El IPPC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio Climático) se muestra contundente al afirmar que se quedó corto cuando el pasado verano lanzó al mundo su último informe sobre el cambio climático. La ampliación del informe presentado en agosto del año pasado, que hemos conocido hace un par de semanas, nos habla de una situación de no retorno muy grave para el planeta. Y también, desde luego, para Canarias.

El documento del IPPC cita de manera específica a las “islas pequeñas” como los espacios más susceptibles de verse afectados por el calentamiento global. Son muchos y muy graves, por tanto, los efectos del cambio climático para Gran Canaria – algunos ya los estamos padeciendo- y desde el Cabildo se ha elaborado una estrategia –la primera que se pone en marcha en esta Comunidad Autónoma- para la adaptación y la mitigación de sus consecuencias ( tropicalización del clima, aumento del nivel del mar, desvío de los alisios, aparición de enfermedades tropicales, periodos extremos de sequía y/o precipitaciones intensas, incendios forestales, etc.).

En este texto que comparto con ustedes quiero centrarme –aprovecho para ello la reciente celebración del Día Internacional del Agua- en un aspecto que adquiere una dimensión realmente preocupante y que requiere de acciones contundentes: me refiero a la sequía contumaz que padecemos, la escasez de agua y el avance claro hacia la desertización que presenta nuestro territorio. Estamos ante una situación alarmante que se hace cada vez más visible, más real, y que requiere de actuaciones plurales para adaptarnos y para mitigar los daños sobre las personas que habitan la isla, su economía y su valiosa biodiversidad.

Garantizar la seguridad hídrica de la isla es una de las acciones clave para atenuar las consecuencias de la ausencia de lluvias y la consiguiente aridez de nuestro suelo, la desaparición de la tierra fértil y el sector primario, la desforestación, el aumento de los incendios…y nuestra propia supervivencia.

Para Naciones Unidas la seguridad hídrica forma parte esencial del desarrollo sostenible y sus objetivos estratégicos. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, sobre agua y saneamiento, tiene la finalidad de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para toda la población. El índice GWP, que mide el potencial del calentamiento global, sostiene que el desarrollo sostenible no será alcanzado sin un mundo sin seguridad hídrica y afirma que “lograr la seguridad hídrica significa satisfacer las necesidades humanas así como las de los ecosistemas. Para ello es necesario que ocurran cambios fundamentales en los valores, creencias, percepciones y posiciones políticas, no solo en las instituciones de gestión del agua, sino también en cada una de las partes interesadas. El progreso puede llegar a ser lento y las situaciones complejas, pero no hay realmente otra alternativa para el futuro de la humanidad que un mundo con seguridad hídrica. Debemos afrontar este desafío”.

Desde el Cabildo de Gran Canaria y el Consejo Insular de Aguas se está afrontando este desafío. Está singularmente presente en el modelo de ecoísla que defendemos. Realmente lleva siglos presente en un reconocimiento de nuestra fragilidad que ha ido desarrollando a lo largo de los siglos un modelo de seguridad hídrica basado en la construcción de pozos, galerías, acequias, cantoneras, canales, trasvases, presas, desaladoras, depuradoras, renovables, central hidroeléctrica Salto de Chira… para garantizar nuestra subsistencia, nuestra agricultura tradicional y de exportación, el crecimiento turístico, el aumento constante de nuestra población.

CapturaEl Salto de Chira, efectivamente, es el último hito. Además de ser fundamental para la transición energética y la penetración de las renovables, el proyecto cuenta con otra importante ventaja: aportar agua desalada a las presas mediante la planta desaladora de agua de mar ubicada en Arguineguín, con una aportación prevista al embalse de Soria de 2,7 millones de metros cúbicos. Esto se hace para poder garantizar la operación de la central hidroeléctrica y compensar las pérdidas y la sequía. Además de garantizar el funcionamiento, generaría un excedente de agua que se destinaría a cubrir las necesidades en la cumbre de Gran Canaria, mediante la elevación desde la Presa de Chira. Tener las presas llenas, en estos momentos en que por falta de lluvias están casi vacías, nos va a permitir poder elevar el agua para regar toda la cuenca de Tunte, Mogán, Tejeda y Artenara, reforestar la isla y combatir los incendios. Es más, si por cualquier razón hubiese algún día un problema grave de desabastecimiento en la isla y no pudiéramos producir agua, las presas de Chira y Soria llenas nos permitirían subsistir y abastecernos durante seis meses.

La visión de futuro de los técnicos y responsables políticos de hace 50 años para detectar el problema de la escasez de agua en la isla y construir un entramado de presas, como en ningún lugar del mundo, tuvo su continuidad en la apuesta decidida por la desalación y por la depuración de las aguas provenientes del saneamiento de los municipios para “fabricar” agua potable.

En Gran Canaria, el agua desalinizada supone el 50% de la oferta total insular de agua. La isla cuenta con una capacidad total de desalación de agua de mar de 104 hectómetros cúbicos al año procedente de un total de 20 complejos de desalación públicos y privados. De los 78,3 hm3/año que se producen, 69 son para el suministro a la población y 9 hm3/año para la agricultura. Específicamente, el Consejo Insular de Aguas explota en la actualidad cuatro desalinizadoras de ósmosis inversa que producen entre 5.000 y 15.000 metros cúbicos al día. En estos momentos, junto con el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) del Ministerio de Ciencia e Innovación, se trabaja en una ambiciosa iniciativa, por valor de 20 millones de euros, que permitirá desarrollar y testar tecnología innovadora aplicada a la desalación de aguas en Gran Canaria.

Dedicamos asimismo un enorme esfuerzo a la reutilización de aguas negras –las depuramos casi en su totalidad- haciendo una aportación de 12,7 hm3 anuales al sector agrícola de la isla, esto es, en torno al 30% de las aguas depuradas. Tenemos que conseguir que sea el 100% y en ello estamos trabajando. Esto supone más de 100 hm3 de agua desalinizada o regenerada. En estos momentos se están ejecutando obras tan importantes como la EDAR de Bocabarranco en Gáldar y se está a punto de licitar su emisario submarino.

Para abaratar los costes de producción y reducir las emisiones de CO2, una de las líneas de trabajo prioritarias es la transformación de las actuales instalaciones, combinando la desalación, depuración y reutilización con el empleo de energías sostenibles y sistemas de ahorro energético.

Por ese motivo pusimos en marcha el proyecto RENOVAGUA, un ambicioso plan para que 26 plantas de desalación y depuración, distribuidas por todo el territorio insular, se abastezcan de energías limpias. El Cabildo destina a esta propuesta un total de 18 millones de euros. El objetivo es reducir en un 40% el uso de energías convencionales en la producción y distribución de agua, dejar de emitir 17.000 toneladas de CO2 a la atmósfera y dejar de importar y consumir 4.670 toneladas de petróleo, además de ahorrar dos millones de euros de la cantidad total destinada a desalar agua.

En estos momentos se trabaja también para garantizar el agua en nuestras cumbres y medianías a través de convenios con heredades y particulares, nuevas redes de riego, adquisición de bienes hidráulicos, etc. El Área de Agricultura ha tramitado, desde 2018, unas 25 obras de infraestructuras hidráulicas en 10 municipios por un importe total de 2.375.000 €, entre redes de riego, depósitos de almacenamiento, acondicionamiento de estanques y mejoras en las interconexiones hidráulicas de comunidades de regantes o heredades de aguas. Por su parte, el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria ha ejecutado igualmente, desde la misma fecha, 7 obras en infraestructuras hidráulicas por importe total de 1.700.000 €.

Además, el Consejo Insular de Aguas ya dispone de 1.000.000 € para el mismo propósito, aumentando así la red de redes, sistemas de almacenamiento y recursos hídricos en medianías, para asegurar la disponibilidad de agua durante las épocas de menos lluvias. Por su parte, el Ayuntamiento de Tejeda aporta con fondos propios una partida económica de 2.000.000 € para tal fin, lo que sumará más infraestructuras hidráulicas de propiedad pública.

También dentro de la propuesta “La Cumbre Vive”, se encuentran en redacción 6 proyectos de plantas de depuración natural por parte de los Ayuntamientos de Artenara, Tejeda y Gáldar, financiadas por el Cabildo de Gran Canaria. De esta forma se conseguirá un recurso hidráulico complementario más para la zona, dando además así una solución a un problema ambiental de núcleos urbanos aislados. Se trata de una inversión de 1 millón de euros. También se destinan casi 400.000 euros a la recuperación de la Finca de Los Lavaderos y su estanque cueva. Estamos hablando en total de casi 10 millones de euros de inversión, a lo que se sumarán los 700.000 metros cúbicos anuales de agua del Salto de Chira.

He querido a vuela pluma resumir todas aquellas acciones que se realizan desde el Cabildo y el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria para avanzar en la seguridad hídrica de la isla. Es un camino absolutamente necesario para adaptarnos a las afecciones del cambio climático, luchar contra la desertización y seguir impulsando las soberanías energética y alimentaria en Gran Canaria.

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.

El pasado 7 de marzo el precio de la luz pulverizaba todos los récords históricos y alcanzaba un pico de 700 euros el megavatio hora (MWh) a media tarde. Era la consecuencia de la subida del precio del gas por el aumento de la demanda tras las peores fases de la pandemia y por su escasez tras la guerra que ha iniciado Rusia en Ucrania, así como por una nefasta regulación del mercado energético que implica que toda la generación de electricidad se pague al precio de la fuente más cara, en este caso el gas

Es la parte más visible de una crisis energética que también afecta a los combustibles. La gasolina se ha encarecido cerca de un 30% respecto al mismo periodo de 2021, el gasóleo casi un 35% y el gas un 60% (en algunos periodos hasta un 300%), lo que está poniendo en serio riesgo la viabilidad de muchas empresas, en especial agrícolas, ganaderas y de transportes. Estos sectores han iniciado protestas en casi todas las ciudades españolas, generando riesgos de desabastecimiento en muchos lugares.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha anunciado subsidios para estas actividades económicas, y ha conseguido que la Unión Europea le dé un tratamiento específico a España y Portugal que permita fijar un precio tope en el mercado energético, aunque todavía falta tiempo para comprobar el efecto de estas medidas sobre los precios.

A pesar de que la inestabilidad económica producida por la inflación y la Guerra de Ucrania no podían preverse, lo cierto es que la crisis energética sí se podía presentir. Llevamos al menos dos décadas avisando: tenemos una gran dependencia energética de lugares inseguros y de sistemas políticos carentes de democracia, el sistema de fijación de precios es una entrega a los lobbies energéticos y las privatizaciones de compañías energéticas un robo a los estados y a la ciudadanía que nos despoja de poder intervenir de manera democrática en un bien tan esencial como es la energía.

CapturaPero, además, en medio de una crisis climática, seguimos dependiendo de los combustibles responsables del cambio climático, destruyendo nuestro entorno y afectando a la salud de la población. Pese a ello, no han dejado en ningún momento de querer imponer el gas en Canarias, con regasificadoras, gasoductos, la introducción del gas ciudad… Desde el Sureste hace muchos años y desde el Cabildo de Gran Canaria más recientemente nos opusimos frontalmente al gas, lo que nos costó no pocas descalificaciones y ataques. A la vista está que teníamos razón.

Aún así, el Gobierno de España, a pesar de los problemas gravísimos que tenemos con el gas, y aprovechando el Decreto-Ley 6/2022 de 29 de marzo por el que se adoptan medidas para paliar el impacto en la economía de la guerra provocada por Rusia al invadir Ucrania, vuelve a insistir en abrir paso a la instalación de regasificadoras en Canarias, sin las preceptivas autorizaciones administrativas. Un intento de meternos un gol por toda la escuadra. Arbitrariamente, por la puerta de atrás, a través de un decreto que no tiene nada que ver con lo que se pretende imponer. Se nos intenta introducir regasificadoras, gasoductos y gas ciudad y que utilicemos el combustible más caro y el más inseguro en su suministro. Obviamente, no lo vamos a permitir. Nos opondremos radicalmente. Una cosa es un mínimo de combustibles fósiles como respaldo y otra el que se nos imponga una super infraestructura gasista.

Más allá de las medidas transitorias que el Gobierno adopte y que en algunos casos ya estamos implementando desde el Cabildo de Gran Canaria ( potenciando el autoconsumo y propiciando el almacenamiento y la garantía de suministro con el Salto de Chira), no cabe otra opción en estos momentos, para combatir el alza de los precios, que gravar los “beneficios caídos del cielo” que están obteniendo las grandes eléctricas, crear organismos públicos de gestión -como ha hecho el Cabildo de Gran Canaria con el Consejo Insular de la Energía, o el Ayuntamiento de Barcelona con la creación de una empresa municipal de energía- para ayudar a la penetración de las renovables y crear parques públicos, y combatir el mercado marginalista que asigna a todas las formas de generación el precio de la más cara.

Pero a corto y medio plazo hay que acelerar las renovables: vencer los neonegacionismos absurdos, combatir el obstruccionismo que a veces nos encontramos dentro de la propia administración, acabar con la burocracia que obliga a retrasar la instalación de un parque al menos seis años, planificar la eólica marina, eliminar las trabas y facilitar el autoconsumo y subvencionar decididamente su implantación en los hogares, las pymes, las zonas comerciales e industriales… También potenciar el autoconsumo compartido y las comunidades energéticas y, desde luego, la eficiencia y el ahorro. Es la mejor manera de incrementar las energías limpias, abaratar los costes y romper nuestra dependencia del exterior y de los combustibles fósiles. Y Gran Canaria parte con una enorme ventaja para hacer posible todo esto: tenemos en el Salto de Chira la gran pila de almacenamiento para la penetración masiva de las renovables.

Desde las administraciones públicas tenemos que hacer autocrítica y escuchar también lo que vienen reclamando, desde hace tiempo, los pequeños y medianos empresarios del sector renovable. No podemos estar seis años para poner en marcha una planta eólica o fotovoltaica, no en estos momentos, y no se puede dar una línea de conexión a la red a un promotor público o privado a 10 o 20 kilómetros. Porque esta decisión carece de ningún tipo de control y lo decide una parte interesada. Eso es hacer inviable cualquier planta eólica o fotovoltaica.

Las crisis económica, energética y bélica no solo han producido un encarecimiento de la generación de electricidad y de los combustibles, sino también un incremento de los precios de los productos y del transporte. La huelga de los transportistas está provocando desabastecimiento de alimentos para las personas y el ganado, aumentando aún más los precios de los insumos, lo que hace inviable la ganadería local.

De la mano de la soberanía energética también hay que avanzar en la soberanía alimentaria. No podemos importar prácticamente la totalidad de lo que comemos. Debemos producir de manera local y sostenible una parte importante de nuestra alimentación, lo que además genera empleo en las zonas rurales y nos ayuda a conservar el medio ambiente y luchar contra los incendios y la desertización.

Para ello hay que incentivar el consumo de productos locales, valorizándolo y dándolo a conocer con iniciativas integrales como “Gran Canaria Me Gusta”, sensibilizar a la población y ayudar al sector (como con la línea de subvenciones de 2.000.000 de euros al sector ganadero que impulsa el Cabildo en estos días). En estos momentos es importante reconvertir el sector del tomate de exportación, que ha dejado de ser rentable pero cuya experiencia puede ser fundamental para cultivar otros productos más centrados en el mercado local y con mayor demanda para exportar. Es evidente que también hay que revisar las ayudas a lo que viene de fuera (el Régimen Especial de Abastecimiento) y compite directamente con lo nuestro y fomentar que las multinacionales y grandes cadenas de supermercados comercialicen el producto local.

Por último hay que avanzar igualmente en la seguridad hídrica apoyada en las renovables y en la gestión eficiente e integral del binomio agua-energía, aumentando la reutilización del agua para llegar a todos los rincones de la isla y abaratar el precio del agua. Es el requisito fundamental para que se pueda desarrollar el sector primario con garantías así como el resto de iniciativas económicas en el interior de Gran Canaria.

Esto no es ni más ni menos que lo que estamos haciendo con el proyecto que hemos denominado “ecoísla” y por el que hemos recibido ataques y por el que en ocasiones hasta nos han intentado ridiculizar. Se trata de transformar nuestro modelo de desarrollo dependiente del exterior por otro autocentrado, basado en la triple soberanía de la que ya he hablado y que diversifique nuestra economía apoyándose en sectores innovadores como el cine, la animación, la digitalización, la innovación, la investigación, las economías verde, azul y circular…

Dice el refrán que “solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”… espero que lo tengan en cuenta los organismos competentes, porque está tronando demasiado. Es imprescindible intensificar las soberanías energética y alimentaria, destinar inversión pública, desburocratizar nuestras administraciones y recuperar el papel de las instituciones públicas en los sectores estratégicos. Si no lo hacemos las consecuencias para nuestro bienestar, para el planeta y para la propia democracia pueden ser catastróficas.

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.

La tarde del pasado viernes 18 de marzo nos enterábamos, a través de un comunicado del gabinete de la Casa Real marroquí, de que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, había enviado una carta al Rey Mohamed VI en la que le aseguraba que “España considera la iniciativa marroquí de autonomía para el Sáhara como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”. Es decir, que de facto el Gobierno de España reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara, algo que no hace ni la ONU, ni la Unión Europea, ni la Unión Africana ni ninguna otra organización internacional ya que, según Naciones Unidas, el Sáhara es un territorio pendiente de descolonización.

Además, nos enteramos de este cambio histórico en la postura de España, que sigue siendo “de iure” la potencia administradora del Sáhara Occidental, a través de una filtración parcial, interesada y humillante del Rey de Marruecos, sin que haya habido debate en el Congreso, sin que el PSOE se lo hubiese comunicado a sus socios de gobierno o a sus socios parlamentarios. Sin ni tan siquiera una comunicación o comparecencia oficial por parte del presidente del Gobierno o de su ministro de Exteriores. Es algo completamente inaceptable el que nos enteremos por una filtración de un acuerdo clandestino y opaco que no plantea de manera diáfana cuáles son las contrapartidas.

CapturaLa decisión del Gobierno de España de aceptar el plan de autonomía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, frente a la determinación de la ONU y el Tribunal Internacional de La Haya de que se ejerciera el derecho a la autodeterminación en el territorio invadido y anexionado por Marruecos, ha supuesto la segunda gran traición de un Gobierno español al pueblo saharaui. La primera realizada por una dictadura y la segunda por un gobierno democrático, pero en los dos casos con las mismas formas y el mismo fondo. La coincidencia en la denuncia de esta felonía es prácticamente unánime en el conjunto de las fuerzas políticas del arco parlamentario español y de organizaciones sindicales, sociales, etc.

En medio de una crisis bélica y energética que pone en riesgo nuestra economía y nuestra convivencia, el Gobierno español da un giro a sus políticas de respeto al Derecho Internacional y a su papel de potencia administradora, cede al chantaje y se entrega a Marruecos poniendo en riesgo sus relaciones con Argelia, de la que depende el 34% del gas que consume España. Es curioso que España se esté volcando en estos momentos en denunciar y combatir la invasión de Rusia a Ucrania y, al tiempo, justifique la invasión del Sáhara por parte de Marruecos.

A la par, siembran una duda enorme sobre Canarias y sobre la posibilidad de que nuestro archipiélago estuviese en la agenda de la demanda del país alauita sobre la soberanía de nuestra tierra, al mismo nivel que Ceuta y Melilla. Nos tendrán que aclarar si se trata de una burda maniobra política para utilizarnos políticamente y así justificar una actuación aviesa o si realmente estaba en discusión por parte de Marruecos su soberanía sobre este archipiélago. Resulta vergonzoso que la UE y España tengan que ponerse de rodillas ante un país claramente autoritario como Marruecos. Que la Unión Europea y España acepten de manera expresa el cuestionamiento por un sátrapa de la integridad territorial de España. Es una muestra de debilidad, una claudicación vergonzosa de España ante este país autocrático.

En cualquier caso estaríamos ante burdas maniobras coloniales. La realidad es que la Unión Europea, Marruecos y España nos la han jugado siempre en esta partida de intereses. Nos la han jugado y nos la están jugando. Y nos la pueden jugar gravemente en el futuro.

Nos la jugaron primero con la pesca. El primer convenio pesquero entre España y Marruecos a principios de los años ochenta y luego entre la UE y Marruecos, ratificado por el Parlamento Europeo el 12 de febrero de 2019, en el que se incluyen las aguas del Sáhara Occidental, en contra de las resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU, supuso un mazazo para nuestros puertos y para nuestros pescadores. La entrega del Banco Canario-Sahariano a Marruecos por parte de España y la UE supuso la caída en picado de nuestra flota artesanal, de la flota pesquera con base en Canarias y el declive del negocio portuario derivado de las pesquerías. No estuvimos nunca presente en las negociaciones ni se tuvo en cuenta nuestra realidad social y económica.

Nos la jugaron igualmente con el Puerto de Agadir, que se ha convertido en una competencia seria para el Puerto de La Luz y de Las Palmas. Este puerto, que hoy rivaliza directamente con el nuestro y que, al obligarlo así Europa, ha asumido la mayor parte de las descargas de la pesca del Banco Canario-Sahariano, fue financiado por España a través de un crédito de Gobierno a Gobierno suscrito junto a la firma del acuerdo de pesca de 1 de agosto de 1983. Y por supuesto que para hacerlo jamás pensaron en Canarias.

Nos la jugaron también con el tomate. Desde el año 2000 Marruecos y la Unión Europea ponen en marcha un acuerdo de asociación que incluye la pesca como elemento fundamental y que se amplía a la agricultura, libre de aranceles, en el 2012. Y aunque el Tribunal de Justicia de la Unión Europea obligó a excluir al Sáhara de los acuerdos, la realidad es que, con distintos subterfugios, el convenio y los cultivos en el Sáhara Occidental se mantienen en detrimento de los derechos de los saharauis y de la agricultura canaria. El precio por kilo pactado por Europa con Marruecos supuso un atentado brutal contra la agricultura del sur de España y de Canarias. Una competencia desleal –que incumple las normativas europeas en materia laboral y medioambiental- que ha provocado la casi desaparición del cultivo del tomate en nuestra isla y la destrucción de miles de empleos.

Y nos la siguen jugando con la migración. El incremento de la inmigración desde las costas africanas hacia el Archipiélago canario no es ajeno a la ausencia de controles de las fuerzas que Marruecos tiene desplegadas en los territorios de origen de las pateras. Una buena parte de las personas que se juegan la vida cruzando el mar sin garantías de supervivencia son de procedencia marroquí, a pesar de las enormes ayudas que desde la Unión Europea se aportan cada año al Gobierno de Marruecos para mitigar este fenómeno. Las vidas de muchos migrantes se han convertido en moneda de cambio de esta dinámica de tensiones, como ha quedado en evidencia en los acontecimientos sufridos en Ceuta y como, desde mucho antes, viene sucediendo en las costas de Canarias cada vez que surge alguna dificultad en otros escenarios. Ni Europa ni España han obligado al cumplimiento de los objetivos de la cooperación entre Europa y Marruecos no sólo en la aplicación de medidas de seguridad fronteriza sino en el desarrollo de políticas activas de protección de los migrantes, que acaben con la aportación de recursos a fondo perdido.

No hay que olvidar tampoco que hace unos meses Marruecos concedió una licencia exclusiva a una empresa israelí para explorar yacimientos de gas y petróleo al sureste de Canarias, en las costas del Sáhara Occidental, con el silencio de España y la UE. Ese contrato prevé prospecciones petrolíferas y de gas en las aguas del Sáhara Occidental que lindan o invaden las aguas canarias. Pese a ello, la postura del Gobierno de España fue extraordinariamente tímida. La inmensa mayoría del pueblo canario ya mostró con contundencia su rechazo a la pretensión de la industria petrolera de explorar los yacimientos marinos en las aguas canarias cuando el gobierno del Partido Popular, animado por el ministro José Manuel Soria, consintió las perforaciones al noreste del Archipiélago. El nuevo planteamiento no es distinto: la misma industria, con actores diferentes, tratando de forzar la voluntad de los hombres y mujeres de Canarias en un escenario internacional de agotamiento de los combustibles fósiles. Y el Gobierno de España ha tragado y jamás ha definido una estrategia contundente ante las actuaciones que violentan la voluntad de los canarios, que debe incluir el tratamiento sobre las tierras raras situadas en aguas de jurisdicción española.

Esto ocurrió poco después de otra decisión marroquí que no ha sido contestada por parte del Gobierno de España: la aprobación por su Cámara Alta de la ampliación a 200 millas de su zona económica exclusiva y la extensión de la plataforma continental a 350 millas, lo que supone asignarse, además, las aguas del Sáhara Occidental. Esta ampliación afecta directamente a aguas canarias y se hace para la explotación del subsuelo rico en telurio, cobalto y tierras raras y como medio de presión, de nuevo, al gobierno español y canario.

En definitiva, vemos como Canarias es utilizada por parte del Gobierno de Marruecos como elemento de presión y chantaje sobre el Gobierno de España lo que ha llevado a la aceptación por parte de Pedro Sánchez de la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Canarias debe ser contundente en el rechazo a las continuas cesiones por parte de España a un gobierno dictatorial y exigir la defensa de la legalidad internacional y que España haga valer su postura frente a las pretensiones imperialistas del reino alauí. Además ¿quién nos asegura que el monarca absolutista se conformará con lo ya conseguido?

El conflicto sobre la soberanía del Sáhara Occidental y la construcción del Gran Marruecos está en la raíz de esta dinámica de pulsos que el régimen político de Marruecos aplica a sus vecinos. Canarias no sólo es testigo directo de la tensión acumulada en la región desde que España abandonó el Sáhara en 1975, es también víctima directa de los distintos fracasos de la comunidad internacional en la búsqueda de una solución pacífica y duradera para este conflicto.

Por supuesto, no nos olvidamos de la legítima lucha del pueblo saharaui por su libertad y autodeterminación. Marruecos debe poner fin a la ocupación ilegal del Sáhara Occidental y se debe avanzar en la resolución pacífica, y con respeto a la legalidad internacional, en la descolonización y la celebración de un referéndum que permita la instauración de la República Árabe-Saharaui Democrática con plena soberanía sobre su territorio.

El pasado jueves celebramos en el Auditorio Alfredo Kraus la entrega de Honores y Distinciones del Cabildo de Gran Canaria. Fue una nueva edición de un acto solemne con el que la institución insular conmemora anualmente su fundación. En esta ocasión, su 109 aniversario tiene contenido especial porque las circunstancias que vivimos nos exigen proyectar a toda la sociedad nuestra determinación por salir juntos de estos momentos de incertidumbre que nos amenazan

CapturaNos obligan también a señalar referencias concretas y personales que nos orienten en la dirección por la que debemos transitar. Reconocimos a 19 personas e instituciones que ejemplifican las acciones individuales o colectivas que han ido construyendo el modelo de sociedad que tenemos que defender, sumando esfuerzos públicos y privados, esfuerzos institucionales y de ciudadanía comprometida. Un homenaje a un grupo de personas, entidades y organizaciones que representan lo mejor de nuestros valores cívicos. Y es que son los Honores y Distinciones otorgados por esta institución lo que convierte esta cita en una celebración de lo que somos, en una muestra de una isla que, desde la humildad, no renuncia a tener su propia voz en el mundo. Una voz que se alza, con más razón en este tiempo, como grito en demanda de paz.

Nuevamente vuelve a producirse una guerra en Europa. La invasión de Ucrania por parte de Rusia está provocando la pérdida de miles de vidas, el exilio de millones de personas y una enorme destrucción que costará décadas reparar. Se trata de una agresión injustificable que ha merecido la condena unánime por parte de todos los grupos políticos con representación en el pleno del Cabildo y también nuestra inequívoca solidaridad con el pueblo de Ucrania, que nos recuerda nuestra vulnerabilidad y el sufrimiento de muchos pueblos de nuestro vecino continente africano, donde siguen latentes numerosos conflictos y hostilidades. Una de las razones de la migración dolorosa y forzosa a la que se ven abocados.

Como no puede ser de otra manera, desde Gran Canaria siempre defenderemos la resolución pacífica de los conflictos y la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Esta isla de paz se opondrá siempre a que se sustituyan las políticas del bienestar, de convivencia pacífica y democrática y de descarbonización por una economía de guerra, por una carrera armamentística que genera destrucción, muerte, sufrimiento pero también una huella ecológica insoportable.

Esta guerra, que amenaza con extenderse, estalló en un momento en el que los datos apuntaban a que estábamos dejando atrás la sexta ola de contagios del COVID. Una ola que pese a su virulencia ha generado menos afecciones graves, y que, con toda la prudencia, podría dar lugar a una situación de control de la pandemia. Es necesario seguir expresando nuestro homenaje a todas las familias que han perdido a seres queridos en esta crisis sanitaria y entendemos que el mejor homenaje es ayudar a quienes siguen sufriendo esta realidad a nivel sanitario, social, económico o laboral.

Poco a poco estamos recuperando nuestras vidas, reiniciando nuestros proyectos, reabriendo nuestros negocios, recobrando la esperanza y la confianza en el futuro, con la puesta en marcha de nuestra estrategia de adaptación a la crisis climática que comenzó hace décadas y que se agrava día a día. Nos recuperábamos de una crisis económica, la del 2010, que supuso un ataque brutal también a los servicios públicos y una excusa para abrir abismos de desigualdad en el mundo. Por cierto, unos servicios públicos que después, diezmados, han sido la vanguardia para combatir la crisis y sus consecuencias.

Hay que resaltar el esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras que defienden sus puestos de trabajo, a veces sin el reconocimiento y la seguridad que merecen. La voluntad de permanencia y renovación de empresarios que han incrementado sus inversiones renovando sus instalaciones turísticas, industriales o comerciales para facilitar la vuelta a la normalidad. El sacrificio de los pequeños y medianos empresarios y de los autónomos para resistir las dificultades de la coyuntura económica. Nos solidarizamos ante las injusticias y desigualdades que las mujeres han visto incrementarse como resultado de esta pandemia. Aplaudimos la innovación y la inventiva de la juventud canaria que a pesar de las dificultades para acceder al mundo del trabajo se esfuerza por alcanzar una preparación que les permita aumentar sus oportunidades. La cantera es admirable.

Y para estar con la mayoría de nuestra gente, especialmente con quienes peor lo están pasando, el Cabildo de Gran Canaria ha priorizado recursos, programas, inversiones, acciones para materializar esa cercanía y reducir el sufrimiento de miles de grancanarias y grancanarios. Somos el instrumento de una sociedad que quiere seguir avanzando unida.

Es necesario compartir alegrías e ilusiones para la década que está germinando en nuestra isla. Estamos liderando el proceso de transición a la soberanía energética que nos permitirá avanzar hacia la soberanía alimentaria y la seguridad hídrica, además de progresar en las exigencias que nos demanda el cambio climático y la dependencia de los combustibles fósiles en tiempos de incertidumbre en los suministros.

Queremos aprovechar los recursos europeos y estatales para modernizar la movilidad, avanzando en la materialización del tren como respuesta sostenible. Hemos solicitado al Gobierno de Canarias que se aceleren todos los trámites porque Gran Canaria tiene los deberes hechos. Hace apenas unas semanas que celebramos el acto de inicio de las obras de Salto de Chira, un proyecto que va a situar a Gran Canaria a la vanguardia de la innovación para la transición ecológica y energética y para seguir impulsando el sector primario en las cumbres y medianías

Me alegra enormemente que en estas y en otras actuaciones estratégicas citadas todos los grupos políticos presentes en esta institución rememos en el mismo sentido. Y avanzamos juntos también en la modernización de las infraestructuras públicas que mejora la diversificación económica azul, verde, circular y la oferta turística, comercial, industrial y sociosanitaria en los 21 municipios de Gran Canaria.

Es momento de un reconocimiento general por la respuesta social a este tiempo imprevisto y cruel. Y en esta respuesta quiero tener una mención especial al papel de los 21 ayuntamientos de la isla. Hemos y estamos trabajando codo con codo con ellos y además me consta que están realizando un trabajo excepcional que el Cabildo reconoce públicamente. Juntos hemos contribuido también a mostrar nuestra solidaridad con La Palma, de la que tenemos que seguir acordándonos para hacer más fácil su recuperación.

En este contexto de incertidumbre e inestabilidad cobra más importancia si cabe la contribución de los 19 galardonados de esta edición. Mujeres, hombres, empresas, entidades y organizaciones sociales nacidos aquí o venidos de otros lugares para unir su vida, su creatividad y su vocación a esta isla, que desde las más diversas áreas contribuyen día a día a construir una sociedad próspera, una comunidad más fuerte y libre. Un pequeño gran grupo que, este año, refleja la riqueza de nuestra música, desde sus orígenes a sus éxitos más internacionales; nuestra literatura, creada o inspirada en la isla; nuestra diversidad y compromiso social, personal o colectivo; la ciencia y la investigación, el deporte, las iniciativas de emprendedores y emprendedoras, la solidaridad internacional, el ejercicio de la política entendida como servicio público… son todas herramientas poderosas frente a la mayoría de los riesgos que afronta la sociedad actual.

Cada año es extremadamente difícil conceder los galardones ya que dejamos fuera a muchísimas personas y entidades que tienen merecimientos para obtenerlos. Esto nos habla de la increíble vitalidad social de una pequeña isla de poco menos de un millón de habitantes que, sin embargo, tiene figuras destacadísimas en casi todos los campos económico, artístico, social, científico o deportivo.

Creo firmemente en los valores de la isla y de sus gentes. Es esta confianza lo que me guía en la tarea diaria. Me anima cada mañana la seguridad de que pertenecemos a una sociedad excepcional y que tenemos que seguir avanzando, seguros de nuestras capacidades y de nuestro potencial. Como presidente del Cabildo de Gran Canaria creo que también podemos y debemos estar orgullosos de esta institución que día a día, década tras década, demuestra el liderazgo necesario para garantizar un futuro mejor, como sello de identidad de esta Corporación desde que fue creada.

Hoy Gran Canaria sería otra si no contara con una institución como el Cabildo, que responde a una realidad geográfica, social, medioambiental y económica indiscutible: la isla. Nuestras carreteras empiezan y finalizan todas en la isla, somos un sistema energético aislado, nuestros ecosistemas son singulares, y nuestras economías y dinámicas sociales están configuradas desde la insularidad. Por ello, desde la defensa de una Canarias unida y solidaria, reivindicamos una vez más, el papel de las instituciones locales e insulares, y su capacidad para encontrar soluciones a los problemas cotidianos de las personas. Soluciones construidas de manera participativa, aprovechando la enorme inteligencia colectiva que atesoramos como pueblo y que está representada por las personas y entidades galardonadas. Mi más sincera enhorabuena y agradecimiento en nombre de todo el Cabildo de Gran Canaria, de los hombres y mujeres de Gran Canaria.

Los acontecimientos tan dramáticos que estamos viviendo ocupan toda nuestra atención. La guerra se extiende por las ciudades de un país que es un 20% más grande que España y que tiene 44 millones de habitantes, una cantidad similar a la de España. La magnitud de esta agresión nos preocupa por la enorme crisis humanitaria que ha desatado y por la gravedad que supone para la paz y la seguridad mundial. Pero no es una situación realmente nueva. La estamos viviendo aquí al lado con el Sáhara. La hemos vivido en Irak, en Siria, en Afganistán. Quizás por ello somos más conscientes del sufrimiento que padecen millones de personas y expresamos nuestra solidaridad con Ucrania y con los pueblos de Europa central que padecen las consecuencias de la invasión del Gobierno de Vladímir Putin

En medio de este escenario dantesco, imprevisible, hay noticias e imágenes en nuestro día a día que tienen una enorme trascendencia y que, unidas, nos muestran una mejora importante en el mercado laboral, un repunte económico que apuntala la recuperación y que señala que estamos avanzando en una buena dirección, si el conflicto bélico no se extiende o se alarga. Hemos visto hace tan sólo una semana el nuevo paseo de Meloneras con numerosos turistas paseando, visitando los comercios y los restaurantes de la zona y curioseando el yacimiento arqueológico que, como el Faro de Maspalomas, conforma un paisaje para el recuerdo de los miles de viajeros europeos que disfrutan de nuestra tranquilidad y de nuestro clima a orillas del Atlántico. Esta ocupación turística es uno de los principales motivos del crecimiento continuado de la contratación de personal en el último año y de la reducción del paro en nuestra isla. Indica que se ha superado lo peor de las distintas oleadas de la pandemia y que volvemos a los indicadores de antes de la crisis.

Son buenas noticias. Pero hay que resaltar varios aspectos en esta tendencia con la que ha comenzado 2022: en los dos primeros meses del año no solo ha habido un aumento extraordinario de contratos sino que el porcentaje de contratos indefinidos se ha duplicado. Gracias a esta evolución el desempleo ha caído en un año un 22,7%, lo que supone 25.442 desempleados menos. La estadística se dispara respecto a la contratación indefinida, con un incremento de este tipo de contratos de un 235%, a lo que se suma el aumento de un 151% en la conversión de contratos temporales a indefinidos. No parece que la subida del Salario Mínimo Interprofesional haya producido la destrucción masiva de empleos como auguraban las posiciones catastrofistas de algunos sectores económicos y partidos políticos. Al contrario, el 14,7% de los asalariados canarios han visto mejorada su retribución, aunque ello no significa que dejen de ser trabajadores pobres, con ingresos muy bajos, personas vulnerables en una situación de crisis y de alza de precios como la que padecemos.

CapturaOtra de las imágenes que se convierten en habituales en nuestro día a día es el enorme volumen de obras en ejecución con las que se mejoran las infraestructuras y los espacios públicos en todos los municipios, gracias fundamentalmente a los planes del Cabildo y de las corporaciones locales. Así lo señala la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan), que confirma el aumento en un 4, 6% de la inversión pública del Cabildo y los ayuntamientos en el año 2021, frente a la reducción de la del Estado en Canarias en un 32% y la de la Comunidad Autónoma en un 24%. Tendríamos que remontarnos a 2008, antes de la crisis inmobiliaria, para encontrar cifras de inversión cercanas a las alcanzadas el año pasado.

Gran Canaria, además, es la única isla que cuenta con un Plan de Cooperación anual de su Cabildo con los 21 municipios y mancomunidades. Este año asciende a 18 millones de euros, para la realización de 75 actuaciones que supondrán la creación de 350 puestos de trabajo. Esta cifra es importante, pero lo más notable es que la continuidad de este programa ha permitido que entre 2016 y 2021 se hayan invertido más de 131 millones de euros y acometido 827 obras, lo que ha permitido la contratación de más de 2.500 personas. El Cabildo es, además, una de las principales entidades contratadoras de la isla, con un constante trasiego de personas o empresas que prestan servicios a la Corporación.

El Cabildo de Gran Canaria ejecuta en estos momentos obras en la isla por un importe superior a los 1.200 millones de euros en carreteras, platós audiovisuales, Museo de Bellas Artes, Plan Sociosanitario, obras hidráulicas, de depuración y desalación, infraestructuras turísticas, patrimonio histórico, zonas comerciales e industriales, mercados, instalaciones deportivas, impulso a las renovables, etc. El modelo de desarrollo ecosocial que proponemos avanza también hacia la consolidación de un modelo de desarrollo sostenible verde y azul que garantice nichos de empleos innovadores ligados a la transición energética, la movilidad sostenible, la acuicultura, la investigación, la economía circular, la digitalización... Gran Canaria es la primera isla en disponer de una Estrategia Insular de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, con un presupuesto de 147 millones destinados a infraestructuras (88,6 millones), naturaleza (39,5 millones) gobernanza (15,7 millones) y tecnología (4 millones). Tenemos que avanzar urgentemente en romper nuestra dependencia del exterior de los combustibles fósiles, de los alimentos importados, en la seguridad hídrica…

Además de los fondos europeos destinados a la recuperación tras la pandemia que vamos a pelear por captar, el Cabildo promueve proyectos como Salto de Chira, que movilizará unos 3.000 empleos directos para la construcción, mantenimiento y gestión de la central hidroeléctrica reversible, a lo que habrá que sumar el personal que instalará los parques fotovoltaicos, eólicos, comunidades y almacenamientos energéticos que se pondrán en marcha cuando se garantice la sostenibilidad del sistema con renovables.

Conocedora y sensible con los problemas de un mercado laboral que ha saltado de crisis en crisis durante la última década, de la precariedad en las contrataciones, de la dificultad de las personas más jóvenes para acceder a un empleo, de los problemas para incorporarse al mundo laboral de las mujeres y los mayores de 45 años, así como de las personas con discapacidad, las políticas de empleo del Cabildo se han acentuado en los últimos años y han propiciado la contratación de más de 6.000 personas en este mandato. Tienen una orientación centrada en dar respuestas a las disfunciones del mercado laboral, tal como explicó el consejero de Empleo, Juan Díaz, en el Pleno del pasado mes de febrero al detallar las acciones de su área.

En el mercado laboral actual de la isla las ocupaciones más demandadas son las de vendedores, personal de limpieza, administrativos, camareros, peones de construcción, de la industria, de la actividad agrícola, transportistas, cocineros y albañiles, pero no siempre se encuentran personas con la formación suficiente para su incorporación a una empresa. Por eso se realizan actuaciones desde el Cabildo centradas en el ámbito de la formación, los planes de empleo conjuntos con el Gobierno de Canarias, la garantía juvenil, los incentivos a la contratación, los programas de desarrollo local con los ayuntamientos, las inversiones en centros de formación de municipios y mancomunidades, las lanzaderas de empleo, la construcción de siete centros de formación propios, las labores de asesoramiento y promoción de nuevas empresas y la creación de la Fundación para las Personas con Discapacidad. Por citar solo un ejemplo, el programa de Nuevas Oportunidades de Empleo (NOE) ha incorporado a 102 personas en su reciente convocatoria. Son jóvenes que podrán adquirir experiencia durante un año para así poder superar uno de los requerimientos que se establecen por parte de las empresas para la contratación.

En los últimos diez años la economía de nuestra isla ha sufrido duros embates. Primero el de la crisis económica de 2010 y luego el de la crisis sanitaria provocada por la pandemia. El cero turístico se amortiguó con la aplicación de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), aunque el paro creció en todos los sectores y la inactividad afectó de forma drástica a los autónomos y a muchas pequeñas empresas, a quienes apoyamos con líneas de ayuda desde el Cabildo.

El turismo siempre ha sido, de forma incontestable, el motor mayoritario de la recuperación económica. Nuestro esfuerzo se centra ahora en la búsqueda de una mayor diversificación de nuestra economía. Nos refuerza en esta convicción el conflicto bélico en el Mar Negro, por el que se vuelven a poner en riesgo los datos de recuperación económica, del aumento del número de contratos y de la caída del desempleo en las islas. Se trata de un escenario que afecta de lleno a la Unión Europea de la que formamos parte, con la que compartimos los principios y valores democráticos. De ahí procede casi la totalidad de los turistas que nos visitan. Aunque esta crisis afecta al turismo, también impacta en sectores estratégicos como la energía, el agua, la alimentación, el transporte y las comunicaciones.

Nuestra apuesta tiene que ir necesariamente de la mano de las distintas administraciones, de las empresas, de la Universidad, de los sindicatos, de las onegés. Es la única manera de dar el impulso necesario hacia un modelo sostenible que figura entre las prioridades de nuestra institución. La crisis climática, sanitaria y bélica no hacen más que confirmar la necesidad de que estemos preparados para el futuro, un futuro sostenible en el que el empleo verde crecerá por necesidad, pero también por la firme voluntad del Cabildo en lograr una ecoísla autosuficiente.

En el pleno del Cabildo de Gran Canaria celebrado el pasado 25 de febrero aprobamos una moción con motivo del Día Internacional de la Mujer que se celebra el 8 de marzo. El texto ha sido consensuado con los ayuntamientos y se aprobará igualmente en los 21 consistorios de la isla. Y es que, aunque en los últimas décadas y años hayamos vivido una progresión positiva en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, la llegada de la pandemia y la inestabilidad provocada por los problemas de suministros internacionales, la inflación y la guerra de Ucrania así como el ascenso electoral y el reforzamiento de un movimiento de extrema derecha internacional ponen en riesgo muchas de estas conquistas sociales

En este escenario cobra especial importancia el 8 marzo para poner de manifiesto la situación en la que nos encontramos y seguir reivindicando medidas que tengan como objetivo avanzar hacia una igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Además del lacerante drama social de la violencia de género, la muestra más flagrante de la desigualdad de género se produce en el entorno laboral, con especial énfasis en la brecha salarial. La crisis sanitaria está poniendo en serio riesgo el ya de por sí lento proceso de equiparación salarial entre hombres y mujeres: si antes de la pandemia de la COVID 19 se estimaba que acabar con la brecha de género a nivel mundial costaría 99 años, ahora la cifra se coloca en 135 años, según los recientes informes de Intermón Oxfam.

Las mujeres sufren más las injusticias del mercado laboral: los salarios, la precariedad, la duración de los contratos, la tasa de paro… De hecho, según el informe 'Género y desigualdad laboral: La brecha salarial como indicador agregado' de la Fundación Alternativ@s, en 2018 los hombres en España ganaban, de media, un 27,3% más que las mujeres. A pesar de las mejoras que han tenido lugar en los últimos años la crisis produce que esa tendencia se agrave teniendo en cuenta que casi un 40% de las mujeres trabajan en aquellos sectores en los que la caída de la remuneración de las personas asalariadas ha sido mayor durante la pandemia.

A pesar de que las mujeres que trabajan tienen, en términos agregados, un mayor nivel de formación que los hombres, esto no garantiza la ocupación de puestos mejor dotados o la asunción de cargos de responsabilidad sino que las discriminaciones que en el mundo laboral sufren son múltiples y frecuentes.

Además, hay colectivos femeninos que lo sufren en mayor medida. Es el caso de las mujeres migrantes que son especialmente invisibilizadas y discriminadas, ocupando puestos de trabajo con peores condiciones laborales o directamente en la ilegalidad y prácticamente sin protección y sufriendo, en ocasiones, una estigmatización asociada a su cultura, religión o etnia. También las mujeres trans han sufrido tradicionalmente una discriminación laboral severa, tanto en lo referente a la inserción laboral como una vez incorporadas a un puesto de trabajo, donde son sometidas, en multitud de ocasiones, a situaciones vejatorias y a la intromisión sistemática en su vida personal por su identidad de género.

portada antonio moralesEn lo que respecta al mundo rural, los estereotipos de género siguen muy presentes y se sigue viendo el trabajo de las mujeres como una “ayuda familiar”. Muchas mujeres comparten con los hombres las tareas agrícolas y aportan tanto bienes como trabajo. Aun así, en la mayoría de los casos únicamente figura el hombre como titular de la explotación, por lo que la participación de ellas en las obligaciones, y también en los derechos que se desprende de esa gestión, se ve entorpecida para ser desarrollada en condiciones de igualdad, lo que repercute en una menor autonomía económica de las mujeres que permanecen sujetas al ingreso masculino y no contribuyen en su beneficio respecto de prestaciones o subsidios de protección laboral.

¿Qué podemos hacer para revertir esta situación? En primer lugar y aunque parezca muy evidente hay que apostar por la unión para avanzar en igualdad, tal como reza la campaña institucional que el Cabildo de Gran Canaria ha lanzado con motivo del 8 de marzo. Una democracia no puede ser plena si discrimina a más de la mitad de la población. Es necesaria la unidad con firmeza de las personas demócratas y de todas las instituciones frente a los discursos de odio que cuestionan derechos elementales.

Pero esta unión también tiene que traducirse en políticas públicas que favorezcan la igualdad desde un enfoque interseccional, es decir, teniendo en cuenta las diversas formas de discriminación que operan de manera simultánea. En este sentido es fundamental incluir la cuestión de los cuidados como una tarea pública y compartida. El cuidado de nuestros niños y niñas o de nuestros mayores, por poner los dos ejemplos más evidentes, no puede seguir siendo asumido casi en exclusiva por mujeres y además sin remuneración.

Hay que fomentar acciones encaminadas al emprendimiento femenino desde el empoderamiento personal de las mujeres. Es también importante visibilizar a mujeres que pueden ser referentes por ocupar puestos de poder o espacios tradicionalmente masculinizados rompiendo los estereotipos de género: facilita que las niñas desde temprana edad sepan que pueden desempeñar el trabajo que deseen y que la sociedad en general vaya abandonando aquellas ideas preconcebidas que sean discriminatorias.

Hay que impulsar, como estamos haciendo, la titularidad compartida de las explotaciones agrarias para visibilizar y reconocer profesional, social y económicamente el trabajo de las mujeres en la actividad agraria. Esto es especialmente importante en Gran Canaria, ya que las mujeres rurales pueden y deben tener un papel central en el nuevo modelo de desarrollo sostenible que estamos promoviendo desde el gobierno insular.

Y por supuesto no podemos olvidarnos de colectivos con serias dificultades de inserción laboral como mujeres trans, mujeres migrantes, racializadas, de entornos rurales o con diversidad funcional. Hay que promover no solo su integración en el mercado laboral, sino también la generación de puestos de trabajo adaptados a las diversas circunstancias y libres de discriminación.

En definitiva, afrontamos un 8 de marzo con mucho que celebrar pero también con mucho que reivindicar. Porque no podemos permitir que sean las mujeres las que paguen las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria ni que demos ni un paso atrás en el largo camino de la igualdad de derechos. Por eso, por encima de todo tenemos que reivindicar la unión en esta tarea. Porque la unión hace la igualdad.

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria

Con más de 300 explotaciones apícolas y casi 11.000 colmenas activas, Gran Canaria es una de las zonas de España con mayor densidad de explotaciones por kilómetro cuadrado. Tal y como ocurre en otros ámbitos de la ganadería, para hacer frente a los nuevos requisitos ambientales y de bienestar animal exigidos, las granjas apícolas deben contar con personas altamente cualificadas que posean básicamente tres características: conocimientos, capacidades y actitudes específicas frente al trabajo de la explotación

La importancia de la apicultura también viene determinada por el crucial papel medioambiental que cumplen las abejas y que está seriamente amenazado. Estos insectos utilizan el polen y el néctar de las flores para alimentarse y producir miel, en un proceso que las convierte en las principales responsables de la polinización. Pero es que además en algunos casos, como sucede en Canarias, hay abejas que recogen polen de solo algunas plantas específicas, siendo por tanto fundamentales para la supervivencia de muchas especies de flora autóctona, lo que las convierte en un elemento clave tanto para la conservación de la biodiversidad como para la agricultura. Son imprescindibles para la cadena alimentaria.

Estamos en un momento en el que se está produciendo un brusco descenso de la población mundial de este insecto. Los pesticidas, el cambio climático, las especies invasoras o la contaminación están afectando a su supervivencia. Este proceso es especialmente grave en Canarias y en Gran Canaria, que cuenta con especies endémicas que están siendo desplazadas por la llegada de otras variedades foráneas. En algunos casos, estas especies son depredadoras y muy agresivas, lo que está provocando cambios de comportamiento en nuestras abejas vernáculas, en general muy mansas pero que se están volviendo agresivas como mecanismo de defensa.

En el blog de divulgación ambiental “Abejas de Canarias” se afirma que Gran Canaria es la isla con mayor diversidad de especies de abejas, con 73 especies diferentes, de las que 52 son compartidas con Tenerife. Tenemos una enorme diversidad que proteger, conservar y divulgar. Además, la apicultura es también una fuente de desarrollo sostenible para medianías y cumbres en las que se concentran las colmenas.

Con la idea de potenciar el sector en la isla nació en el año 2018 el proyecto de Escuela de Apicultura de Gran Canaria. Tras tres ediciones y un total de 148 solicitudes de participación, se han capacitado hasta la fecha 34 personas (12 mujeres y 22 hombres). Cada vez más, estos estudios despiertan interés más allá de nuestras fronteras, con solicitudes de alumnos y alumnas que provienen no solo de otras islas o de la Península, sino de países como Polonia o Italia.

Hace unas semanas inauguramos las nuevas instalaciones de este centro de formación. Con una inversión cercana a los 300.000 euros hemos recuperado un edificio que se encontraba en ruinas en medio de un entorno catalogado como suelo de protección natural.

Apicultura 2La ubicación de la Escuela de Apicultura es, seguramente, la ideal para este tipo de estudios: cercana a la Granja Agrícola del Cabildo y a la Facultad de Veterinaria y con una flora que permite la supervivencia de las colmenas que sirven de apoyo para las prácticas y, a la vez, está también suficientemente alejada como para no crear molestia alguna a los usuarios de las oficinas, estudiantes o ciudadanía en general. Esta escuela ha sido posible gracias a la inestimable colaboración de la ULPGC, especialmente de los catedráticos Anselmo Gracia y Antonio Fernández y el veterinario Pablo Pérez Acosta ya que sin su implicación este proyecto no hubiera dado los resultados esperados.

Esta acción es el emblema del Plan Insular de Fomento de la Apicultura, que incluye un amplio rango de actuaciones como el convenio firmado con la ULPGC para la mejora genética de la abeja Negra Canaria que empezará a dar sus frutos muy pronto, con la inminente campaña de cesión de abejas reinas que pretende reducir el nivel de hibridación de las abejas de Gran Canaria en pro de su supervivencia.

Asimismo hemos creado y potenciado la Marca de Garantía, Gran Canaria Calidad para la Miel de Gran Canaria, a la que desde el año 2013 se han adscrito un total de 13 apicultores. En esta línea, gracias al trabajo desarrollado por el Laboratorio Agroalimentario y Fitopatológico del Cabildo de Gran Canaria y con el fin de garantizar su calidad, también implantamos el servicio de análisis de la miel. Se trata de un servicio gratuito para el apicultor que le permite analizar un lote de miel tanto desde el punto de vista fisicoquímico como polínico.

Igualmente contamos con una línea de subvenciones anuales para el sector apícola destinadas a cubrir gastos de funcionamiento y gastos relativos a formación y a otras acciones. Este año hay presupuestados 60.000 € en 4 líneas de concurrencia competitiva. Por último, cada año se realiza el Concurso Oficial de Cata, un gran escaparate para dar a conocer las mieles producidas en la isla.

El incendio de 2019 afectó a muchas colmenas y desde entonces se articularon tres medidas de apoyo a la apicultura. Las dos primeras, la compra de alimento para las colmenas y la adquisición de cera, fueron ejecutadas en un breve periodo de tiempo. Pero la tercera medida, de mayor calado, fue la reposición de gran parte de las colmenas quemadas con la cesión de núcleos elaborados por el Cabildo de Gran Canaria, en colaboración con la ULPGC. Desde esa fecha, se han entregado un total de 600 núcleos a los 21 apicultores afectados por el incendio. Se trata de una actuación de gran complejidad ya que estas pequeñas colmenas dependen en gran medida del ciclo natural de las abejas.

Junto con la inauguración de las nuevas instalaciones de la Escuela, ese día culminamos el proceso con la entrega del último núcleo a Antonio Eulogio Rodríguez Mendoza, una de las personas damnificadas que con más de 450 colmenas es uno de los apicultores con mayor producción de Canarias.

El plan de apoyo a la apicultura y su nueva Escuela son la vía para el fomento de una actividad referente para el nuevo modelo de desarrollo ecosocial que impulsamos para Gran Canaria. En ella confluyen desarrollo económico en medianías y cumbres, protección medioambiental, formación, innovación y desarrollo y fomento del producto local de calidad. Tenemos el convencimiento de que esta combinación es clave para garantizar un futuro de bienestar para la isla.

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.

El pasado jueves día 17 de febrero y con la presencia del Presidente del Gobierno de Canarias, la Vicepresidenta del Gobierno de España, Teresa Ribera, las alcaldesas de San Bartolomé de Tirajana y Mogán, la Presidenta de Red Eléctrica de España, el Presidente del Cabildo de Gran Canaria y una amplia representación de cargos públicos y miembros de organizaciones sindicales, empresariales y sociales, se celebró un acto institucional de enorme trascendencia para Gran Canaria y Canarias: de manera simbólica se colocó la primera piedra de la central hidroeléctrica del Salto de Chira

Efectivamente fue un gran día para Gran Canaria y para Canarias. Compartimos con emoción, con esperanza y con orgullo que Salto de Chira sea una hermosa realidad. No hay noticia que mejor pueda cubrir de verde este tiempo lleno de dificultades e incertidumbres. Nuestro pueblo merece que sus grandes sueños se materialicen, los sueños que hablan de proteger una naturaleza y un territorio excepcionales y de avanzar para alcanzar la soberanía energética, hídrica y alimentaria.

Celebramos no solo el comienzo de una gran obra, celebramos el inicio de un nuevo tiempo largamente esperado: la garantía de que un modelo de ecoísla es posible y de que podremos legar a las próximas generaciones una tierra que estamos obligados a proteger. Por ello es también fundamental crear las condiciones para que este archipiélago anclado en medio del Atlántico pueda lograr oportunidades sostenibles de desarrollo reales en el futuro.

Salto de Chira es una herramienta imprescindible para alcanzar esos objetivos, para hacer posible un modelo de progreso ecosocial que garantice nuestra supervivencia. Con el comienzo de las obras abrimos de par en par las puertas a un tiempo nuevo que reafirma a esta isla como tierra de oportunidades, de transformación, de vanguardia y de compromiso medioambiental.

En Gran Canaria, en los dos últimos siglos, hemos tomado decisiones que nos han permitido ser referentes de progreso, de innovación y de vanguardia. Así ocurrió con la construcción del Puerto de la Luz y de nuestro aeropuerto, con la edificación de un entramado de grandes presas que nos hace ser uno de los territorios con mayor densidad en el mundo en estas infraestructuras, con la implantación de una potente red de desaladoras para combatir la falta de agua…

El Salto de Chira pertenece a ese grupo de grandes realizaciones estratégicas que nos permitiráintegrar la protección del medio ambiente, las soberanías energética, hídrica y alimentaria y la descarbonización. Este paso justifica la enorme alegría de este momento.

portada antonio moralesGran Canaria está comprometida en la lucha contra la emergencia climática. Hemos aprobado, entre otras cosas, la primera estrategia en Canarias de adaptación y mitigación del cambio climático, impulsado un plan intensivo para implantar y favorecer el autoconsumo y afianzado el Pacto de las Alcaldías por el Clima. El Salto de Chira se incluye y es vital en esta propuesta integral. Es la clave que sostendrá la bóveda de la descarbonización y la soberanía energética de la isla para ir dejando atrás las energías fósiles y llegar a ser un día cien por cien renovables. Es preciso que valoremos desde esta óptica la magnitud de lo que hoy celebramos.

Necesitamos transformar y almacenar energía y a la vez disponer del agua que nuestra geografía y el cambio climático nos limita. Yo he comprobado cómo nuestra gente se ha sumado con entusiasmo a este proyecto cuando ha comprendido que da respuesta a las dos debilidades fundamentales de nuestra situación. He visto a los agricultores y regantes de Cercados de Espino, de Barranquillo Andrés, de Tunte, de Mogán, de Tejeda, de Artenara, de las medianías de Gran Canaria, apoyar esta iniciativa con la misma ilusión con la que vieron cimentarse las presas que hoy nos permiten este enorme salto medioambiental, energético e hídrico.

Este gran proyecto, que ha necesitado 11 años de trabajo, de estudios, de negociación, de consenso, de firmeza y determinación, coloca a Gran Canaria a la vanguardia de la modernidad, de la transición ecológica y por tanto de la conservación de la enorme riqueza medioambiental que nos identifica y que refuerza nuestro sentido de pertenencia a esta isla. Sin duda estamos ante la infraestructura más importante de Gran Canaria de las últimas décadas. Sobre el legado de nuestros predecesores, que construyeron nuestras grandes presas para combatir la secular escasez de agua que nos desertiza y con la urgencia climática que condiciona nuestro porvenir hemos trabajado para diseñar un proyecto de almacenamiento como la gran solución energética verde que Gran Canaria tiene en sus manos.

Esta infraestructura goza de todas las garantías medioambientales. Hemos conseguido que el impacto en el territorio sea imperceptible y, desde luego, incomparable con los enormes beneficios que va a generar. Más del 90% de la central irá soterrada. Está garantizada la protección de la biodiversidad de la zona y de todos sus valores arqueológicos. Se ha hecho un trabajo responsable e interdisciplinar que yo agradezco intensamente.

Gran Canaria ha iniciado con paso firme su andadura hacia una revolución energética que nos va a convertir en una referencia mundial. Estoy convencido de que podemos convertirnos en un modelo a seguir para los territorios insulares del mundo. Salto de Chira es el elemento de cohesión necesario para la penetración de las renovables y el soporte de un mix imprescindible de almacenamiento, para avanzar hacia la democratización de la energía a través del autoconsumo, para implantar un modelo de generación distribuida más flexible. Queda pendiente que por parte de los organismos competentes (se lo dije a la Vicepresidenta, aprovechando su presencia) se agilice la ordenación de la energía eólica marina, con el consenso de todas las partes, para evitar los errores de la eólica en tierra. También es necesario la eliminación urgente de las trabas que limitan el desarrollo de las comunidades energéticas y el autoconsumo en general. Hay que aligerar la pesada carga burocrática que ralentiza la implantación de las energías limpias. Es imperativo impulsar el ahorro y la eficiencia energética, porque la situación es muy grave y no hay tiempo que perder.

Agradezco a toda la sociedad grancanaria su movilización unitaria para defender este gran objetivo. En política hay que hacer lo que se debe y lo que hemos prometido a la ciudadanía, aunque nos cueste. No caben dudas cuando lo que está en juego es el futuro de Gran Canaria y de su gente.

A la hora de los agradecimientos, la lista de nombres que debemos recordar es interminable. Estén seguros de que en la memoria del Cabildo de Gran Canaria estarán registrados en su libro de honor para siempre. Pero yo tengo la obligación de citar al equipo del Consejo Insular de Aguas, encabezado por Yonay Concepción que ha llevado la dirección técnica del proyecto y coordinado el trabajo de distintas áreas del Cabildo de Gran Canaria (Medio Ambiente, Consejo Insular Energía, Política Territorial, Patrimonio Histórico, Obras Públicas y Presidencia), al Gobierno de España, a la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, al Instituto Tecnológico de Canarias y, por supuesto, a Red Eléctrica de España. Y tengo que decir que a lo largo de estos últimos años hemos podido sostener distintas posiciones con su gente, pero han sido unos grandes profesionales y siempre terminamos agotando el diálogo y el consenso para poder llegar hoy aquí de la mano.

Y también debo incorporar a esta lista de reconocimientos a expertos de la ULPGC, a todos los partidos políticos presentes en el Parlamento de Canarias y claro está, a la sociedad civil en general. Es sumamente importante que en tiempos de desencuentros y de polarización se expresen estas manifestaciones de unidad de acción y de trabajo compartido.

Empezamos a ganar el futuro como siempre lo hemos hecho, con la unidad de nuestro pueblo, con el coraje necesario para superar las dificultades. Encaramos este futuro con la entereza y la tenacidad que aprendimos de nuestra historia para defender que puedan seguir viviendo aquí con dignidad los hombres y mujeres que vendrán detrás de nosotros. La resignación y el pesimismo no pueden ser una opción. Quienes nos pusieron aquí, lo hicieron con la esperanza de que encontráramos soluciones a los problemas. Y en eso estamos. Contamos con el compromiso de todas las administraciones porque el reto es decisivo. Estoy seguro de que el acto del jueves en INFECAR, dando el pistoletazo de salida a las obras del Salto de Chira tiene mucho de compromiso público para hacerlo realidad. No nos debemos olvidar de la aseveración de Simón Benítez Padilla, que tanto hizo por nuestras infraestructuras hidráulicas : "Todo lo debe la isla a su propio trabajo".

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.

En las últimas semanas hemos asistido a una polémica exagerada, y utilizada de manera interesada, acerca de la diferencia entre granjas intensivas y granjas extensivas y la insostenibilidad de las primeras frente a las segundas. También aquí en nuestras islas tuvo una enorme repercusión aunque lo cierto es que esa polémica poco tiene que ver con nosotros. Los problemas reales de la ganadería en Canarias en general, y en Gran Canaria en particular, son otros y desde el Cabildo estamos trabajando con el sector para solventarlos

De las 1.232 explotaciones censadas en toda la isla, tan solo el 10,4% tiene más del 80% del censo de la cabaña insular, lo que significa que la inmensa mayoría de las explotaciones ganaderas insulares son de pocas cabezas de ganado. El volumen de negocio que aporta el sector es de unos 45 millones de euros lo que supone el 0,2% del Producto Interior Bruto insular.

En los últimos años ha habido una evolución positiva en la ganadería grancanaria. En la última década experimentamos una caída pronunciada de las cabezas de ganado, pero desde el año 2018 se está produciendo una tendencia a la estabilización del ganado en casi todos los subsectores, fundamentalmente en el caprino, ovino y bovino, sin duda por las políticas de apoyo al sector primario y a la ganadería extensiva.

En estos momentos, el 99,3% de las explotaciones de bovino tienen menos de 543 cabezas de ganado. Es decir, y vuelvo a insistir, que la polémica sobre las macrogranjas está muy alejada de nuestra realidad insular. La ganadería en Gran Canaria es extensiva, sostenible, apegada al territorio, al paisaje, a las tradiciones y a la identidad de nuestro pueblo.

Para afianzar este modelo el Cabildo de Gran Canaria puso en marcha el Programa Insular de Desarrollo de la Ganadería Sostenible que engloba diferentes acciones estratégicas con el objetivo de obtener una mejora de las condiciones de producción y transformación de determinadas instalaciones ganaderas, para mejorar la competitividad de las explotaciones y reducir los costes. Este programa se engloba dentro del Plan Estratégico del Sector Primario de Gran Canaria.

portada antonio moralesEl Plan contempla acciones de formación, con más de 28 cursos específicos al año para el sector ganadero así como la Escuela de Ganadería y Pastoreo y la de Apicultura, ambas actualmente en su cuarta edición. Asimismo se están realizando importantes inversiones, como la del centro de reproducción animal de razas autóctonas ganaderas en el Polígono Agroganadero de Corralillos (con 900.000 € )o las nuevas instalaciones de la Escuela de Apicultura (220.000 €). Especial mención merece la línea de ayudas iniciada en 2019 para la implantación de Energías Renovables o de medidas para la eficiencia energética. Se han beneficiado 60 explotaciones por un importe superior a 1,2 millones de euros. También las subvenciones para la ejecución de mejoras sanitarias, ambientales, funcionales y estéticas que han llegado a 55 explotaciones con un importe total igualmente de 1,2 millones de euros.

Otra de las prioridades que hemos asumido es la de la mejora en la gestión de los residuos ganaderos a través de la Planta de Gestión de Residuos Agroganaderos cuya instalación en el Polígono de Corralillos en Agüimes está en trámite: una planta de biogás destinada a la gestión de los subproductos animales no destinados a consumo humano y otros subproductos de origen vegetal generados por el sector primario de Gran Canaria.

La inclusión de la economía circular en el sector ganadero es fundamental. Para eso se está fomentando el uso de subproductos ganaderos en agricultura a través de un censo de más de 70 explotaciones ganaderas en los 21 municipios grancanarios por el que se ofrecen gratuitamente los residuos generados (estiércoles, purines, sueros, etc.) a las explotaciones agrícolas que lo deseen para su uso, tanto para las labores de fertilización como en la lucha contra plagas y enfermedades de los cultivos en Gran Canaria. La modernización de la gestión también se refleja en el I+D+i, especialmente centrado en la mejora genética de las razas ganaderas autóctonas.

Se impulsa de la misma manera la investigación y el desarrollo de la abeja negra canaria (a través de un convenio con la ULPGC) y la mejora genética de la raza caprina majorera, ovina canaria, bovina canaria y porcina negra canaria, en virtud de subvenciones a las asociaciones de criadores de razas ganaderas autóctonas.

No obstante, el elemento clave para la pervivencia, consolidación y crecimiento del sector son las ayudas específicas al sector ganadero y quesero, que para este año 2022 cuentan con un presupuesto de 2,9 millones de euros. Los ganaderos y ganaderas de Gran Canaria están sufriendo un enorme problema por los aumentos de los costes de los insumos. Estamos hablando fundamentalmente del crecimiento del precio de los alimentos para el ganado como consecuencia de la inflación y los problemas de suministro derivados de la pandemia, pero también del aumento del coste de la luz o el combustible.

Y para contribuir a paliar esa situación, hemos creado una partida específica de 2 millones de euros para este año 2022 centrada en la compensación del incremento del precio de la alimentación animal. Será una subvención ágil y de concesión directa, que se asignará en función de las cabezas de ganado y que podrá solicitarse de forma telemática a través de la sede electrónica del Cabildo de Gran Canaria: https://sede.grancanaria.com/es que esperamos poder abrir en las próximas semanas.

Este es un primer paso, pero vamos a seguir trabajando con el sector para compensar una situación que creemos, se va a mantener en el tiempo. En una mesa de trabajo creada recientemente con el sector ganadero se ha acordado un plan de trabajo que incluye diferentes actuaciones. En colaboración con las distintas cooperativas y asociaciones agrarias vamos a realizar un estudio de costes de producción de los principales productos ganaderos que sirva como referencia en el cumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria. Ya está en marcha con personal de la Consejería y el apoyo de COAG Canarias.

Asimismo, estamos intermediando con las principales cadenas de hipermercados y de supermercados (se consume desde ahí el 62% de los productos) así como con las empresas insulares transformadoras de la leche para que sean sensibles a la situación actual y que no solo el sector primario sea quien soporte la subida de costes generalizados de la transformación y comercialización.

Vamos a seguir potenciando igualmente el forraje local, a través del Plan Forrajero de Gran Canaria, del que ya participan 65 agricultores y ganaderos, con 120 hectáreas en cultivo en las medianías norte de la isla. Si bien nunca se producirá un volumen suficiente para suplir lo que se importa, sí tiene margen de crecimiento para sustituir una parte con ayudas específicas para ello.

En la línea de trabajo encaminada a sensibilizar, concienciar y formar a la ciudadanía en las ventajas del consumo del producto local, seguiremos con la programación que realizamos cada año de ferias de ganados, jornadas como la del cordero o del baifo, encuentros insulares de concursos y catas, exposiciones en certámenes internacionales o muestras como las de Expoagro o Gran Canaria Me Gusta.

En definitiva, desde 2015 el Cabildo está comprometido en el desarrollo e impulso de un sector ganadero sostenible y extensivo, que contribuya a la conservación del paisaje, a la lucha contra los incendios, a generar empleo de calidad, a evitar la despoblación de las zonas rurales y a reducir las importaciones que generan una mayor huella ecológica. Un sector arraigado en los saberes tradicionales pero también volcado en la modernización y la innovación, valorado por los consumidores y que se complemente con el sector agrícola, turístico y gastronómico. Sin duda un pilar imprescindible para la transformación económica, social y ecológica que estamos implementando y que denominamos ecoísla.

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.

El Jardín Botánico Viera y Clavijo, nuestro Jardín Canario, ha arraigado en la sociedad insular como referencia de prestigio internacional y de implicación en la protección de la flora. Y en eso han tenido mucho que ver las personas que lo han dirigido: primero fue Eric Sventenius, quien diseñó y dirigió la puesta en marcha de la propuesta de un botánico para Gran Canaria, el mayor de España. Durante dos décadas se construyó una gran parte de este espacio en cuyas laderas comenzaron a crecer las diferentes especies de la Macaronesia que escalaban hacia Tafira por el cauce del barranco Guiniguada, una joya de la naturaleza por la que, en unos pocos kilómetros, descienden las aguas de la cumbre, desde 1850 metros de altura, recorriendo fértiles vegas hasta alcanzar el mar en el centro de la capital, en Vegueta.

portada antonio moralesSin embargo, en 1973 un trágico accidente dejó vacío -de forma inesperada- el puesto de director, en un momento crucial para el desarrollo del Jardín Canario. Y se cubrió este cargo con la figura prominente de David Bramwell, que dedicó la mitad de su vida a dirigir y proyectar un botánico en pleno crecimiento. Y en esta tarea se empeñó personalmente durante casi cuarenta años, dando forma al Jardín Canario (con la delicadeza de quien cuida una porcelana fina como las que conforman su excelente colección), planificando los recursos naturales de la isla y manteniendo la tradición de la comunidad británica de hermanarse con la población isleña.

La elección de Bramwell fue promovida por varias personas, tanto en Gran Canaria como en Tenerife, donde conocían bien los pormenores del Jardín Canario, ya que Sventenius intentó realizar su proyecto primeramente en la isla del Teide. Eran todas conocedoras de los trabajos de investigación iniciados por Bramwell. En Gran Canaria, el Cabildo Insular presidido por Juan Pulido Castro, a quien sustituyó momentáneamente Alejandro Castro, inició la búsqueda del candidato a director del jardín asesorado por el equipo creado por Sventenius, con Fernando Navarro y Jaime O'Shanahan cuya relación familiar con el botánico sueco le permitía conocer perfectamente las cualidades necesarias para dirigir el proyecto y, desde luego, conocían las inquietudes y el espíritu de entrega del joven investigador de la flora isleña, David Bramwell. La propuesta contó con el aval de expertos como Wolfredo Wildpret de la Torre, Antonio González y González, así como con el apoyo del profesor de la Universidad de Reading, Vernon Heywood. Logró así la aprobación del entonces presidente insular, Lorenzo Olarte Cullen.

Para explicar la figura de David Bramwell ha sido muy acertado el símil utilizado por el periodista Juan José Jiménez, que lo llama drago. Y así es. Estamos ante un drago de altura, pero también de hondas raíces en Gran Canaria. Un investigador y gestor centrado en el discurso científico. Muy metódico, ordenado, cumplidor de las tareas y siempre preocupado por el futuro del Jardín Canario, así como de otros retos e iniciativas como el cambio climático, un Parque Nacional para la isla, la gestión del planeamiento insular y los espacios protegidos. También fue un generoso activista en la sociedad civil de Gran Canaria y comprometido públicamente en asuntos de trascendencia más allá del Atlántico. Su conocimiento de la isla era muy profundo y su mirada global daba perspectiva y proyección a sus planteamientos.

Estamos ante lo que él llamaba el ‘sindrome de islas’, como recogiera del biólogo estadounidense Sherwin Carlquist y que –en síntesis- viene a explicar que en los territorios insulares se producen variaciones sobre las especies, perdiéndose la capacidad de dispersión de las semillas en mayor cantidad que en territorios continentales y mermándose la capacidad de vuelo en aves e insectos. Una transformación natural que nos hace más vulnerables, sin poder migrar, lo que hace que las amenazas climáticas sean devastadoras para nuestro medio. Y eso le preocupaba, muchísimo, a David. Siendo consciente de la fragilidad del equilibrio en el medio insular luchó con ahínco para argumentar científicamente la necesidad de proteger nuestra naturaleza y concienciar de ello a la población isleña. Esas son sus huellas, las que han arraigado en este Jardín Canario.

Esas raíces permanecen aquí, con ese formidable drago llamado Bramwell que pervivirá en nuestra memoria y en el sentir de la sociedad grancanaria. En este espacio del gran Guiniguada, rodeados por la Macaronesia en miniatura, en un reducido territorio que David -junto a todo el personal del Jardín- ha convertido en una visita indispensable, en un lugar de encuentro entrañable para que nuestra población y cada vez más visitantes colaboren con su cuidado. Dragos, pinos, palmeras canarias a unos pasos de ejemplares de tabaibas, saúcos, crestas de gallo, cardones..., todo distribuido en un escenario natural que alberga la mayor densidad de especies endémicas por metro cuadrado del mundo, donde en cada rincón encontramos referencias a personas que han dejado también sus raíces en nuestra flora: Sventenius, los diez sabios, el jardín de Zoe, Fernando Navarro, el matrimonio Kunkel... Ahora es un buen momento para reflexionar acerca de cómo preservar la figura de David en toda su dimensión para quienes lleguen a esta gran reserva natural, única en el mundo.

En los últimos meses, ya consciente de la gravedad de su enfermedad, David Bramwell culminaba la elaboración de un libro sobre el Guiniguada, su entorno de trabajo durante décadas. Quería dejar finalizadas sus tareas, empeñado en trabajar hasta el último momento, demostrando su implicación con Gran Canaria y el planeta. Su vida ha sido una entrega plena a la conservación de la naturaleza, especialmente de Canarias, a la que dedicó hasta su último aliento. Este drago, que fue capaz de impulsar la proyección y la conexión internacional del Jardín permanecerá siempre entre nosotros. Será siempre motivo de orgullo poder reconocer de forma permanente a quien impulsó la labor de investigación pero también la interacción con la sociedad isleña sensibilizando a la población sobre la riqueza natural que nos rodea. Entre otras actuaciones, Bramwell impulsó líneas de publicaciones científicas, la puesta en marcha y consolidación de la ‘Revista Botánica Macaronésica’ o la creación del primer banco genético de flora Macaronésica, ahora orgullo del Jardín Canario y referencia mundial.

El Jardín Canario cumple 70 años en 2022. El fallecimiento de David una década después de su jubilación, nos muestra un espacio maduro pero joven a la vez, y en constante rejuvenecimiento, en el que la flora canaria exhibe todo su vigor y originalidad. Cada planta de este jardín es una vida, cada rincón de este jardín es un ecosistema. Y cada director del Jardín Botánico Viera y Clavijo ha dedicado su vida a la organización, a la armonización y a la proyección del mayor jardín botánico de España y el más importante en el mundo sobre la flora de la Región Macaronésica.

El Jardín Canario seguirá la estela iniciada por Sventenius y Bramwell en unos momentos difíciles para nuestro planeta. Tiene que seguir siendo un ejemplo del delicado equilibrio entre la naturaleza y la acción del ser humano. Un centro de aprendizaje y de sensibilización para nuestra sociedad sobre la importancia de la gestión sostenible de los recursos y de la inigualable riqueza natural de nuestro territorio. Tenemos que reconocer la labor de las personas que han hecho posible este Jardín y continuar con un proyecto que nos sitúa a la vanguardia de los jardines botánicos de España y que es una referencia mundial. Por eso, tal como anunciaba David hace dos años, mantendremos la lucha iniciada desde el Cabildo y su Jardín Canario y nos hacemos cargo de su testigo para que –citando sus propias palabras- “consideremos lo que estamos haciendo e intentemos hacer algo positivo para las generaciones futuras que tienen el derecho moral de heredar y vivir entre la maravillosa diversidad del planeta”.

Un planeta que mantiene la esperanza gracias a figuras emblemáticas como este drago de nuestra isla, drago de amistad y de entrega a quien siempre recordaremos.

Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.