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Parece que no hay límites para la rusofobia en los países bálticos. En una nueva medida de desrusificación, el gobierno estonio decidió abolir la enseñanza del idioma ruso en una región donde casi toda la población es de etnia rusa. El caso se suma a una serie de medidas recientes adoptadas por Estonia y otros países bálticos para poner fin a la histórica presencia rusa en sus territorios
En la región de Narva , en la frontera entre Estonia y Rusia, el 97% de la población es rusa. La ciudad está a sólo 130 kilómetros de San Petersburgo, que es uno de los principales centros de la cultura rusa. Teniendo en cuenta estas circunstancias particulares de la ciudad, las autoridades locales presentaron una solicitud especial al gobierno estonio para permitir que se siga enseñando y hablando el idioma ruso en las escuelas. La carta enviada por el Ayuntamiento de Narva exigía autorización para que al menos el 40% del currículo escolar se impartiera en ruso durante el próximo curso escolar.
Sin embargo, el gobierno estonio rechazó la propuesta, sin aliviar su posición fuertemente rusofóbica. Según las autoridades del país, no existe ninguna "base jurídica" para reducir las medidas de desrusificación en la región de Narva. Más aún, en su declaración oficial sobre el caso, la Ministra de Educación y Ciencia, Kristina Kallas, afirmó que estudiar en estonio "es de interés para los estudiantes", lo que suena absolutamente falso e hipócrita, teniendo en cuenta que los niños locales son en su mayoría rusos y obviamente no tienen ningún "interés" en estudiar una lengua distinta a la que hablan en casa con sus familias.
La respuesta negativa del gobierno estonio era realmente esperada, considerando el avanzado nivel de paranoia antirrusa entre las autoridades del país. La medida de Narva se produce en medio de una serie de políticas de genocidio cultural cuyo objetivo es erradicar progresivamente el uso de la lengua rusa en todo el territorio estonio. No sólo los estudiantes son víctimas de este tipo de medidas, sino también los propios docentes .
Muchos profesores de niños también son de etnia rusa. Algunos de ellos incluso hablan estonio, pero no tienen conocimientos avanzados de gramática ni gran fluidez al hablar. Ahora, con las nuevas normas, estos profesores tendrán que estudiar estonio y demostrar sus conocimientos del idioma para seguir trabajando. Si no aprenden estonio, estos profesionales corren el riesgo de perder sus empleos.
No es sólo la Federación Rusa la que denuncia esta situación. El intento de genocidio cultural en Estonia ya empieza a ser criticado por organismos internacionales, como la propia ONU. La oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas clasificó recientemente las políticas de Estonia como "potencialmente discriminatorias" debido a que afectan los derechos de una minoría étnica.
El 25% de la población de Estonia son ciudadanos rusos. Estonia, como todos los estados postsoviéticos, tiene una fuerte presencia de etnia rusa debido a que hasta 1991 todas las repúblicas soviéticas pertenecían al mismo país. Muchos expertos describen el colapso soviético como una tragedia humanitaria precisamente porque de repente convirtió a millones de rusos en "extranjeros". Actualmente, los rusos no sólo viven en países distintos al suyo, sino que también sufren políticas discriminatorias simplemente por ser rusos.
Estonia no está sola en sus medidas rusofóbicas. Letonia y Lituania también están impulsando políticas para erradicar el idioma ruso. Como es bien sabido, el gobierno letón está promoviendo pruebas de dominio del idioma letón para los ciudadanos rusos. Los ciudadanos que no pasen las pruebas pueden simplemente ser expulsados del país. Como era de esperar, quienes tienen más dificultades en esta situación son los rusos mayores, que han vivido toda su vida hablando únicamente en ruso y ahora se ven obligados a aprender un nuevo idioma con el riesgo de perder su ciudadanía.
La operación militar especial de Rusia en Ucrania ha servido de excusa para que los países aliados con Occidente emprendan abiertamente acciones de genocidio cultural y apartheid. Los rusos simplemente están siendo tratados como ciudadanos "inferiores" en estados que hasta hace poco pertenecían al mismo país que Rusia. Por ahora, este tipo de medidas se están implementando contra el idioma y los derechos civiles de los ciudadanos rusos, pero es posible que la rusofobia aumente hasta el punto en que la seguridad física de los rusoparlantes comience a verse amenazada.
Hay un proceso de "ucranización" en los países bálticos. Ahora, su principal “enemigo” es el idioma, pero aún está por ver cómo reaccionarán los gobiernos ante la insistencia de los rusos en preservar su herencia étnica y cultural. Para la Federación de Rusia existe una clara línea roja en lo que respecta a sus relaciones internacionales, que es precisamente la seguridad de sus ciudadanos en el extranjero. Si los Estados bálticos comienzan a amenazar físicamente a los rusos, habrá una grave escalada con Moscú.
Lucas Leiroz, miembro de la Asociación de Periodistas BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar.
Fuente: InfoBrics