOCIAL
La clausura del centenario de los salesianos en Canarias sugiere enfocar su realidad al día de hoy, un siglo después de su arribada a Gran Canaria, precedida por la iniciativa y esfuerzos del obispo Cueto en 1898, diez años más tarde del fallecimiento de don Bosco.
El prelado emprende la gestión a través de los salesianos de Sarriá y la continúa luego con los de Sevilla antes de comunicarse directamente con Turín, sede del mando general de la comunidad religiosa. El eclesiástico insular actuó entonces respaldado por el ayuntamiento de la capital grancanaria y una asociación de cooperadores, mas el concurso posterior y decisivo de Alejandro Hidalgo, Santiago Ascanio y la esposa de éste, Rafaela Manrique de Lara, para acabar adquiriendo la sede de Ciudad Jardín.
En palabras de José Carmelo Pulido Morales, salesiano y director del centro al inicio del programa centenario en enero pasado, la trayectoria descrita por la comunidad en este largo periodo ha permitido consolidar “una realidad educativa, religiosa y social comprometida con la sociedad canaria”. A los datos remite. El colegio cuenta con 1.300 alumnos. Curiosamente los dos primeros matriculados en 1923 eran dos niños del Puerto de La Luz que habían quedado huérfanos en el curso de una horrible epidemia de gripe durante la que perdieron a sus progenitores. En respuesta a una información de LA PROVINCIA sobre su drama (publicada el 22-XI-1923), los salesianos recién llegados acordaron acoger gratuitamente a ambos menores para su cuidado y educación.
Foto: Ángel Fernández Artime con tres alumnas canarias de los Salesianos, antes de ser designado cardenal por el papa Francisco
La congregación funciona además en la capital grancanaria con dos parroquias (Santa Catalina y María Auxiliadora), un centro juvenil y la Fundación Don Bosco, destinada a la promoción de los jóvenes en situación de desigualdad social, a la vez que atiende a otros grupos en condiciones de vulnerabilidad como los migrantes, mujeres, desempleados y personas con adicciones.
La implantación del primer centro de los salesianos hace un siglo incentivó el nacimiento de bastantes otros (sumando cinco de las Hijas de María Auxiliadora), tanto en Gran Canaria como en Tenerife, donde afianzaron sus raíces, pese a la progresiva crisis vocacional y al cierre de sus aulas en Guía de Gran Canaria (1955-1971) y Teror (1955-1968).
Cierres que merecieron calificarse de penosos, tras unas etapas verdaderamente fecundas en el campo de la enseñanza. El centro guiense produjo incluso dos salesianos misioneros: Gilberto González Díaz (Guía de Gran Canaria, 1945) destinado a Paraguay, donde aún sigue después de su jubilación, y Lucas Camino Navarro (Tejeda, 1948) que desplegó su labor durante treinta años en Senegal, Togo y Burkina Faso. Hoy ejerce en Málaga y apoya la parroquia de María Auxiliadora en Ronda.
Foto: La Parranda del Ejido agüimense durante su recital en la cena salesiana
Ambos colegios sufrieron en común los desencuentros entre el episcopado de la época y las reivindicaciones de la congregación, con ansias de mayor libertad y autonomía en su gestión educativa y religiosa frente a límites restrictivos de la diócesis. Tal circunstancia no fue la menor, entre otras, para frustrar la continuidad de los mismos en manos de los seguidores de don Bosco. El inmueble de Guía, de singular arquitectura, cedido temporalmente por el obispado al Cabildo, va camino de transformarse en residencia sociosanitaria, y el de Teror es casa consistorial de la villa mariana.
No obstante el descenso reconocido de vocaciones en distintos ámbitos, en el diocesano y en las órdenes religiosas, “el espíritu de don Bosco está más actual y vivo que nunca en las casas salesianas”, declaraba en mayo de este año a LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas, Ángel Fernández Artime, rector mayor de la congregación, asturiano de Luanco, consagrado cardenal por el papa Francisco meses después.
Una manifestación, la suya anterior, en coherencia con los objetivos y la literalidad del texto con que el fundador, junto a dieciocho jóvenes, constituyó su congregación una fría tarde del invernal diciembre turinés en 1859. Suscribió la puesta en marcha de su movimiento “con el deseo y el mismo espíritu de promover y conservar el espíritu de auténtica caridad en la obra de los Oratorios a favor de la juventud abandonada y en peligro (…), determinan erigirse en sociedad o congregación”.
Hoy persisten con la novedad de integrar más que ayer a laicos y laicas como enorme fortaleza para ayudar “a un mundo falto de justicia real, solidaridad y paz”, como se encargó de añadir y subrayar también Fernández Artime en Las Palmas con motivo del siglo presencial de los salesianos en Canarias.
El impulsor, Juan Bosco, sería canonizado por el papa Pío XI en 1934. Por su parte, Juan Pablo II le concedió el título de “padre, maestro y amigo de los jóvenes”. Y otro, Francisco, el papa actual, admirador del sacerdote turinés, alardea con frecuencia públicamente de su educación salesiana en Argentina, antes de ingresar en la orden de los jesuitas.
*Publicado en La Provincia el 10 de diciembre de 2023.