La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
P. ¿Cómo ves el futuro de la abogacía y la justicia en Canarias? ¿Qué cambios crees que son necesarios?
E.M.D. El futuro depende de nuestra capacidad de adaptarnos y de cambiar lo que está mal. Es fundamental que la abogacía recupere su esencia, basada en el respeto, la ética, y el compromiso con la justicia. Es necesario que haya una reforma profunda en el sistema judicial, que permita un acceso más ágil y menos costoso a la justicia, que valore a los profesionales de la abogacía por su mérito y no por sus relaciones. Y lo más importante, que se humanice el sistema judicial. La justicia debe estar al servicio de las personas, y no debe causar más sufrimiento. Si no conseguimos hacer estos cambios, corremos el riesgo de deslegitimar por completo el sistema y, lo que es aún peor, de perder la confianza de quienes más nos necesitan.
P. Emilio, me gustaría que nos hablaras de tu pasión por el Derecho Penal. ¿Qué te lleva a estar tan comprometido con esta rama del derecho?
E.M.D. El Derecho Penal es una de las ramas más complejas y fascinantes de la abogacía. Lo que me atrae profundamente es su carácter humano: estamos hablando de libertades, de derechos fundamentales y de la posibilidad de que alguien pueda perder algo tan esencial como su libertad. Defiendo la idea de que la justicia penal debe ser un equilibrio entre la protección de la sociedad y la salvaguarda de los derechos del individuo, ya que en muchos casos, lo que está en juego es la dignidad humana. Esto exige una gran responsabilidad y ética, ya que cualquier error en este campo tiene consecuencias devastadoras.
P. ¿Qué importancia le das a la figura del abogado defensor en el ámbito penal y cuál es tu visión sobre la defensa de los derechos de los acusados?
E.M.D. El abogado defensor tiene una responsabilidad crucial en el Derecho Penal. A veces, el papel de defensa es malinterpretado, especialmente cuando los acusados son personas que no tienen un estatus social elevado o que son considerados "culpables por asociación". Sin embargo, el abogado defensor debe velar porque el proceso se lleve a cabo con total transparencia y equidad. La presunción de inocencia es un derecho fundamental que no debe ser nunca olvidado. Mi trabajo en esta área es garantizar que mis clientes tengan un juicio justo, que se respete su derecho a la defensa, y que el proceso penal se conduzca de acuerdo con los principios constitucionales. A veces, defender lo indefendible es parte de nuestra labor, porque lo que realmente está en juego es la garantía de los derechos de todos los ciudadanos.
P. ¿Cómo percibes la evolución del sistema penal en España, especialmente con las recientes reformas y el debate sobre la prisión preventiva, las penas, y la reinserción?
E.M.D. El sistema penal español ha evolucionado, sin duda, y algunos avances han sido positivos. Las reformas, por ejemplo, en lo relativo a la reinserción social de los penados, son un paso hacia una justicia más humana y rehabilitadora. Sin embargo, el debate sobre la prisión preventiva es un tema que sigue siendo muy polémico. A menudo se utiliza de manera excesiva y desproporcionada, sin que haya una justificación adecuada. Esto puede llevar a la vulneración de derechos fundamentales, especialmente cuando alguien se encuentra en prisión preventiva durante largos períodos sin haber sido condenado. Creo firmemente en un sistema que priorice la reinserción, pero también creo que se deben mejorar los mecanismos de control y seguimiento para evitar abusos.
P. ¿Qué consejo le darías a los jóvenes abogados que comienzan en el Derecho Penal?
E.M.D. Mi consejo es que nunca pierdan la pasión por la justicia. El Derecho Penal es un campo desafiante, pero es también el más noble si se entiende desde una perspectiva de respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas. Es un camino que requiere mucha dedicación, pero también una gran capacidad de empatía y de defensa de lo que es justo. Ser abogado penalista no solo es entender la ley, sino también comprender la complejidad humana detrás de cada caso. Y, por supuesto, siempre ser honestos con uno mismo y con el cliente. La honestidad, la integridad y la pasión por la justicia son los pilares sobre los que se debe construir cualquier carrera en el Derecho Penal.
P. Emilio, con motivo del Día Internacional de la Abogacía, ¿cómo valoras la importancia de esta fecha para los profesionales del derecho?
E.M.D. El Día Internacional de la Abogacía es una ocasión invaluable para reflexionar sobre nuestra labor y sobre el impacto que tiene la abogacía en la sociedad. A menudo, el trabajo de los abogados no es lo suficientemente reconocido, aunque desempeñamos un papel esencial en la defensa de los derechos fundamentales de las personas, en la protección del estado de derecho y en el funcionamiento del sistema judicial. Esta fecha nos permite hacer un alto en el camino para valorar lo que hemos logrado y lo que aún queda por hacer. Es un momento para recordar que la justicia es un bien preciado que debemos salvaguardar cada día, enfrentándonos a retos profesionales y sociales cada vez más complejos.
P. ¿Qué aspectos consideras que deberían ser destacados en este Día Internacional de la Abogacía?
E.M.D. En primer lugar, la defensa de la independencia de la abogacía. Sin una abogacía libre, no puede existir un sistema judicial libre. Esta independencia es fundamental para garantizar que cada persona pueda acceder a una defensa justa y equitativa, sin temor a represalias ni presiones externas. También es importante destacar el compromiso con los derechos humanos, porque como abogados, somos los que a menudo tenemos que estar al frente de la protección de aquellos más vulnerables. Además, este día también debería servir para poner en evidencia las dificultades que enfrentamos los abogados en el ejercicio diario de nuestra profesión: la falta de medios, la sobrecarga de trabajo, los honorarios injustos y la burocracia que a veces nos consume.
P. ¿Qué piensas de la situación de la abogacía en Canarias en particular, y cómo crees que se podrían mejorar las condiciones de los abogados en el archipiélago?
E.M.D. La abogacía en Canarias enfrenta retos propios. Uno de los más evidentes es la falta de recursos y la centralización de la justicia. Aquí en Lanzarote, por ejemplo, nos encontramos con una escasez de personal y medios que afecta tanto a la calidad del servicio que ofrecemos como a la administración de justicia en sí. Sin embargo, también hay aspectos que deben mejorar a nivel profesional, como la igualdad de condiciones entre los diferentes colegios de abogados de las islas. La realidad de que Fuerteventura dependa de Las Palmas para muchos trámites no favorece una correcta autonomía y crea desigualdades que perjudican a los abogados de la isla. Lo ideal sería que cada isla tuviera más autonomía para gestionar sus propios recursos, sin que dependieran de centros urbanos más grandes.
P. En este Día Internacional de la Abogacía, ¿qué mensaje te gustaría transmitir a tus compañeros abogados, especialmente aquellos que inician su carrera?
E.M.D. Mi mensaje sería claro: mantengan siempre la pasión por la justicia, no se dejen llevar por el desánimo. La abogacía es una profesión noble, pero también dura y desafiante. A lo largo de la carrera, seguramente enfrentaremos obstáculos, tanto personales como profesionales, pero debemos recordar por qué elegimos esta profesión: para servir a los demás, para defender lo justo y para luchar por un sistema judicial mejor. No dejen que la desilusión de los errores o las dificultades del camino los desvíen de su propósito. Cada caso, cada cliente, es una oportunidad para demostrar que el derecho y la justicia pueden mejorar la vida de las personas.
P. Y, por último, ¿cómo ves el futuro de la abogacía a nivel global, en un mundo tan cambiante?
E.M.D. El futuro de la abogacía, especialmente en un contexto globalizado, será sin duda muy interesante y lleno de retos. Los avances tecnológicos están transformando rápidamente nuestra manera de trabajar, y la inteligencia artificial, por ejemplo, podría cambiar la forma en que gestionamos los casos. Sin embargo, creo firmemente que el papel del abogado seguirá siendo fundamental. La tecnología podrá ayudarnos a agilizar procesos y a ser más eficientes, pero no podrá sustituir la esencia de nuestra profesión: el juicio humano, la ética y la capacidad de defender los derechos de las personas en todas las circunstancias. El futuro de la abogacía dependerá de nuestra capacidad para adaptarnos y aprovechar estas herramientas, pero siempre desde una perspectiva de respeto hacia los valores fundamentales de la justicia.
P. Muchas gracias, Emilio, por compartir tu visión y reflexión en este Día Internacional de la Abogacía.
E.M.D. Gracias a ustedes por darme esta oportunidad de reflexionar sobre nuestra labor. Espero que todos sigamos trabajando por un sistema de justicia más justo y accesible para todos, y que nunca olvidemos el propósito que nos impulsa a ejercer esta profesión.