La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
Europa y los países desarrollados están viviendo las consecuencia de la descolonización y los errores que eso ha supuesto de forma muy brutal. El traslado de las empresas al sureste asiático incluidas China y la India por un afán exclusivamente lucrativo y esclavizante para la población de la zona, está dando paso a una de las crisis más importantes que puede tener el mundo occidental desde la gran depresión de finales de los veinte y que trajo consigo la locura de la segunda guerra mundial. Dicha depresión no se terminó hasta bien entrada la década de los cincuenta con la resconstrucción europea. Una reconstrucción que no se hizo en función de la ciudadanía, se hizo en función de los poderes económicos, no en vano su primer nombre fue el de La Unión Económica de Europa, en ella participaron y salieron muy beneficiados las grandes corporaciones, sobre todo alemanas. En esa reconstrucción también contaron muy especialmente los grandes bancos con beneficios muy lucrativos. Luego llegó la Europa Verde, esa EUROPA del mundo rural que alimentaba a la población. A España llegaban las migajas de la ayuda americana, el queso en botes y la leche en polvo a cambio de permitir las bases en nuestro país.
A finales de los cincuenta empezó la gran emigración de los españoles a la Europa como tierra prometida, pero también como comienzo del abandono del mundo rural, o como se dice ahora eufemísticamente, la España vaciada. En Canarias la tierra prometida siempre ha estado al otro lado del Atlántico, primero Cuba, Argentina y Uruguay, y luego Venezuela a la que no en vano se le ha llamado la otra patria por muchos canarios. También hubo una pequeña emigración a los países nórdicos como Suecia y Noruega.
Ahora y volviendo a la crisis post pandémica, nos encontramos con los dos males que todavía no sabemos el alcance que puedan tener los mismos.La deslocalización empresarial y la globalización, ambas muy vitoreadas y puestos en los altares por el gran capital. El resultado por lo que estamos viendo, no puede ser más desastroso a todos los niveles para la ciudadanía planetaria, estos dos males, son los que han hecho posible por una parte el desabastecimiento y encarecimiento luego post pandemia de todos los productos habidos y por haber. Pero también el enriquecimiento de unos pocos como nunca antes había sucedido. Mientras se esclavizaba por una parte a los trabajadores con muchas horas de trabajo y muy bajos salarios, sus productos en los países supuestamente desarrollados se consumían con voraz apetito como si el producir y el consumir fuese la meta del ser humano.
Pero llegó la crisis y como diría Carlos Puebla en su canción, " Llegó el comandante y mandó parar " y vaya que si paró, se paralizó todo, y como todo venía de lejos pues la puesta en marcha ahora está tardando en llegar en beneficio de los mismos especuladores que apostaban por la deslocalización y globalización. Bueno no me gusta faltar a la verdad, En Europa todo no se paró durante la crisis, el sector sanitario trabajó más que nunca, se descubrieron profesiones alas que no se les había valorado nunca y que si visibilidad era nula como las personas de los servicios de la limpieza de los hospitales, por cierto, muy mal pagados pero que desarrollaron un trabajo solidario y peligroso de vital importancia, y que parece que nos hemos olvidados de ellos y ellas, lo mismo que los y las empleadas de los supermercados, o los transportistas que hicieron posible que los productos llegasen a los lineales.
Y un sector enormemente estratégico al que no terminamos de valorar y que siempre se nos olvida, pero que ha demostrado que sin ellos y ellas nada de lo demás hubiese sido posible, el sector primario, y cuando digo el sector primario me estoy refiriendo al pequeño y mediano agricultor y a la agricultura familiar, que estuvieron antes, durante y siguen estando ahí en la salida de la pandemia. No somos conscientes de lo que supone tener un sector primario responsable, tenaz y eficaz, que es el que nos oferta soberanía y seguridad alimentaria para todos. Y de verdad somos conscientes de lo que eso significa ? me cuesta mucho trabajo creerlo, los hechos demuestran lo contrario, vamos a intentar ser concretos y claros para explicarlo y que todos lo entiendan.
Deslocalizar el sector primario no es lo mismo que deslocalizar la construcción de las piezas de un automóvil, nada que ver una cosa con la otra. El sector primario es la base de todo lo demás, para poder hacer todo lo demás hay que comer, estar bien alimentado es lo que sostiene a la humanidad para poder ejercer todo lo demás. Pero parece que ni las administraciones, ni la ciudadanía lo terminan de entender. Entiendo que el primer deber de todo gobernante es o debería ser el tener una población bien alimentada, con calidad y seguridad. Pero desde la llegada de las grandes superficies y distribuidoras, las grandes empresas de la alimentación o bien diría yo de la especulación, con es visto bueno de la supuesta Europa verde abandona los principios de la soberanía y seguridad alimentaria en prejuicio de la ciudadanía, para que unos pocos hagan su agosto mientras otros muchos se arruinen.
Se hacen acuerdos con terceros países para supuestamente mejorar la vida de esos ciudadanos, mentira cochina. Las mejoras nunca llegan a la ciudadanía, lo que hacen es engordar las carteras de los que ya las tienen llenas a base de la miseria de los pequeños agricultores de esos países, pero también del territorio nacional, en Europa no más de cincuenta grandes empresas controlan sin que nadie les eleve la voz la producción alimentaria de terceros países que entran en malas condiciones fitosanitarias para todos los europeos. La demostración palpable de todo eso la tenemos con los cítricos españoles, mientras nuestras naranjas y mandarinas se caen al suelo, la gran distribución tiene sus lineales llenos procedentes de Sudáfrica o Latinoamerica, lo más sangrante es la ruina del sector, a eso hay que añadirle en que en muchos de los lineales se tiene la jeta de poner en la etiqueta naranja de Valencia o producto español, sin que nadie desde las administraciones sea capaz de denunciar y multar por tamaño engaño al consumidor. No es posible, por ejemplo, que un país como Holanda pueda poner en el mercado más toneladas de naranjas que España, o que en nuestro país se le engañe al consumidor diciendo que son españolas cuando no lo son.
Lo mismo sucede con otros productos, el aceite de oliva, el tomate, la sandía, el melón, en definitiva, pagaremos muy caro la deslocalización y globalización alimentaria, y lo pagaremos caro doblemente, una es con la ruina del sector, la otra es con la ruina medioambiental del planeta. De hecho ya lo estamos pagando con la producción intensiva, miremos al Mar Menor u a la ganadería intensiva y sus destrozos, aquí y en el planeta, hemos dicho siempre que el Amazonas es el pulmón de la tierra, al ritmo que se destruye para alimentar a las ganaderías intensivas poco pulmón quedará. De nada valen las cumbres por el clima sino respetamos con seriedad la vida del sector primario.