UPA: La emergencia es cada vez mayor, la solución está en el campo

Noviembre 01, 2025

En los momentos más duros de los gravísimos incendios forestales del verano nadie, ni en los pueblos ni en las ciudades, podía mostrarse indiferente ante las imágenes del fuego avanzando sin control por las montañas. Escenas de pueblos acosados por las llamas, casas ardiendo, animales muertos, bomberas y bomberos forestales agotados -y mal pagados- por un trabajo de extrema dureza, agricultores convirtiendo sus tractores en herramientas de lucha contra el fuego, hombres y mujeres desesperados con mangueras, escobones improvisados y hasta cubos de agua

Más allá de los protagonistas, víctimas involuntarias del desastre, la retransmisión en directo de los incendios llega a la sociedad con el filtro de la televisión o el móvil, globalizando la evidencia de que, con independencia de la causa concreta de cada fuego, veranos como el de 2025 demuestran que vivimos en una emergencia climática extrema.

Cada verano es, desde hace años, el más caluroso desde que hay registros. A lo que se añaden fenómenos de tormentas y lluvias excepcionales por las DANAS -una palabra que desgraciadamente es ya familiar para todos- provocadas por el calentamiento excesivo del mar durante los meses de calor. En definitiva, una realidad que nos exige como sociedad actuar de manera inmediata para prevenir y mitigar, las dos acciones clave frente al cambio climático.

El debate posterior a los incendios de este año está cristalizando en un gran debate político y social, aupado por el Gobierno con su propuesta de Pacto de Estado. Lo cierto es que la realidad parlamentaria, política y territorial de España no parece muy proclive a grandes pactos de Estado. Pero ello no quita fuerza a la voluntad de quién gobierna para recordar que la emergencia climática es cierta, muy grave y con efectos demoledores, desmontando negacionismos de todo tipo.

Y en este punto entramos nosotros, los hombres y mujeres que vivimos y trabajamos en campo, en los llanos, los montes y los valles, en los grandes secanos y en las riberas de los ríos; porque en nuestro trabajo radica, en gran medida, el camino que permite prevenir y mitigar.

Frente a la emergencia climática, más y agricultura y ganadería familiar, sostenible y, sobre todo, más rentable.

Solo así conseguiremos que el relevo generacional sea una apuesta convencida en las explotaciones familiares, que otras y otros jóvenes sin “herencia” vean en la actividad agraria una alternativa deseable para su futuro; y con todo ello, contribuir a que los pueblos no se vayan quedando, poco a poco, con las casas vacías.

A más campo vivo, menos incendios. A más ganadería extensiva, con animales pastando y limpiando montes y prados de malezas, menos incendios. A más compromiso real de todas las instituciones con apoyos públicos para la agricultura familiar, menos incendios.

Esperemos que si no es posible llegar a un Pacto de Estado, al menos consigamos alcanzar un gran pacto social para actuar con contundencia frente a la gran emergencia climática.

Editorial del número 306 de la revista LA TIERRA de la Agricultura y la Ganadería.

Publicado en Nacional, Sociedad