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El cardenal Ángel Fernández Artime con la biografía “Eusebia de Armas y el Colegio Salesiano de Guía”, en Luanco /AMADO MORENO
El purpurado salesiano, uno de los más cercanos al papa Francisco, recoge con satisfacción un ejemplar en sus vacaciones estivales de Luanco
La cifra de alumnos en centros de la congregación de Don Bosco supera hoy los seis mil en Canarias
Cuando aún no era purpurado de la Iglesia, Fernández Artime estuvo en mayo del año anterior en Gran Canaria para participar en el centenario del primer colegio salesiano promovido en esta isla
Durante las vacaciones de verano en su localidad natal de Luanco (Asturias), el cardenal salesiano Ángel Fernández Artime ha recibido recientemente, con interés, satisfacción y palabras de gratitud por su parte, un ejemplar de la obra “Eusebia de Armas y el Colegio Salesiano de Guía”. Complacencia de signo distinto fue para él que en el mismo mes de agosto conociera su título como hijo predilecto del Principado en el marco del Día de Asturias 2024, que se conmemora este domingo 8 de septiembre.
Cuando aún no era purpurado de la Iglesia, Fernández Artime estuvo en mayo del año anterior en Gran Canaria para participar en el centenario del primer colegio salesiano promovido en esta isla. Vino como rector mayor de la congregación de Don Bosco (2014-2024). Entonces y siempre animó a divulgar la labor de su clero y educadores. Lo hizo personalmente en más de los 130 países que visitó por su máxima condición jerárquica en el organigrama de la comunidad religiosa. Esta reiterada prédica justificaría plenamente su alegre acogida por el obsequio editorial novedoso. La biografía ahora entre sus manos, con la firma de Sergio Aguiar Castellano, había sido presentada el pasado agosto en el contexto de la fiesta patronal guiense y con el respaldo del ayuntamiento norteño.
El tomo, con más de quinientas páginas y centenares de fotografías, con sello de Edigeca, es una descripción amplia de la andadura vital de Eusebia de Armas Almeida, dama de Guía, que legó todo su importante patrimonio a la diócesis de Canarias, después de invertir una cuota significativa de su fortuna en la construcción de un centro educativo modélico que confió a los salesianos desde 1955.
El autor, Sergio Aguiar, se congratula con la recepción de la obra por el cardenal Fernández Artime: “No en vano fue durante una década el superior de los salesianos, expandidos por más de un centenar de países de todo el mundo –comenta-. El primer español en ocupar el puesto de rector mayor, al convertirse en el décimo sucesor de Don Bosco, fundador de la congregación en el siglo XIX”
Remitiendo a los números, el investigador rubricante de la publicación pone en valor al colectivo religioso que centra su trabajo. Destaca los 14.299 salesianos con las 1.865 casas o centros en más de un centenar de países, datos a los hay que sumar las 11.535 hijas de María Auxiliadora, distribuidas en noventa y siete naciones de los cinco continentes.
“Estamos por tanto –remata el autor- ante una figura histórica de los salesianos, comunidad que dejó también su huella a lo largo de los dieciséis años que ejerció su labor en el municipio grancanario de Guía, gracias a la decisión y aportación económica de Eusebia de Armas Almeida”.
Complementario a las cifras manejadas por Sergio Aguiar, merece señalarse que la congregación salesiana contabiliza actualmente en Canarias más de seis mil alumnos y alumnas, tres mil de ellos bajo la tutela de las hijas de María Auxiliadora, abarcando en conjunto desde 1994 una notable actividad social en Gran Canaria y Tenerife, además de Fuerteventura, orientada a través de la Fundación Canaria Maín. Permanece empeñada en la atención y reinserción laboral de multitud de jóvenes y niños en riesgo de exclusión.
AFINIDAD SALESIANA CON EL PAPA
No sorprende que Ángel Fernández Artime sea considerado por uno de los cardenales más próximos al papa Francisco. Antes de liderar su congregación religiosa desde Turín o Roma, fue superior provincial de los salesianos en Buenos Aires, donde coincidió y fraguó una estrecha amistad con el arzobispo de la ciudad argentina, Jorge Mario Bergoglio, elegido Papa posteriormente en marzo de 2013 con el nombre de Francisco.
La cercanía entre ambos se consolidó con el nuevo pontífice al mando de la Iglesia católica. A la afinidad de los dos contribuirían igualmente lazos comunes. La trayectoria del argentino Francisco está jalonada de marcas salesianas, como su bautizo en la basílica de María Auxiliadora y San Carlos (Buenos Aires), diciembre de 1936, y formación pocos años más tarde hasta sexto grado en centros de la comunidad religiosa en la misma capital.
Dedicatoria especial en el libro para el cardenal salesiano, extendida por el autor, Sergio Aguiar Castellano/A.M.
“No es raro que hable con cariño de los salesianos. Mi familia se alimentó espiritualmente de ellos en Buenos Aires. Aprendí a privarme de cosas para darlas a gente más pobre que yo (…) Uno se sumergía en un tramo de vida, preparado como para que no hubiera tiempo ocioso”. Son palabras con las que el Papa Francisco ha resumido en alguna ocasión su experiencia con los discípulos de Don Bosco, y con los que aprendería a empatizar entre los necesitados, antes de vincularse definitivamente a la orden de los Jesuitas.
Ángel Fernández Artime conserva diversidad de anécdotas con el Papa, algunas registradas antes de que uno y otro accedieran a sus últimas responsabilidades. Siendo arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio acudía los días 24 de cada mes a oficiar la misa en la basílica de María Auxiliadora, patrona de los salesianos, cuando Artime ejercía allí de superior de la congregación, al margen de mantener ambos regularmente reuniones de trabajo sobre pastoral y educación.
El cardenal de origen asturiano nunca imaginó alcanzar el cardenalato. De hecho, ningún rector mayor lo había logrado. Además, sin haber sido previamente obispo. Algo sin precedentes.
“En el momento del Ángelus con un provincial salesiano de África, me comentaron que el Papa había dicho mi nombre entre los futuros cardenales. Pensé que era una equivocación”, ha declarado en sucesivas entrevistas, meses después de su designación. Tampoco olvida cómo Bergoglio bromeó antes con él cuando sus compañeros lo eligieron rector mayor en 2014: “Pero gallego, ¿qué te han hecho?”, le espetó.
No obstante, tanto como rector mayor en el pasado y como flamante cardenal ahora, Ángel Fernández Artime muestra ser el mismo en la comunicación con los demás, “profundamente humano y profundamente sólido”. Evocó esta fijación en su conducta habitual durante la homilía de su última misa, el pasado mes en Luanco, con un templo abarrotado de fieles, y el gobierno local de color socialista en la primera bancada, cuya presencia el orador subrayó y agradeció en especial, como la de los demás asistentes.
Todo ello con una cuidada escenografía litúrgica, donde no faltó un coro local de jóvenes, ni la improvisada imagen de María Auxiliadora de testigo, junto al altar, detalle del párroco José Antonio Alonso Artero, en atención al dignatario eclesiástico protagonista.
En vísperas de su regreso a Roma, donde le ha sido asignada por el Vaticano la basílica de Santa María Auxiliadora, el cardenal Fernández Artime manifestó al periódico La Nueva España (Grupo Prensa Ibérica), que desconoce la misión que le confiará el Papa Francisco para el futuro: “Estoy para lo que me pida. Voy a hacer cualquier tipo de servicio porque para eso estoy disponible”.
*Publicado en La Provincia el 10 de septiembre de 2024.