
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
“La lluvia empieza con una sola gota”. Esta sugerente imagen de la activista de los derechos de las mujeres de Arabia Saudita Manal Al Sharif nos recuerda que los cambios más profundos tienen lugar cuando confluyen la visión, la convicción y la acción. Y también la necesidad, imperiosa en el caso de la urgencia, de afrontar las consecuencias del cambio climático
El agua de las intensas precipitaciones que padeció Telde el pasado mes a causa de la DANA desembocó en el mar, fue absorbida por la tierra sedienta o se evaporó después de dejar una estela caótica a su paso. Pero el aviso y la enseñanza permanecen. Son una escorrentía que no cesa, que discurre sobre nuestras conciencias y nos obliga a recapacitar y actuar de manera coordinada como sociedad
Frente a las irresponsables posturas que niegan el calentamiento global, sus causas y sus efectos, el Cabildo de Gran Canaria se ha caracterizado por liderar políticas previsoras y de mitigación, lo que nos ha situado como una bandera en el preocupante contexto nacional. Vemos con asombro que en lugares como Valencia, donde los fenómenos atmosféricos catastróficos han mostrado su cara más violenta y cruel, la derecha se confabula con la extrema derecha para mantenerse en el poder asumiendo postulados negacionistas, haciendo tristemente buena la afirmación de que “lo relevante de la mentira nunca es su contenido, sino la intencionalidad del que miente”, como escribió Jacques Derrida, filósofo y afamado escrutador de la falsedad.
En la isla, insisto, mantenemos un rumbo que nos aleja de estas derivas. El Gobierno de la isla fue la primera administración canaria en aprobar una Estrategia de Adaptación al Cambio Climático e Impulso a la Economía Baja en Carbono. Este documento aborda la compleja y enorme dimensión del problema bajo una premisa fundamental: mirar de frente al reto al que nos enfrentamos en lugar de ponernos una venda en los ojos, como si eso pudiera evitar su existencia.
El diagnóstico de la Estrategia es claro, en particular en lo referido a las lluvias torrenciales, pues recalca que “las precipitaciones intensas y sus posibles efectos posteriores, como inundaciones y corrimientos de tierra, constituyen el principal riesgo climático para Gran Canaria, puesto que ni las infraestructuras ni la población están preparadas para afrontarlos”. El equipo redactor señaló también que “las estimaciones indican una disminución general de las precipitaciones, lo que, asociado a los condicionantes de la propia isla, caso de la orografía, la pendiente, el tipo de suelo, la falta de vegetación y las barreras físicas artificiales en las zonas bajas puede provocar un aumento considerable de los impactos derivados de las avenidas e inundaciones”.
Por supuesto, el documento también pone el acento en los riesgos de vientos huracanados, por fenómenos costeros adversos o por el aumento del nivel del mar. Igualmente, la ciencia, nuestra aliada para mantener la vista fija al frente, sin vendas que nos cieguen, plantea que fenómenos tropicales como los huracanes podrían afectar a Canarias en las próximas décadas, incrementando aún más el riesgo de eventos hidrometeorológicos de carácter extraordinario.
En el caso concreto de las lluvias torrenciales, este guion se hizo realidad en Telde, desafortunado escenario donde se desarrolló una trama que comenzó con una prealerta el 28 de febrero y concluyó con los palos de agua de los días 3 y 4 de marzo, cuando el cielo pareció caer sobre el municipio y dejó escenas para la memoria, momentos de honda preocupación ciudadana e incluso instantes de pánico.
Telde, como sucedió en 2015, experimentó en su piel las consecuencias del aguacero sobre un territorio mal adaptado a este tipo de episodios, que pueden repetirse en cualquier momento y lugar de la isla, con las aristas particulares de cada zona. Desde el punto de vista técnico, las infraestructuras que se diseñaron para el desagüe de las aguas pluviales, tanto en zonas urbanas como en cauces, para que no generaran riesgo sobre la población civil y las infraestructuras, se han demostrado obsoletas por la dimensión con que se construyeron hace décadas. Y se agrava por el crecimiento sobremanera en las últimas décadas de la mano del asfalto, el hormigón o los invernaderos, lo que conlleva un aumento del volumen de escorrentía por la reducción del tiempo de viaje del agua y de la infiltración.
Las enseñanzas de los sucesos de la ciudad de los faycanes tienen alcance insular. La mayor e inadecuada ocupación del territorio implica que episodios breves e intensos de lluvias que no provocaban problemas décadas atrás generen en la actualidad serios riesgos. Esto hace absolutamente necesario que se adopten medidas en zonas críticas.
Pocos días después de estos hechos, el Cabildo volvió a dar un paso al frente para convertir el aviso en una oportunidad y en un acicate para avanzar conjuntamente en la búsqueda de soluciones y en la concienciación sobre el desafío que tenemos por delante. Y lo hicimos con anuncios, replanteamientos, medidas, planes de trabajo y un llamamiento generalizado al conjunto de las administraciones y a la población.
La borrasca “Olivier” de los días 9 y 10 de abril, que resultó menos agresiva de lo esperado, ha sido un nuevo toque de atención. En menos de mes y medio hemos vivido dos fenómenos meteorológicos adversos de carácter preocupante. Tenemos que actuar en consecuencia.
El Gobierno de la isla ya estudia incorporar al Plan de Riesgo de Inundación de Gran Canaria el barranco de La Aldea y, tras lo sucedido en los distintos barrancos de Telde, el personal técnico del Consejo Insular de Aguas (CIA) analiza también la oportunidad de su inclusión en el documento. Además, el CIA ha encargado a Tragsatec la elaboración del censo de los puntos de desbordamiento o críticos de los barrancos de Gran Canaria, cuyos resultados haremos llegar a los ayuntamientos, porque cada administración debe poner al día el análisis de sus competencias y definir un plan de actuaciones para adelantarse a los acontecimientos.
Hay que actuar desde el planeamiento, plantear soluciones arquitectónicas o de ingeniería acordes a las nuevas realidades y las nuevas exigencias técnicas así como corregir actuaciones realizadas durante décadas que generan graves riesgos de futuros. Es preciso afrontar medidas a corto, medio y largo plazo para evitar daños a las personas, a las viviendas y al medio natural con la determinación, involucración y financiación del conjunto del músculo administrativo estatal, regional, insular y municipal. Hay que hacerlo y cada nivel de la administración debe asumir sus responsabilidades.
Y hay que modificar hábitos de uso de estos espacios que suponen serios peligros: aparcamientos de vehículos, instalación de contenedores, cruces de vías sin las soluciones técnicas adecuadas. También sería necesario acometer modificaciones de los desagües así como poner en marchas medidas innovadoras como drenajes sostenibles en entornos urbanos o parques inundables. Gavias para la retención del agua en las cuencas hidrográficas, restauración y renaturalización de los espacios, zonas de infiltración, reforestación y regeneración o cauces sinuosos, son otras actuaciones necesarias.
El Cabildo de Gran Canaria ya está realizando, con muy buenos resultados, gavias en distintos lugares de la isla, como Las Hoyas, Lugarejos o Los Pérez, entre otros emplazamientos, para frenar la erosión y el arrastre que hace que perdamos en la isla al menos 1,5 millones de toneladas de suelo al año. También el área de Medio Ambiente realiza en Maspalomas, dentro del proyecto Horizon Natalie, el primer proyecto piloto de drenaje urbano de Canarias.
La institución está a disposición de cada ayuntamiento para facilitarles la tarea. Es fundamental la coordinación y la colaboración interadministrativa como ha sucedido en el caso de Telde, con quien establecimos de inmediato una mesa de trabajo para analizar las anomalías localizadas y poner en marcha planes de prevención. Tenemos que ser como la lluvia: un goteo unísono.
No será fácil el camino. La adaptación es un empeño titánico, pero inaplazable. Y el goteo de las administraciones públicas para conseguirlo no debe cesar. Desde ahora. Como ejemplo, el mismo día que se declaró la prealerta, el viernes 28 de febrero, el pleno del Cabildo aprobó destinar 532.000 euros al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para la canalización del Barranco de Chiscano.
No quiero pasar por alto un componente esencial de este dique que debemos levantar frente a la virulencia de las inclemencias climáticas. Hablo del factor humano. En una doble vertiente. La primera guarda relación directa con la sensibilidad ciudadana. Hay síntomas alentadores que indican que, por fortuna, la lluvia de desinformación no cala tanto como se cree. Así, un informe del año 2024 de la Fundación AXA y Sigma Dos indica que el grado de preocupación y percepción por la crisis climática se sitúa en Canarias ligeramente por encima de la media nacional, dentro de una escala en la que casi 8 de cada 10 personas en este país la considera una amenaza relevante. Además, reveló que el 87,5 de los canarios y canarias considera “urgente” poner en marcha medidas para atajar las causas y paliar sus consecuencias.
El segundo de estos factores tiene que ver con la comunicación y la coordinación entre administraciones, que no deja de ser una comunicación entre personas. Además, por supuesto, de la prioritaria activación de todos los medios y protocolos. No tengo dudas de que el contacto personal entre responsables públicos que se mantienen al tanto de lo que sucede en su territorio, que no desconectan en sobremesas en ventorros o bochinches ni se desentienden cuando acontecen situaciones que alteran la normalidad, ayuda a engranar la respuesta. Hemos tenido ejemplos recientes y dolorosos de lo contrario.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
La melancolía es, por sí misma, una sustancia destinada a perderse entre las grietas del tiempo. Cuestión aparte es la memoria. Ella está hecha de otra materia, sobre todo cuando de ella emergen los pilares de la identidad, que nos sirven además como atalaya para divisar el futuro. Y como acicate para avanzar con paso firme hacia el horizonte, respetando el pasado sin repetir sus errores
La nostalgia navega por los lugares más lejanos e insospechados, aunque en este caso deberían resultarnos cercanos y comprensibles. Lo hace por ejemplo entre los canales de aguas frías y oscuras de uno de los grandes distritos financieros de Londres, el Canary Wharf, el ‘Muelle Canario’, el puerto comercial más transitado del mundo en los albores del siglo XX y cuyo nombre revela la importancia del comercio marítimo entre el Reino Unido y las Islas Canarias, con protagonismo del tomate canario.
La historia, si se olvida, se convierte en ese papel que amarillea olvidado en las hemerotecas, como la fotografía tomada a principios de la pasada centuria en Hamburgo que muestra a un carro de transporte tirado por caballos para proteger los frutos del frío y hacer publicidad del producto: “Tomates canarios: son los mejores”. O como la nota suelta del ejemplar del 28 de febrero de 1885 con la que un comerciante británico afincado en Liverpool subrayaba las bondades del tomate canario ante un público y una sociedad británica que se afanaba en cultivar la hortaliza en jardines y en pequeños invernaderos particulares, con un éxito casi siempre tan exiguo como el sol inglés.
Esta nota está considerada la primera evidencia escrita de la exportación de tomate canario a tierras británicas. Este hecho define el inicio histórico de la gran aventura del tomate canario y de la revolución económica y social que supuso para las islas y muy en particular para Gran Canaria, a día de hoy la isla en la que se produce la mayor parte de las 30.000 toneladas anuales que se cosechan en la comunidad autónoma. Supone diez veces menos que en su apogeo, en los años sesenta. A lo largo de varias décadas, el rojo del tomate tiñó las cifras económicas isleñas. Fue antes de las dificultades y de los números rojos que, por distintas circunstancias, fueron mermando el cultivo, declive simbolizado en crecientes mares de plástico abatidos por el viento y el olvido.
Pero la rama de la memoria es demasiado fuerte y orgullosa para caer al suelo sin más. Y también se mantiene firme la voluntad del sector para seguir adelante. A pesar de todo. He podido comprobarlo este mismo viernes con motivo del 140 Aniversario de la Exportación del Tomate Canario (1885-2025), programa organizado con tanto cariño como acierto y oportunidad por la Federación de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (FEDEX). La visita a los cultivos y almacenes de empaquetado me ha permitido corroborar que el tomate canario se mantiene en pie por sus raíces históricas y porque es un emblema de Gran Canaria. Pero sobre todo por la convicción, el esfuerzo, la voluntad permanente de innovación y de adaptación, y la visión de futuro que demuestran en sus palabras y sus acciones las personas que dan vida al tomate canario en nuestra isla en la actualidad. Todo ello nos hace confiar en el porvenir del tomate canario, especialmente del que se produce en Gran Canaria, y da alas y justifica el apoyo del cabildo a lo que es mucho más que un sector económico. Nos guían la estrategia y la emoción.
Según comprobé también, el tomate canario desprende aún, junto a su característica fragancia, un aroma de recuerdos que resume una parte esencial de nuestro devenir como sociedad moderna. El tomate ejerció de salvador porque llegó en un momento trascendental, cuando se descosían las costuras de la industria de la cochinilla y el fantasma de la emigración masiva sobrevolaba de nuevo los cielos canarios. La arquitectura comercial ideada y desarrollada por los británicos, con el Puerto de La Luz como elemento clave, la implantación de nuevas técnicas de cultivo posteriormente adaptadas y perfeccionadas por la proverbial resiliencia de los agricultores y agricultoras de nuestra tierra y las extraordinarias condiciones climáticas,que hacían posible su producción mientras Europa tiritaba, lo que abría de par en par una amplia ventana comercial, catapultaron el cultivo hasta niveles nunca vistos.
Varias generaciones crecieron entre tomateras, en medio de latadas, socos y cucañas, sorribando las fanegadas de tierras, abriendo surcos, plantando las semillas, arrastrando las malas hierbas, cargando los frutos de las faldiqueras a los ceretos para después trasladarlos a los almacenes de empaquetado… Se vivieron épocas muy duras, de inmigración interior y de otras islas hacia Las Majoreras, Las Puntillas, Montaña de los Vélez, Las Rosas, Cruce de Arinaga, Cruce de Sardina, Doctoral, El Tablero o El Castillo del Romeral. Épocas de condiciones precarias de vida, de cuarterías, de sangre, sudor y lágrimas, de regímenes laborales casi feudales, de luchas sociales que consiguieron democratizar la producción hasta lograr que a los dinámicos empresarios iniciales, primero extranjeros y después canarios, se sumaran, con los años, pequeños y medianos emprendedores locales, en su mayoría hijos de aparceros, que poblaron el paisaje de cooperativas agrícolas pujantes…
El tomate fue un motor de arrastre que lo movilizó prácticamente todo. La escasez de agua alentó las soluciones más ingeniosas, dando un nuevo impulso a la gestión hídrica insular. El sistema de bancales o terrazas escaló el terreno para aprovechar cada palmo. Las cuarterías, según nos recordó el experto de la FEDEX Gustavo Rodríguez, entre otras tantas historias, estadísticas y curiosidades, se convirtieron en núcleos sociales donde se forjó una identidad compartida. Al predominar la mano de obra femenina, fueron espacios de transmisión cultural, donde fructificaba también el sentimiento de pertenencia. Además, el primer gran embajador del archipiélago en el extranjero no vestía con levita: fue el tomate.
Nacer, crecer y desaparecer. Es el duro sino de los monocultivos canarios, aunque el tomate se niega a cumplir con el tercer supuesto. No lo han tenido fácil. La competencia de terceros países como Marruecos -con costes laborales muy inferiores-, el incremento de los costes de producción, los insumos, el transporte y las plagas han chupado gran parte de su savia, aunque la mayor de las calamidades no han sido los insectos, sino los estragos causados en despachos oficiales por la reducción de las ayudas, la falta de planes de auxilio adicionales estatales y canarios y otros desastres naturales y burocráticos que han convertido en papel mojado muchos de los instrumentos y mecanismos para garantizar la viabilidad del sector, corroído por la desidia y la inoperancia.
¿Qué nos queda? Lo dije al principio. Nos queda convertir la nostalgia en memoria y la memoria en futuro. Queda viajar atrás en el tiempo, desempolvar las revistas y los periódicos repletos de anuncios que glosaban las maravillas del tomate canario -el mejor, trotando sobre el adoquinado de Hamburgo, de Londres y de media Europa-. Queda aferrarse a la calidad, al avance tecnológico, a la investigación, a la cooperación entre entidades privadas, cooperativas e instituciones públicas para realzar su valor y apostar decididamente por la calidad como elemento diferenciador en mercados cada vez más competitivos y saturados. Queda presumir de tomate, cuidarlo, fomentarlo y proyectarlo como lo que es: un tesoro culinario y un reflejo de lo mejor que podemos hacer colectivamente como entidad social.
El tomate canario merece hechos, una correspondencia entre las declaraciones y los actos tan auténtica como su sabor. El cabildo, a través de su Consejería Sector Primario, Soberanía Alimentaria y Seguridad Hídrica, tramita el distintivo europeo Indicación Geográfica Protegida Tomate Canario, en una estrategia conjunta con el sector. Uno de los principales objetivos de esta IGP es evitar el fraudulento uso del término “canario” en tomates producidos fuera del archipiélago y así poder valorar adecuadamente un producto que, si bien ha descendido en sus cantidades anuales, tiene potencialidad para estabilizar sus volúmenes de comercialización e incluso diferenciarse de otros por su excelente y acreditada calidad y producción sostenible. Esta iniciativa encaja dentro de nuestra decidida línea de acción insular de defensa del sector primario, de nuestras tradiciones y de la diversificación económica. Desgajar al tomate de Gran Canaria sería prescindir de una parte vital de la isla. Y es perfectamente compatible con el cultivo de otros frutos tropicales para así aprovechar sus canales de comercialización. El interés cada vez mayor por los productos de kilómetro cero, por los mercados agrícolas locales y por experiencias vinculadas a la etnografía en destinos que respeten su historia y su forma de ser y de hacer nos abren ahora otra ventana en la que se transparentan a la vez lo que una vez fuimos y lo que podemos llegar a ser de la mano del tomate canario.
La desigualdad que ha provocado la discriminación o invisibilización de las mujeres y sus aportaciones a lo largo de la historia, además de constituir una vulneración de los derechos humanos, es dañina para el conjunto de la sociedad. En muchos casos, nos priva de una parte fundamental de los logros y avances colectivos
Es innegable la importancia crucial que han tenido las mujeres en la creación y estabilidad de la sociedad grancanaria. Desde la aportación de las mujeres rurales en tiempos en los que éramos una sociedad eminentemente agrícola y ganadera hasta su participación en los ámbitos científico, tecnológico, artístico, deportivo, entre otros. El progreso de nuestra sociedad no se podría entender sin ellas.
No hay suficientes artículos, periódicos ni blogs para nombrar a todas las mujeres que han hecho aportaciones relevantes al progreso de Gran Canaria, tanto en el presente como a lo largo de la historia. Además, no debemos limitarnos a reconocer sólo a aquellas que han alcanzado la celebridad, pues cada día cientos de miles de mujeres en esta isla contribuyen con su esfuerzo y trabajo a construir un futuro mejor. No obstante, con motivo del Día Internacional de la Mujer, el renombrado 8M, me gustaría citar a algunas que han tenido una estrecha vinculación con la acción del Cabildo de Gran Canaria. Y es que conviene recordar que la historia de esta isla también se escribe con nombre de mujer. Y no solo con el nombre, sino con los dos apellidos, el de sus padres y el de sus madres.
Ante la crisis humanitaria que estamos viviendo, quiero hacer mención a cada una de las 396 mujeres que encontraron en Gran Canaria tierra firme en 2024 tras sobrevivir a la peligrosa ruta canaria. Una ruta que sumó 46.000 rostros llegados del mar solo el año pasado. Las mujeres, especialmente vulnerables en las fronteras, son un eslabón frágil en el violento y machista mundo que convierte la migración en una moneda al aire. Muchas se ven obligadas a atravesar el mar para luchar contra la desigualdad sin saber nadar, confiando en encontrar una tierra firme que puede o no aparecer, pero en la que creen.
Por eso, quiero traer a este texto a Nadine, que llegó con su hija, ambas solas, después de que su marido fuera asesinado en Malí. Tomó a su pequeña, cerró la puerta de su casa para no volver y recorrió la distancia que la separaba del océano. Se lanzó a las aguas atlánticas en un cayuco blanco con la esperanza de hallar una tierra segura. Y a Gran Canaria llegó. Porque somos hogar, pero también somos refugio para quienes buscan sobrevivir. Porque de sobrevivir saben mucho las mujeres migrantes que sostienen una parte esencial de nuestra sociedad, sin que se les reconozcan derechos fundamentales de ciudadanía. Y no solo en el trabajo doméstico, como se les pretende reducir a menudo, sino en sectores clave como los cuidados, el diseño, la sanidad o la agricultura.
Este año, la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria ha llevado a cabo una preciosa campaña para recordar a María del Pino Ojeda Quevedo, escritora que unió su apellido paterno a la última letra de su nombre para firmar como PinOjeda. Fue una artista total, con un gran manejo y defensa de la palabra. De ella se recuerda su afirmación: "Es el único medio para expresar lo inefable. La poesía no podría existir sin la palabra, porque la palabra es lo único que existe". Y la poesía en esta isla singular no se podría comprender del todo sin su verbo. Este año la hemos nombrado Hija Predilecta de la isla.
Comencé este artículo resaltando la importancia histórica de las mujeres rurales en Gran Canaria. Pero su papel sigue siendo fundamental para la supervivencia de un sector estratégico en la sostenibilidad de Canarias. En noviembre de 2024, entregué los reconocimientos a los mejores vinos y quesos de Gran Canaria, donde cada vez hay más mujeres, tanto en las bodegas como en las queserías. Uno de estos premios lo recibió Llailma del Carmen Saavedra Suárez, de la Quesería La Renta de La Aldea. Al finalizar, se ofreció un ágape a los galardonados y sus familiares. Cuando la invitaron a quedarse, Llailma respondió: "No puedo, tengo a las cabras pariendo y el alma en vilo".
El alma en vilo. Una forma de estar. La última letra de su frase se perdió en el eco de la escalera mientras se alejaba rumbo a La Aldea, para seguir dando, cuidando y protegiendo. Aquellos premios los entregué junto a María del Carmen Pérez Castellano, ganadera y presidenta de la Coordinadora de Organización de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG).
El 2024 ha sido un año en el que el deporte femenino ha seguido consolidándose. Aunque las mujeres llevan décadas destacando en diversas disciplinas, este año hemos presenciado hitos que han trascendido lo deportivo. Uno de los más significativos ha sido el ejemplo de las jugadoras de la selección española de fútbol, que exigieron respeto y cambios en la federación. Además, en los Juegos Olímpicos de París, por primera vez en la historia, España estuvo representada por más mujeres que hombres. Entre ellas, seis deportistas grancanarias: Leonor Rodríguez, Leticia Romero y Maite Cazorla en baloncesto, Tara Pacheco en vela, Lorea Ibarzábal en atletismo y Misa Rodríguez en fútbol.
Resulta esencial dar visibilidad a la labor crucial que desempeñan las mujeres en el seno de nuestra sociedad. Forma parte de nuestra acción de gobierno. Dentro de este trabajo responsable y coherente, el jueves pasado inauguramos en la sede del cabildo la exposición ‘Ellas innovan, ellas transforman’.
La muestra se articula en torno a ocho mujeres de ámbitos tradicionalmente invisibilizados. Y pone de relieve cómo las mujeres, desde sus distintas realidades, han jugado un papel crucial en la construcción de un mundo más innovador y sostenible. Desde científicas pioneras que rompen barreras en sus campos hasta emprendedoras que lideran iniciativas verdes, cada historia conecta logros globales con vivencias locales. Por lo tanto, las historias individuales se convierten en inspiración colectiva para generaciones presentes y futuras. Ellas son Nira Santana Rodríguez, creadora de videojuegos; Esther Pérez Verdú, tecnóloga en NemeSys 2.0; Guayarmina Peña García, ingeniera y CEO del ITC; María del Carmen Pérez Castellano, presidenta de la COAG; Cristina Fernández Gil, científica marina en Oceanográfica; Sandra Armas Juez, vitivinicultora de Bodegas Bentayga y presidenta de la Ruta del Vino de Gran Canaria; Anabel Calderín Castro, gerente de la granja escuela La Jaira de Ana; y Noemí Tejera Mujica, arquitecta y docente de la ULPGC.
El día 14 reconoceremos también con los honores y distinciones del Cabildo de Gran Canaria además de a Pino Ojeda Quevedo a Laura Vega Santana, artista, compositora; Saray Manzano Romero, una figura del voleibol femenino; Caridad Rodriguez Pérez Galdós por sus investigaciones y aportaciones a la etnografía y las tradiciones populares y Cynthia Viera Pérez por su contribución a la creación artística.
Podría seguir escribiendo nombres de mujeres que hacen de Gran Canaria un lugar mejor, más comprometido y moderno. Un lugar que protege su pasado sin dejar de mirar al futuro. Las mujeres citadas las representan a todas y nos obligan a valorar diariamente esa dedicación que nos humaniza y nos hace mejores.
Las políticas de igualdad son una cuestión de justicia social y de reequilibrio, tras una historia en la que los progresos del hombre han estado en el centro y su visibilidad por delante. Y escribo esto como hombre, consciente de lo que he tenido que desaprender y de los privilegios que me han sido dados. También de que es un camino que debemos seguir transitando cada día, revisando la educación que hemos recibido y que aún impera. En los hombres está una parte de la respuesta que este momento histórico requiere: más igualdad es desarrollo social justo. Al machismo solo cabe rechazarlo y desbordarlo.
Las palabras nos llevan hoy hasta una orilla en el tiempo. Y lo hacen en volandas. Literalmente. Y comprenderán el porqué. El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) del Cabildo de Gran Canaria acaba de inaugurar la exposición ‘Martín Chirino. Crónica del siglo’. La muestra escribe sus primeros renglones con el salitre de la playa de Las Canteras, cuando Martín Chirino contempló al viento jugar con la arena y la espuma. De ahí surgió el atrevimiento de hacer visible lo invisible. Fue un acto creativo de la imaginación humana reservado a los artistas llamados a ver más allá del horizonte. Gracias a su visión, nuestra mirada también es transportada a lugares que, de otro modo, jamás habríamos alcanzado
No es una inauguración cualquiera. A partir de ese momento, e incluso a puerta cerrada, el CAAM quedó felizmente expuesto a ser recorrido por el viento. Quedaron las salas al recaudo de las emblemáticas espirales que han pasado a formar parte de nuestro imaginario colectivo y que son una insignia artística de alcance internacional. Y hasta es posible que las criaturas aéreas del maestro alcen realmente el vuelo en la intimidad de la noche, cuando nadie observe, obteniendo así una visión general del asombroso mundo creativo del que forman parte.
La retrospectiva que el cabildo, a través de su CAAM, dedica al escultor, en el centenario de su nacimiento, se enmarca en la labor del museo para difundir el legado de artistas fundamentales del arte contemporáneo en Canarias y, en este caso, también en el contexto nacional e internacional, territorios donde Chirino ocupa un lugar preeminente.
Esta exposición abarca cinco décadas de trayectoria y revela la coherencia de quien creó todo un universo mientras sus pies, junto a su memoria, seguían en la ribera oceánica original, en permanente contacto y diálogo con el Atlántico, la ancestral cultura canaria y los lazos africanistas y tricontinentales que enhebran la identidad del archipiélago.
La propuesta expositiva plantea una revisión histórica de su trabajo a través de una selección de un total de 74 obras de distintos formatos, además de una parte de su archivo bibliográfico y documental. Incluye también una selección de sus dibujos, bocetos, collages y dos obras audiovisuales creadas expresamente para esta exhibición.
La retrospectiva permite a las personas que la visitan contemplar la vitalidad del trabajo de Chirino y la enorme coherencia de su imaginario creativo, desde un planteamiento museográfico cronológico que abarca todas las series escultóricas que creó a lo largo de su medio siglo de trayectoria profesional.
Las piezas que conforman ‘Crónica del siglo’ proceden de un total de 25 colecciones privadas y de instituciones públicas españolas, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el IVAM, el Museo Patio Herreriano, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el Museo de Arte Contemporánea Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés o el TEA Tenerife Espacio de las Artes. Este hecho habla por sí mismo de la relevancia y admiración alcanzadas por la obra de Chirino.
Tengo que destacar que la exposición posee un carácter marcadamente didáctico, al incorporar en las distintas salas una selección de frases del artista alusivas a su obra o en textos de carteles explicativos que contextualizan su trabajo y su medio siglo de producción artística. Y este acento no es casual. Es un afán. Queremos mantener vivas las enseñanzas del autor y convertirlas en ejemplos de ciudadanía, de valentía artística, política y social. Estoy convencido de que esta exposición nos ayudará a forjar nuestros esfuerzos mientras contribuimos a situar su memoria en el lugar que merece, en lo más alto, donde vuelan inmóviles pero eternas, majestuosas e imparables, sus aeróvoros.
La solidez y la autenticidad de la obra de Chirino son fruto de su genio, pero nos hablan también de la firme verdad de quien supo transformar en arte y proyecto vital los sonidos de su infancia, aquella orquesta de yunques y martillos en el astillero, y que también asumió como parte de sí mismo la luz de su isla, el alisio y las referencias simbólicas a su tierra y su tradición milenaria.
Sin embargo, resulta ingenuo pensar en él como un alquimista ensimismado al borde del Atlántico mientras respira el aire que se convierte en hierro tras pasar por su poderoso pulmón creativo. Siempre quiso mover la orilla, llevarla más allá de la línea del horizonte, como así consiguió gracias a su talento. Le impulsaba a ello su vocación cosmopolita, su vasta cultura y su admiración por el mundo clásico desde la modernidad, como bien nos ilustra el magnífico equipo que ha hecho posible esta exposición.
Isla y horizonte. Raíz y cielo. Son algunos de los conceptos esenciales con los que Chirino forjó su trayectoria. Al mismo tiempo, nos hacen pensar en la esencia de lo que son y han sido Gran Canaria y Canarias a lo largo de su historia. Y, desde luego, su ejemplo como manera atlántica de estar en el mundo nos ha ayudado a fraguar algunas de las mejores manifestaciones de la moderna sociedad isleña.
La cultura canaria que compartimos tuvo en Martín un liderazgo relevante que ejerció desde aquel Manifiesto de El Hierro que expresó un grito de libertad y vanguardia justo cuando amanecíamos a la democracia y al autogobierno. Y hoy resuena con nueva energía para alumbrarnos un presente tan necesitado como entonces de valentía y compromiso.
Su función como faro guio a una nueva generación de creadores y creadoras en los años setenta y alumbró rutas de compromiso político con las libertades y de lucha contra la dictadura. Esta herencia es una espiral que nos trae el aliento del Chirino comprometido, por supuesto también con la promoción de la cultura como vía para la mejora social en las Islas. Una clara muestra de esta implicación es el propio CAAM, del que fue fundador y primer director.
Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones de los comisarios de la muestra, profundos conocedores de la herencia que nos legó. Jesús María Castaño, además director de su Fundación, enfatiza que “la de Chirino es una obra poética, con ritmo y cierta musicalidad, que dota de alma a sus piezas. Él siempre reivindicó la elegancia y la belleza. Tuvo hambre de belleza y se mantuvo fiel a su compromiso con la historia”.
Fernando Castro Flórez apunta que “a través de sus obras penetramos en la experiencia radical de la modernidad, contemplamos una impresionante proyección espacial, con pliegues y repliegues de una hermosa modulación que torna ligero lo pesado, en una búsqueda del origen que mantiene abierta la esperanza”. El mensaje, y la mera evocación de la esperanza en estos tiempos de incertidumbre y avance de las sombras, nos conforta e hincha nuestras velas de los vientos necesarios para resistir, evitar el naufragio y avanzar.
Deseo que esta exposición, en realidad toda la programación del centenario, nos haga llegar toda la pasión por la libertad y la creación que Chirino transmitió en toda su obra y en toda su vida. En tiempos de incertidumbre y de riesgos democráticos el arte de nuevo puede y debe ser fuente de resistencia y de esperanza.
De la mano de Chirino conviven bajo un mismo techo nuestros sueños y nuestros orígenes. Y también lo hacen el instante y la eternidad. Por eso están abiertas de par en par las puertas y ventanas del museo, para que entren los vientos forjados del artista. Y precisamente por este mismo motivo no encuentro otra manera de cerrar este espacio compartido que invitarles desde aquí a disfrutar de esta agitadora y ensoñadora crónica del siglo.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
El 4 de noviembre de 1925 se detuvo de pronto el aire en Santa Brígida. Aquella noche, la luna mantuvo su curso menguante. Incluso podría decirse que todo siguió igual. Pero no fue así. Aquel día se apagaron los pulmones y el corazón de Alonso Quesada. Y en el mismo instante comenzó a respirar la eternidad de su legado humano y literario. El rastro de ese aliento sobre el cristal de la memoria es precisamente el que nos convocó entre los libros de la Librería del Cabildo para anunciar los actos que, con motivo del centenario de su marcha, promovemos desde el Gobierno de la isla
No se vieron alterados los acontecimientos cotidianos e íntimos como los que retrató en sus magistrales ‘Crónicas de la ciudad y de la noche’, habitadas por noctámbulos, panaderos, seres envueltos en el misterio que desaparecen entre las sombras y farolitos de luces anémicas, en irónico contraste con el resplandor creciente en el que se ha convertido la obra del escritor grancanario un siglo después de su muerte.
Es quizás la paradoja que aguarda a las personas destinadas a permanecer en el tiempo, incluso aunque abandonen la vida demasiado pronto.
No tuvo Alonso Quesada, seudónimo de Rafael Romero Quesada, una vida fácil. La temprana muerte de su padre hizo recaer sobre él el peso de sacar adelante a la familia. Desarrolló su vida en su ciudad de nacimiento, Las Palmas de Gran Canaria, donde fue, en palabras de la catedrática Yolanda Arencibia, un “eterno disidente”, con una combinación de actitud crítica y compromiso que es, igualmente, un faro que haríamos bien en no perder de vista en estos tiempos de tormenta, pero donde también nos acechan la inacción y la amnesia social. Precisamente por eso necesitamos mantener a flote el mensaje de autores y autoras capaces de agitar conciencias.
En este sentido, Alonso Quesada es uno de los escritores más importantes de la literatura canaria, como mostró en sus facetas de poeta, narrador, dramaturgo y periodista, con su estilo a la vez existencial e irónico. Era capaz de navegar con soltura por las aguas más profundas, remando entre los acontecimientos cotidianos, donde encontraba la verdad que continúa revelando su obra.
Su extraordinaria sensibilidad, su vocación universal, su amplia cultura, su aguda mirada de cernícalo sobre la realidad -desde el amplio cielo de su universo literario- y su conocimiento de las intimidades del paisaje humano hicieron posible que levantara todas las anclas. De este modo, ni tan siquiera las dificultades ni las amarguras pudieron impedir que Alonso Quesada se convirtiera en uno de los grandes renovadores de las letras en el archipiélago.
Un siglo después de que se fuera el hombre y ocupara su lugar la eternidad del poeta, el Cabildo de Gran Canaria, a través de la Consejería de Cultura, impulsa un amplio programa de actividades que se desarrollará en los diferentes equipamientos culturales de la institución insular con el objetivo de reivindicar el valor de la palabra y su poder transformador. El programa involucra a la Biblioteca Insular de Gran Canaria, a la Casa-Museo Tomás Morales, al Centro de Cultura Audiovisual, al Servicio de Ediciones, a la Sala Insular de Teatro, a la Librería del Cabildo y al Teatro Cuyás.
Desde hace medio siglo, la institución insular ha difundido el legado del escritor de diversas formas, adquiriendo también su biblioteca y archivo personal, que se conservan en la Biblioteca Insular. Y esta labor abarca, por supuesto, la publicación del patrimonio bibliográfico a través del departamento de Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, una editorial pública que presentó la primera edición facsímil de su obra teatral ‘La umbría’ en 1974 y, posteriormente, publicó sus ‘Obras Completas’ (en 1976 y 1986) así como la Biblioteca Alonso Quesada (2012) y los nuevos facsímiles de ‘El lino de los sueños’ (2015) y ‘La umbría’ (2022).
En el marco de este centenario, y con el mismo objetivo de preservar la memoria de Quesada y mantenernos fieles al compromiso en la difusión de su obra, presentaremos nuevas ediciones de sus textos, incluyendo material inédito, como es el caso de la pieza teatral ‘Doña Juana y sus hijos’. Quiero destacar también la instauración del premio de teatro que llevará su nombre.
Este gran árbol creativo a partir de las inspiradoras raíces de Quesada se ramificará también en exposiciones, documentales, rutas urbanas, representaciones teatrales, conciertos, talleres de rap, o actividades divulgativas, algunas de ellas dirigidas de manera especial al público más joven. Porque todo lo abarca y todo lo permite el infinito Alonso.
Todo ello, sin duda, obedece a una de las principales líneas de actuación del Cabildo por medio de su Consejería de Cultura: la transmisión de la centralidad de la lectura, la escritura y el uso de la palabra en la formación de una ciudadanía libre. Esta programación, a la altura de la importancia de un escritor sobresaliente, desea ser también un espacio abierto para la colaboración con otras instituciones, y con otros actores de la vida cultural del archipiélago, a quienes animamos a mostrar sus propuestas e iniciativas que proyecten al futuro el legado de Quesada y contribuyan al esfuerzo solidario para crear una ciudadanía libre.
Y precisamente en estos momentos, cuando una tecnocracia de tintes autoritarios aspira a gobernarnos con algoritmos que dejan de lado el respeto a la verdad o a los valores que enaltecen a las sociedades basadas en los principios democráticos, necesitamos mirarnos en espejos que nos reflejen tal y como somos, mostrando a la vez las luces y los rincones oscuros del alma, en lugar de idiotizarnos y distorsionar la realidad de manera intencionada.
Sumamos con estos argumentos nuevas y sobradas razones para declarar Hijo Predilecto de Gran Canaria a Alonso Quesada y, también, como Hija Predilecta a Pino Ojeda, como anunciamos el pasado viernes y como haremos oficial en el acto que tendrá lugar el próximo 14 de marzo con motivo del 112 aniversario del Cabildo. La elección de Alonso Quesada como protagonista del Día de las Letras Canarias es, desde luego, una decisión que avalamos y que nos alegra.
Será lo justo y lo necesario, porque las palabras de Alonso y de Pino fueron escritas en otra época. Sin embargo, nunca fueron pasado, porque nacieron para sonar siempre actuales, para emocionarnos y mantenernos alerta en el presente, como se demuestra cuando leemos sus textos. Ocurre lo mismo con Tomás Morales, cuya herencia cuidamos, estudiamos y difundimos en la casa-museo. O con Saulo Torón, del que conmemoramos el pasado año el 50 aniversario de su adiós con la edición de las ‘Conversaciones noveladas’.
Y así es. Mantenemos vivo el diálogo con quienes ensancharon los límites de nuestras reflexiones y sentimientos. Lo hacemos con la fe depositada en el verbo, agarrados a los restos del naufragio, los mismos a los que se aferró el propio Quesada en ‘El lino de los sueños’, cuando dejó que un rayo luminoso encendiera las aguas de su agitado océano para proclamar que su alma tendía sobre el mar dorado una esperanza de mejores tiempos. Reviviendo sus versos, obramos el milagro y retoma el aire su movimiento, batiendo con un viento a la vez pretérito y fresco la arboleda del pensamiento.
ECCA, una institución emblemática en el ámbito de la educación popular en Canarias, ha sido desde su fundación en 1965 un faro de esperanza y progreso para miles de personas. Su labor ha quebrado las barreras geográficas, sociales y económicas para llevar la educación a los rincones más apartados del archipiélago y democratizar así el acceso a la educación. A lo largo de su historia, ECCA ha demostrado un compromiso inquebrantable con la innovación educativa y la inclusión social, adaptándose a los cambios tecnológicos y sociales sin perder de vista su misión original: formar personas libres, críticas y comprometidas con su entorno
Nació en un contexto en el que la educación formal era un privilegio al que pocas personas podían acceder, especialmente en las zonas rurales y entre los sectores más desfavorecidos de la población. Su fundador, el jesuita Francisco Villén Lucena, entendió que la radio, un medio de comunicación masivo y accesible, podía ser una herramienta poderosa para llevar la educación a quienes más lo necesitaban. Así, desarrolló un sistema educativo único, basado en la combinación de clases radiofónicas, materiales impresos y tutorías presenciales, que permitía a los estudiantes aprender a su propio ritmo y desde sus hogares.
Debemos recordar que la educación canaria sufrió un retraso doloroso durante la dictadura y al iniciarse la transición democrática las cifras de escolarización, de abandono escolar,de oferta educativa nos situaban con un retraso de décadas en comparación con las comunidades españolas más avanzadas. Radio ECCA vino a compensar aquel abandono y ha cumplido un papel amortiguador de la desigualdad de oportunidades de enorme importancia.
Este modelo, conocido como el Sistema ECCA, revolucionó la educación a distancia en España y se convirtió en un referente internacional. No solo facilitó el acceso a la educación básica y profesional a los adultos, sino que también promovió la alfabetización y la formación en valores cívicos y sociales. A través de sus programas, Radio ECCA ha contribuido a reducir las tasas de analfabetismo en Canarias y ha empoderado a miles de personas, especialmente mujeres, que encontraron en la educación una vía para mejorar sus condiciones de vida y participar activamente en la sociedad.
Uno de los aspectos más destacables de ECCA ha sido su capacidad para reinventarse y adaptarse a los cambios tecnológicos y sociales. En sus inicios, la radio fue el medio principal para difundir sus programas educativos, pero con el paso del tiempo, la institución ha incorporado nuevas tecnologías para ampliar su alcance y mejorar la calidad de su oferta formativa. Con la introducción de cassettes y vídeos en los años 80 hasta llegar a la creación de plataformas digitales y aplicaciones móviles en la actualidad, ha sabido mantenerse a la vanguardia de la innovación tecnológica.
En los últimos años, la institución ha dado un salto cualitativo con la implementación de metodologías de aprendizaje en línea y blended learning, que combinan lo mejor de la educación presencial y a distancia. Esto ha permitido a la actual ecca.edu llegar a un público más amplio y diverso, incluyendo a jóvenes que buscan una formación profesional y a personas mayores que quieren mantenerse activas y seguir aprendiendo. Además, ha desarrollado programas específicos para colectivos vulnerables como inmigrantes, personas con discapacidad y desempleados, demostrando una vez más su compromiso con la inclusión y la justicia social.
En 2023 dio un paso más en su proceso de transformación con la creación de dos fundaciones independientes: la Fundación Radio ECCA, dedicada a la acción social, y la Fundación Canaria Educación y Cultura, enfocada en la actividad educativa. Esta reconversión responde a la necesidad de especializar y optimizar sus recursos para afrontar los retos del siglo XXI, sin perder de vista su misión fundacional. La separación de lo social y lo educativo permite a ambas fundaciones centrarse en sus respectivos ámbitos de actuación y desarrollar estrategias más eficaces para cumplir sus objetivos. Por un lado, la Fundación Canaria Educación y Cultura se encargará de seguir innovando en el campo de la educación a distancia, adaptando sus programas a las demandas del mercado laboral y las necesidades de la sociedad canaria. Por otro lado, la Fundación Radio ECCA continuará trabajando en proyectos de acción social, promoviendo la igualdad de oportunidades y la cohesión social en las islas.
Esta reconversión no supone una ruptura con el pasado, sino una evolución natural de una institución que siempre ha estado atenta a las necesidades de su entorno. Refuerza el compromiso de ECCA con la educación y el bienestar de las personas, garantizando que su legado perdure en el tiempo y siga siendo un referente en el ámbito de la educación popular. Su aportación a la educación popular en Canarias es incalculable. A lo largo de casi seis décadas, ha formado a más de dos millones de personas, contribuyendo a su desarrollo personal y profesional y, por ende, al progreso de la sociedad canaria en su conjunto. Su modelo educativo ha sido replicado en otros países de América Latina y África, demostrando que la educación es una herramienta poderosa para transformar vidas y construir un mundo más justo y equitativo.
El Cabildo de Gran Canaria ha valorado permanentemente su proyección socioeducativa y ha estado siempre a su lado aportando recursos y apoyo institucional para que los objetivos decisivos que promueve lleguen a cada una de las grancanarias y grancanarios que lo solicitan. Pero más allá de los números, lo que realmente define a ecca.edu es su espíritu de servicio y su capacidad para conectar con las personas. Detrás de cada programa, de cada clase radiofónica, de cada tutoría, hay historias de superación, de esfuerzo y de esperanza. Historias de personas que, gracias a Radio ECCA, han podido cumplir sus sueños y mejorar sus condiciones de vida.
En un mundo cada vez más globalizado y tecnológico, el papel de instituciones como ECCA es más importante que nunca. La brecha digital, la exclusión social y las desigualdades educativas siguen siendo desafíos urgentes que requieren soluciones innovadoras y comprometidas. Ecca.edu con su larga trayectoria y su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos, está llamada a seguir liderando este esfuerzo. En un momento en el que la sociedad canaria se enfrenta a múltiples desafíos, desde el desempleo juvenil hasta la crisis climática, ecca.edu sigue siendo un faro de esperanza y un motor de cambio. En definitiva, es mucho más que una institución educativa: es un símbolo de resistencia, de innovación, de compromiso y de solidaridad.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Este año llegamos a FITUR con las lluvias que dejó en Madrid la borrasca Garoé, la primera bautizada con un nombre aborigen canario. Dentro de los pabellones de IFEMA se movía un río de miles de personas, integrantes de delegaciones llegadas de todos los rincones del mundo para participar en las sesiones profesionales. Resulta difícil no dejarse arrastrar por la inercia de una cita que históricamente desemboca en otra lluvia, en este caso de cifras. Expectativas de más visitantes, beneficios, macroresultados económicos, conexiones aéreas, plazas alojativas…
Me ha llamado la atención el auge de discursos vinculados a la importancia de que el turismo se dirija hacia su propia sostenibilidad. Lo he escuchado por boca de representantes públicos de destinos internacionales y nacionales, y también dentro de nuestro archipiélago. Quiero pensar que estas declaraciones suponen el indicio de un cambio de rumbo. Aunque tengo mis reservas, además del temor de que en ciertos casos se trate de una variante más de lo que ahora conocemos, según su popularizada denominación en inglés, como greenwashing, es decir, la falsa promesa de un compromiso medioambiental y social envuelta en buenas palabras. El gato por la liebre del refranero de siempre.
Por sí mismas, a las palabras se las lleva el viento. Solo mantienen su sentido cuando van de la mano de hechos y estrategias encauzadas a modificar la realidad. De lo contrario, se abre un abismo entre lo que se dice y lo que se hace por el que desaparecen la coherencia y la esperanza de un cambio real. Y, sinceramente, entre lo que he oído, visto y leído estos días, pasada una semana del cierre de FITUR 2025, compruebo la existencia de profundas lagunas entre lo que se pregona y lo que se lleva a la práctica, como pantanos que desprenden el aroma del oportunismo.
No es el caso de las líneas de acción en las que lleva embarcado una década el Cabildo, que engloban un golpe de timón turístico para mejorar la travesía de quienes comparten proyectos e ilusiones en Gran Canaria. Por eso quise aprovechar mi presencia en FITUR para que la firmeza de la voz de la isla se escuchara con claridad dentro del gigantesco coro, como una contribución al debate y aunque a alguien le pudiera resultar disonante. De hecho, ahí reside su valor. Sé que existen muchas sensibilidades, pero es necesario que las discutamos y busquemos fórmulas para aproximarnos, huyendo del cortoplacismo y la negación de que estamos ante un cambio de paradigma.
Hemos vivido procesos parecidos con el cambio de modelo energético o con la necesidad de hacer frente al calentamiento global. Afortunadamente, las posiciones se han ido aproximando, aunque siempre nos encontraremos con negacionistas, retardadores que priorizan aspectos menos significativos y dilatan las soluciones o los catastrofistas que aseguran que ya nada se puede cambiar. En este lado están los que dicen que nada se debe cambiar y se instalan en el inmovilismo y los que señalan que nada se puede cambiar y se anclan en la turismofobia.
Las macrocifras del turismo son contundentes. Estamos ante una actividad que mueve el 9% del PIB mundial (en España un 13% y en Canarias un 35%) y del que depende uno de cada doce empleos en el planeta, principalmente ocupados por mujeres. Además, se trata de un sector económico que impulsa el desarrollo de países menos avanzados y favorece el diálogo y la cooperación entre culturas. Asimismo, el derecho a las vacaciones anuales retribuidas está regulado en diversas normas internacionales. También a moverse libremente.
Existen múltiples modalidades de turismo, pero, entre otras razones, con el auge de los vuelos y servicios de bajo costo, y las ansias de romper con el aislamiento que supuso la pandemia, ha surgido el fenómeno de la masificación. Incluso en los lugares más sorprendentes o peligrosos podemos encontrar colas de personas. Y Canarias figura entre los destinos líderes del turismo en el mundo y eso es debido a una gran cantidad de personas, empresas y organismos que hacen posible la excelencia de nuestra oferta. Pero no nos podemos dormir en los laureles.
El turismo hunde sus raíces en nuestra historia y es parte de nuestra identidad. Y a partir de esa realidad, hemos de esforzarnos por conseguir que responda a nuestras necesidades y no profundice en las desigualdades, la animadversión social o en el impacto negativo en los recursos naturales o de servicios, porque determina nuestras vidas. Este año se cumple medio siglo desde la creación del Patronato de Turismo. Durante cinco décadas, el Cabildo ha servido de soporte a la promoción de la isla y a las empresas del sector. Hoy la gobernanza de los destinos está en cuestión. El pacto social está en crisis y no podemos dejar que se deteriore más.
En estos cincuenta años, el turismo se ha profesionalizado y estructurado de manera considerable. Pero también hemos visto crecer el descontento de sectores de la población que lo culpan de déficits sociales y medioambientales y plantean cambios. Por ello, debemos recuperar la implicación de la sociedad para consolidar un modelo de turismo más sostenible y rentable, que contribuya al progreso, a la diversificación de la economía, a una mayor igualdad social, a la protección del medio natural y sus recursos y a una mayor distribución de sus beneficios.
Tenemos que reflexionar sobre la calidad de los empleos y sobre la adecuación de los salarios a los beneficios. Le correspomde, nos corresponde, a instituciones públicas, operadores turísticos y sus organizaciones representativas, sindicatos y sociedad civil organizada, representante de distintas sensibilidades. Y sería un error hacerlo desde el enfrentamiento aunque tengamos posiciones distintas. Lo cierto es que existe un malestar, aunque no se manifiesta igual en todas las islas. En realidad, estamos ante dos situaciones bien distintas, con un crecimiento desorbitado de la población en cuatro islas y un decrecimiento o estacionamiento en las restantes.
Y es que la imposibilidad de poder acceder a una vivienda asequible, la gentrificación, las molestias por la saturación de servicios e infraestructuras, las restricciones de agua o la preocupación por el deterioro de espacios naturales y playas por un afán expansionista sin control que se está dando en algunas islas, son cuestiones que afectan a una mayoría social al margen de ideologías. Y lo más importante, y que creo que está en el núcleo central de las movilizaciones, es que se ha dejado de percibir que el crecimiento turístico sin límite sea la vía para aumentar los ingresos y el bienestar de la sociedad canaria en su sentido más amplio. En realidad, tal y como señalaba la ZEC hace unos días, el 55% de la renta turística acaba escapando a terceros países, se va de las islas.
Y los datos parecen señalar que existen razones para ello. En el año 2000 llegaron a las islas Canarias 9.975.977 turistas, 14,6 millones en 2022, 15 millones en 2023 y en 2024 casi 18 millones. Pues bien, en el año 2000 la renta per cápita en Canarias era de 20.703 euros y en 2021 fue de 18.990 euros y, según datos de Eurostat, este año ha vuelto a bajar. Es decir, en estas dos décadas hemos visto incrementarse la llegada de visitantes en un 50% y aun así hemos perdido 1.700 euros de renta per cápita. Somos la segunda comunidad española con más pobreza pese a que la evolución del PIB canario ha sido similar a la del conjunto de España. Sin embargo, el aumento desproporcionado de población -ligada al desarrollo turístico- ha provocado el brusco descenso del PIB per cápita.
Ahora bien, dicho esto creo que para afrontar los problemas adecuadamente debemos tener en cuenta dos cuestiones: no todos los problemas que se señalan son consecuencia directa del modelo turístico (aunque tenga influencia), y existen, insisto, importantes contrastes.
La demografía no opera al margen de la estructura socioeconómica. Sin las oportunidades económicas vinculadas al turismo sería muy difícil que se hubiera producido este aumento poblacional, pero también es verdad que no todo el incremento poblacional se debe al turismo. Pertenecemos a un territorio con unas condiciones privilegiadas que lo hacen atractivo para muchos europeos que tienen libertad de circulación. En los últimos 25 años, el crecimiento en Tenerife ha sido de un 31%, de un 70% en Lanzarote, casi de un 100% en Fuerteventura y en Gran Canaria de un 15%. De ahí la necesidad imperiosa de buscar vías para frenar la llegada de nuevos residentes. Hablo de una Ley de Residencia.
Hay muchos aspectos de nuestro modelo de desarrollo, que tiene al turismo en el centro, que necesitan ser revisados. Hoy somos más pobres que hace dos décadas, a pesar de haber doblado el número de turistas, y el incremento de la población está situando al límite nuestra capacidad para proveer servicios esenciales a la ciudadanía. Urge mejorar la calidad del destino, haciéndolo más sostenible y generando servicios de alto valor añadido vinculados a la cultura, la gastronomía, al sector primario y al medio ambiente que puedan ser provistos por actores locales.
La regulación de los usos de la vivienda -especialmente la de uso vacacional de grandes tenedores en el conjunto del territorio- se hacía altamente necesaria y se están dando los pasos para ello. Pero ahora mismo el impacto es brutal. Es preciso también limitar la compra de viviendas por personas extranjeras, poner barreras al crecimiento incontrolado y arbitrario de los precios del alquiler, poner en uso las más de 200.000 viviendas vacías en Canarias y construir vivienda pública, porque no se ha hecho en décadas. También regular el encarecimiento del coste de la vivienda e impedir la turistificación de barrios enteros que echa a las familias de sus casas de siempre. Defiendo igualmente una Ecotasa finalista que ayude a corregir y paliar estos efectos. Y debe plantearse una propuesta homogénea para toda la Comunidad canaria. Al margen de que cada isla administre su realidad concreta.
El turismo debe contribuir en mayor medida a romper desigualdades. La dignificación, la cualificación, la mejora de las condiciones de trabajo y el aumento de los salarios harían posible una mayor integración de los hombres y mujeres de nuestra tierra en la industria turística y harían menos necesaria la incorporación de personal foráneo. Somos también la segunda comunidad con los salarios más bajos. Estoy convencido de que esta es la mejor manera de mejorar la productividad de la que siempre se culpa al trabajador. Igualmente, el sector también debe integrarse de una manera efectiva en la sociedad adquiriendo un mayor compromiso de responsabilidad empresarial, social y económica.
En Gran Canaria avanzamos con el modelo de Ecoísla. Con él ofrecemos verdad, resultado y compromiso. Esta sostenibilidad integral supone también un atractivo para visitantes con mayor conciencia medioambiental. En cualquier caso, se trata de repensar estructuras e ideas preconcebidas para afrontar nuevos retos y nuevos tiempos, cuando ya no existen árboles sagrados como el Garoé pero crece la necesidad de que germine y se expanda el cambio.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Gran Canaria se ha caracterizado históricamente por perseguir objetivos ambiciosos, acordar consensos sociales para alcanzarlos y mostrar coraje y determinación para superar dificultades y resistencias. Esto es lo que nos está ocurriendo con la construcción del Salto de Chira en el barranco de Arguineguín, que es la gran apuesta para descarbonizar la producción de energía en la isla y disponer de más agua para mitigar los efectos de la sequía
El proyecto de Salto de Chira simboliza la capacidad de la sociedad grancanaria para definir las necesidades y prioridades que debe resolver a corto y medio plazo y acometer una estrategia eficaz que permita que sea realidad en el menor tiempo posible. Cuando el pasado viernes hacíamos una primera visita a las obras de las instalaciones de la central hidroeléctrica en el barranco de Arguineguín, los representantes sociales que habíamos invitado a acompañarnos, lo que destacaban, además de la trascendencia de las actuaciones, es que no era un proyecto sino una realidad. No anunciábamos previsiones, comprobábamos certezas, actuaciones, obras en marcha con un ritmo profesional y responsable por delante de los plazos establecidos.
Los avances sociales nunca son resultado de la casualidad. El gran proyecto de Salto de Chira que va a definir el futuro energético e hídrico de nuestra isla, nos habla de una sociedad madura que ha sabido articular todas las decisiones para que una actuación de unos 600 millones de euros, progrese hoy en medio de unos de los parajes más hermosos de la isla de Gran Canaria. Se desarrolla con respeto y en diálogo con ese paisaje único que nos identifica y que se engrandece al acoger una Central que nace para que Gran Canaria avance con paso firme hacia la descarbonización y la ruptura de la dependencia de los combustibles fósiles. También nos permitirá disponer del agua que necesitamos para combatir una sequía que nos desertiza. Y estamos interviniendo en este paraje natural con la mayor actuación medioambiental de estas características realizada en Canarias. A lo largo de más de 17 kilómetros se elimina toda la flora invasora y se incorporan, regenerando el medio, más de 14.000 plantas endémicas.
Para llegar a donde estamos se han conjuntado una serie de factores que de nuevo permiten a nuestra isla liderar un reto decisivo para nuestra supervivencia en las próximas décadas. La alta conciencia medioambiental de una parte significativa de la población está detrás de esta iniciativa. La conciencia ciudadana nos empuja a los responsables públicos a buscar alternativas técnicas y presupuestarias para que lo que es urgente sea viable. Y, además, la expresión pública de ese sentir colectivo permitió que en los momentos de debate y de contestación por otros sectores, se impusiera un sentir mayoritario por la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático. Tenemos que seguir contribuyendo a que esa conciencia medioambiental se generalice y consolide en todos los sectores de nuestra sociedad.
Y quiero destacar también el valor de la política, justo en unos tiempos en que se pretende denigrar y desvalorar la importancia de lo público, de las instituciones democráticas y de los que ejercemos la representación institucional. Desde el Cabildo de Gran Canaria hemos tomado decisiones trascendentales para que Salto de Chira esté avanzando como lo está haciendo: en primer lugar, seleccionando la transición energética y la seguridad hídrica como dos prioridades estratégicas de nuestra acción de gobierno. En segundo lugar, poniendo a disposición del proyecto el enorme patrimonio hidráulico insular de carácter público que constituyen las presas de Chira y Soria, que son fruto de una visión histórica de nuestros antepasados. Y en tercer lugar, cuando heredamos del gobierno anterior un proyecto de generación que se realizaba con energías fósiles, con el impagable asesoramiento de nuestros técnicos del Consejo Insular de Aguas y de Red Eléctrica de España optamos por una Central Hidroeléctrica de almacenamiento que nos va a permitir disponer de energías limpias así como garantizar al menos un 50% de utilización de renovables en la isla, porque se podrán almacenar, reduciendo de golpe un 20% las emisiones de CO2.
Lo importante de decidir desde Canarias, en este caso desde Gran Canaria, es que sabemos cuáles son nuestras urgencias. Y si necesario es descarbonizar la producción energética y avanzar hacia la ruptura de la dependencia de los combustibles fósiles, conseguir agua para nuestra agricultura y ganadería es igual de decisivo. Y por eso, se ha incorporado en la concesión a Red Eléctrica que el Cabildo dispondrá de 750.000 m3 anualespara su distribución en las cuencas deTunte, Mogán, Tejeda y Artenara. Y con la misma sensibilidad se solicitó y consiguió que la financiación íntegra de las obras corriera a cargo del Estado por la trascendencia que va a tener en la reducción del costo de la generación eléctrica en las islas: 122 millones de euros.
Es fácil comprender que estamos ante una obra de una enorme complejidad técnica, económica, administrativa, medioambiental, financiera y política. De aquí que los riesgos de que la iniciativa descarrilara han sido enormes. Por eso, es de justicia la mención y el agradecimiento especial a tres entidades que están impulsando la ejecución y la implementación rigurosa del plan de construcción: el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria con sus técnicos volcados y disponibles las 24 horas del día, Red Eléctrica de España que está demostrando una profesionalidad y sensibilidad con nuestra tierra extraordinarias, cumpliendo y resolviendo todas las incidencias que se producen y los servicios transversales del Cabildo que asesoran y tramitan el complejísimo expediente que exige información jurídica, fiscalización y conformidad de los órganos competentes.
Con la finalización de la Central en 2027 habremos dado un paso trascendental para ganar la batalla de la adaptación al cambio climático, pero además aportará a la imagen de la isla el valor añadido de que vamos en serio hacia una ecoísla en un momento en el que las personas que nos visitan tienen una enorme sensibilidad medioambiental y demandan una isla alineada con los principios de desarrollo sostenible a alcanzar en 2030. La isla se revaloriza y reafirma la singularidad que aumenta su atractivo. Tienen razón quienes afirman que el desarrollo sostenible, además de imprescindible, es rentable.
Asistimos a un enorme éxito colectivo que justifica que nos sintamos orgullosas y orgullosos de participar y colaborar en el progreso de nuestra isla. Estamos en el buen camino y es verdad que no podemos relajarnos y bajar la guardia, ni con este proyecto, ni con el conjunto de retos con los que estamos comprometidos para responder a las exigencias sociales, económicas y culturales del siglo que avanza. Pero es justo que disfrutemos como sociedad de los progresos que protagonizamos.
Gran Canaria lidera, por el esfuerzo y la implicación de todas y de todos, las transformaciones que nos harán más soberanos energética, hídrica y alimentariamente. También el de la innovación en este campo, porque estamos ante un proyecto de estas características único en el mundo. Al comprobar las luces del camino, recuperamos fuerzas para proseguir la marcha con la enorme ilusión y confianza colectiva así como con el convencimiento de que constituimos una sociedad madura que de nuevo sabe elegir sus prioridades para, con realismo y resistencia, construir los proyectos indispensables y sostenibles, por ambiciosos que sean, como es en este caso el Salto de Chira.
Este lunes 20 de enero, Donald Trump asumirá por segunda vez la presidencia de los Estados Unidos. Su reelección representa un gran triunfo para la llamada “internacional reaccionaria”, un movimiento compuesto por diversas corrientes de derechas y extremas derechas —neofascistas, nacional-populistas, y ultraliberales, entre otros— que ponen en peligro pilares fundamentales de nuestras democracias. Entre estos se encuentran el Estado del Bienestar, los derechos de las mujeres y las minorías, así como el respeto a la legalidad internacional.
Tal y como ya comenté en mi artículo de la semana pasada, aunque pueda parecer distante, esta situación implica serios riesgos para Canarias. Un elemento común de los movimientos de derecha radical es su negación del cambio climático, su oposición a las energías renovables y su apuesta por los combustibles fósiles. Trump ha llamado insistentemente a intensificar las extracciones de combustibles fósiles y el mismo canciller socialdemócrata alemán Olaf Scholz ha pedido a Von Der Leyen que flexibilice los estándares medioambientales para impulsar la competitividad de su economía, tal y como pide la ultraderecha de su país. Este enfoque sería devastador para un territorio como el nuestro, que ya experimenta con especial intensidad los efectos de la emergencia climática. Para Canarias, la mitigación y adaptación al cambio climático no solo es una necesidad, sino también una oportunidad para un desarrollo verdaderamente sostenible.
Es ampliamente conocido que Canarias, por su posición geográfica, juega un papel estratégico importante en el comercio internacional marítimo. El Puerto de Las Palmas está creciendo como centro logístico principal del Atlántico medio y ya en 2021, cuando el accidente de un barco inhabilitó el Canal de Suez durante una semana, Las Palmas se erigió como vía alternativa de tráfico marítimo. Por ello una guerra comercial derivada de las políticas arancelarias ultraproteccionistas como las que han anunciado Trump u otras derechas radicales, podría truncar el desarrollo del Puerto como una vía de diversificación e innovación para nuestra economía.
En su primer mandato, Trump reconoció unilateralmente la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, un gesto que probablemente se traduzca en un fortalecimiento del reino alauí como potencia regional durante su segundo mandato. Para Canarias, esto es una noticia preocupante, especialmente considerando los múltiples conflictos abiertos con Marruecos: disputas sobre aguas territoriales, la explotación de tierras raras, maniobras militares o prospecciones petrolíferas.
Y resulta mucho más grave tras el mensaje lanzado hace unos días de que pretende anexionarse por la fuerza Groenlandia y el Canal de Panamá y de que, incluso, Canadá podría ser un nuevo estado de Estado Unidos. Como escribió Miguel Roca el pasado martes en La Vanguardia se trata de algo “muy serio, muy grave y muy preocupante (…), una amenaza que genera incertidumbre y trastoca el orden internacional”. Para el político catalán esta amenaza de Trump recuerda a cuando Adolf Hitler “reclamaba el derecho de ocupar el espacio vital que Alemania necesitaba para asegurar su crecimiento y su seguridad”.
La reelección de Trump se inscribe en una ola reaccionaria que ha impulsado a fuerzas de extrema derecha en todo el mundo. En Europa, líderes como Viktor Orbán en Hungría y Giorgia Meloni en Italia representan esta tendencia. En Austria, el Partido de la Libertad, con raíces en el nazismo, ha sido encargado de formar gobierno tras ganar las elecciones. En Alemania, la AfD, otro partido con reminiscencias neonazis, espera obtener resultados destacados en las elecciones de febrero, mientras que en Francia, Marine Le Pen lidera las encuestas en medio de la mayor crisis político-institucional de la historia reciente del país.
El fenómeno no se limita a Occidente. En América Latina, fuerzas reaccionarias han ganado terreno, utilizando estrategias similares a las de Trump, como la desinformación y el populismo autoritario. El ascenso de gobiernos de corte ultraderechista en Argentina, con Milei, y en otros países, demuestra que la ola reaccionaria tiene alcance global, impulsada en parte por el debilitamiento de las instituciones internacionales y el auge de líderes que priorizan agendas nacionalistas excluyentes sobre el multilateralismo.
Sin embargo, limitar el análisis a los triunfos electorales sería un error. Estamos ante una profunda derechización de los valores, el pensamiento y el debate público. Incluso, principios antes incuestionables, como el apoyo a la democracia, están siendo erosionados. Esto es especialmente preocupante entre los jóvenes: según una encuesta de septiembre publicada por El País, uno de cada cuatro hombres de entre 18 y 26 años considera que el autoritarismo puede ser preferible a la democracia en ciertas circunstancias.
Las redes sociales, que son un espacio clave de socialización para las nuevas generaciones, han desempeñado un papel significativo en esta deriva. Bajo la influencia de magnates como Elon Musk, estos espacios se han convertido en plataformas para la difusión de bulos, mensajes de odio e ideas reaccionarias. Musk, en particular, ha utilizado su poder para desestabilizar democracias, apoyando abiertamente a partidos extremistas en Europa.
Un ejemplo reciente es su campaña en redes sociales para desacreditar al primer ministro británico, Keir Starmer, acusándolo falsamente de encubrir una red de pederastas pakistaníes. Lo irónico es que Starmer fue clave en llevar a los culpables ante la justicia. Este tipo de manipulaciones muestran cómo un excéntrico multimillonario con inclinaciones autoritarias puede amenazar a gobiernos democráticos sin que existan mecanismos efectivos para detenerlo.
La labor prioritaria de los nacionalistas de izquierda debe ser interpretar y responder a los retos globales desde nuestras coordenadas. No podemos limitarnos a ser espectadores, debemos intervenir activamente desde una perspectiva local. Por nuestra situación geográfica y por nuestras características únicas, Canarias es particularmente vulnerable a fenómenos como el cambio climático, la inestabilidad en el Sahel y África Occidental, las políticas migratorias y las turbulencias en el comercio internacional. Estos desafíos tienen un impacto directo en nuestra sociedad y en nuestra economía.
Es fundamental, por tanto, que las personas y las organizaciones progresistas de Canarias desarrollemos un proyecto de país y de gobierno que haga frente a esta ola reaccionaria. Desde la humildad, pero con determinación, debemos organizarnos para ser influyentes en el Congreso de los Diputados y contribuir a revertir esta dinámica en España. Asimismo, debemos librar la batalla cultural en defensa de nuestra identidad, que se basa en la apertura, la tolerancia, la paz, el respeto y la convivencia.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Llevamos un año asistiendo a un debate intenso en el seno de Nueva Canarias. Durante todo este tiempo las posiciones, lejos de aproximarse, han alcanzado su cenit de desencuentro en las últimas semanas con el anuncio de una de las partes en conflicto de abandonar la organización tras la decisión de la dirección de no plantear acuerdos hasta el congreso de julio
Durante todo este tiempo he mantenido una posición prudente para no contaminar mi papel institucional como presidente del Cabildo de Gran Canaria y para priorizar la estabilidad del gobierno insular que tan buenos resultados está proporcionando al progreso de Gran Canaria. La voy a seguir manteniendo, pero la casi certeza de que las diferencias de posición entre las distintas partes en conflicto dentro de NC no van a acabar en un acuerdo y sí a generar una fractura en la organización que representa al nacionalismo progresista en Canarias me obliga a compartir públicamente una reflexión responsable sobre las consecuencias graves de esa división.
La necesidad de un proyecto nacionalista de progreso en Canarias se ha hecho patente durante todos los años de la democracia: cuando hemos tenido representación en el Parlamento español defendiendo los derechos olvidados de esta tierra, en los gobiernos municipales que han liderado la transformación social y económica de esta isla tras la dictadura de Franco, desde el Cabildo impulsando un modelo de desarrollo ecosocial integrador para Gran Canaria y desde el Gobierno o en el Parlamento canario promoviendo un modelo de bienestar social que garantizara la sanidad, la educación pública o la defensa del territorio.
Con estos antecedentes, me preocupa enormemente que una fuerza que está siendo útil para la vida de nuestra gente y para defender los derechos de Canarias se fracture. Y con más razón si analizamos el contexto estatal e internacional en el que estamos inmersos en el que constatamos el aumento de los totalitarismos y los populismos así como el crecimiento de los movimientos de extrema derecha y fascistas en Europa y en el planeta. Y no nos puede ser ajeno.
La democracia está en crisis en el mundo. Avanzan los totalitarismos y las posiciones excluyentes que expulsan a los sectores vulnerables del disfrute de los derechos fundamentales. La “internacional reaccionaria” se extiende por el mundo. El negacionismo climático, la destrucción de lo público, la quiebra del Estado de Bienestar, de los derechos universales y de los derechos alcanzados se convierten en objetivos estratégicos para la ultraderecha, el ultraliberalismo y la antidemocracia. Crecen la desigualdad y la pobreza mientras unos pocos se hacen cada vez más ricos. La sociedad se polariza con el debilitamiento o la desaparición de las clases medias y la desesperación genera desconcierto y miradas hacia las posiciones extremas que impiden una salida integradora. Y todo esto se nota muchísimo más en territorios frágiles y aislados como el nuestro.
También la guerra comercial que va a desatar la anunciada imposición de Trump de aranceles a las importaciones, incluidas las de sus socios comerciales, puede tener un fuerte impacto en Gran Canaria, ya que tenemos en el Puerto de La Luz y de Las Palmas unos de nuestros principales vectores de diversificación económica.
Tampoco podemos olvidarnos de la importancia que tiene para las islas la construcción de un marco internacional de paz y respeto a la legalidad internacional. Tenemos una posición geoestratégica clave, y la creciente militarización de las relaciones internacionales así como el imperialismo de algunas potencias (Rusia, Israel, EEUU, Marruecos, etc.) puede tener efectos desestabilizadores poniendo en riesgo nuestra seguridad.
En España comprobamos cómo se afianzan los enfrentamientos entre los distintos partidos, lo que genera desafecto y rechazo hacia la política y las instituciones. Vemos también cómo aumentan el desprecio colonial a la realidad canaria y las posiciones conservadoras en gobiernos autonómicos que debilitan los servicios públicos y aumentan el centralismo excluyente. Esto supone una clara amenaza al estado de las autonomías como podemos comprobar, por ejemplo, con el trato injusto e insolidario que se da a Canarias al rechazar de manera sistemática una redistribución solidaria de la acogida de los menores inmigrantes que llegan hasta aquí.
Solo los territorios más autocentrados, con nacionalismos de amplia trayectoria y mucho apoyo popular, están siendo capaces de resistir al avance del centralismo o las políticas reaccionarias, a las que hacen seguidismo en muchas ocasiones los que se llaman partidos de estado como el PP o el PSOE. Siempre hemos defendido, y ahora es más necesario que nunca, que Canarias necesita tener una voz propia y potente en el concierto estatal, con más razones incluso que otros territorios por sus singularidades y por el tradicional olvido que sufrimos de esos poderes centrales.
La crisis de Nueva Canarias coincide con esa deriva totalitaria, geoestratégica y colonial que sufrimos a nivel estatal, continental y planetario. Sustraernos a esta realidad supone una enorme irresponsabilidad. Ahora, más que nunca, tenemos la obligación de apurar todas las iniciativas que se precisen para encontrar una solución racional al conflicto que amenaza terminar en una ruptura y, por lo tanto, en la división y el debilitamiento del nacionalismo progresista en Canarias.
En este contexto es fundamental contar en Canarias con un movimiento político nacionalista progresista, una voz que represente nuestras necesidades en un contexto de cambio de época. Y digo movimiento y no solo partido, porque tiene que ir mucho más allá de lo partidista-institucional y dar la batalla cultural y social en un momento de profunda derechización social y económica. Y lo cierto es que, hoy por hoy, Nueva Canarias es imprescindible para construir ese movimiento.
Dinamitar la fuerza actual del nacionalismo progresista y poner en riesgo las alianzas de izquierdas para los próximos años en las principales instituciones de Canarias es una enorme irresponsabilidad. La división fragmenta este espacio político, lo debilita de manera exponencial y quiebra, por tanto, la posibilidad de conformar gobiernos de progreso en ayuntamientos, cabildos y en la propia comunidad autónoma por mucho tiempo. Rompe la posibilidad de asumir el reto de combatir los efectos del calentamiento global, la carencia de viviendas, las disfunciones del modelo turístico o la desigualdad. Se abre paso al escenario que ya vimos hace unos años cuando Coalición Canaria gobernaba a su antojo utilizando los comodines del PP o del PSOE, según las circunstancias.
Con la ruptura con los grupos independientes, NC se debilita en Gran Canaria de manera notable. Perderá significativamente poder municipal, insular y autonómico. La posibilidad de sumar con grupos minoritarios en distintos municipios no es suficiente.
El conglomerado de grupos independientes, hasta ahora baluarte municipal de NC, se conforma, como todos sabemos, con una importante diversidad ideológica y corre el riesgo de volver a dividirse como en momentos no muy lejanos: la última alianza de NC con Sumar es una buena muestra de ello. Solos no podrán sino afianzar su poder local y, a lo sumo, tener presencia escasa en el Cabildo. La tentación que se podría plantear en esta amalgama independiente de caminar hacia alianzas antinatura provocaría una nueva división, una nueva fragmentación, una menor capacidad de decisión en las políticas insulares y autonómicas.
Estamos ante un momento crucial y solo la generosidad y la altura de miras de todas y de todos puede lograr un acuerdo digno. Diariamente se dirigen a mí ciudadanos y ciudadanas con la esperanza de una respuesta que les asegure la continuidad de una fuerza que está siendo útil para Gran Canaria y para el conjunto de Canarias. Lo que se está debatiendo es mucho más que una reorganización interna y que una discrepancia en una organización de tantas. La trascendencia que el debate está teniendo en la sociedad así lo demuestra.
Creo que es a la actual dirección de NC a la que corresponde una mayor responsabilidad para hacer frente a esta situación: es preciso que se afronte con altura de miras y sin personalismos. No se pueden sustentar las decisiones en mayorías orgánicas con muchísima menos representación institucional y muchísimo menos número de votos que la que representan quienes han planteado el conflicto. No se puede encontrar una salida sembrando bulos (yo entiendo bastante de esto puesto que lo he vivido en mis carnes) o generando inestabilidades. No se puede dar la espalda a lo que plantea el 80% de los cargos orgánicos o públicos de Gran Canaria. No se puede sustituir el debate político por lealtades personales.
Por parte del sector crítico no se deben plantear alternativas de la mano de la improvisación y la precipitación al comprobar que las vías del diálogo se agotan. Sin estrategias, con ambigüedades ante futuros pactos. Una huida hacia adelante para luego ver qué va a pasar es de una fragilidad peligrosa. El pragmatismo no puede sustituir a una determinación ideológica clara.
Reconozco que se ha perdido demasiado tiempo para alcanzar un acuerdo que considero factible y posible. Pero nunca es tarde si el objetivo lo merece. En el nacionalismo progresista no puede sobrar nadie. Estoy convencido de que la mayoría de nuestra sociedad, incluso de quienes no nos votaron, reconoce que un nacionalismo como el de NC es necesario para defender derechos fundamentales de nuestra gente. Es inexcusable responder a esa demanda. En la responsabilidad de todas y de todos está. Insisto: el auge de los totalitarismos, la antidemocracia, el iliberalismo, la ultraderecha, los neofascismos, el negacionismo climático o el desprecio a la realidad de Canarias aumenta la urgencia de buscar un acuerdo. Es una obligación histórica.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.